Madrid

La máquina de la economía alemana asegura que necesita un millón de empleados. Su potente crecimiento, en combinación con una población que envejece, explican la necesidad de savia nueva. Sin embargo, los expertos en recursos humanos avisan que gran parte de esos trabajos son fantasmas.

El Instituto para la Investigación del Mercado Laboral y el Empleo (IAB) de Alemania computó entre abril y junio 985 mil vacantes laborales. Se necesitan profesores (hasta 45 mil), doctores, ingenieros, camareros o cuidadores de ancianos.

No es la primera vez que Alemania pide mano de obra, pero la cifra supera en 10% a la de 2015. La noticia es la envidia de una Europa que, sobre todo en su mitad sur, continúa en crisis.

Este año España aspira a bajar de 20% de paro, mientras que en Italia y Grecia 35% de los jóvenes no encuentran empleo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Muchos conocedores del sistema alemán recelan de estos anuncios. Sébastien Sanz es un francés directivo en una empresa de recursos humanos que en España fundó el portal trabajar-en-alemania.es. “Lo abrimos en 2012, cuando [Angela] Merkel anunció que necesitaban miles de trabajadores”, cuenta.

Ahora se felicita porque su empresa tenga más divisiones que le permiten mantenerse. Tras muchos esfuerzos y currículums recibidos, hace dos años asumió que el puente laboral España-Alemania no funcionará nunca, y la llegada de los refugiados sirios dificulta más que sean absorbidos otros extranjeros.

“Alemania no es El Dorado. Muchos inmigrantes de estos últimos cinco años, portugueses, italianos, griegos o españoles, están en paro allí”, señala Sanz. En su página de Facebook, numerosos españoles que viven en Alemania han reaccionado a las estadísticas de la IAB. Las opiniones coinciden. “Esas cifras son un bulo, marketing para la economía del país”, dice.

En su opinión, la necesidad de empleos se debe al envejecimiento de la población más que al crecimiento: “La economía sube, pero no a ese ritmo. El problema es que la baja natalidad no permite reponer la gente que se vaya jubilando. Cuando Alemania habla de tantas vacantes, no menciona que es una previsión para los próximos 20 años, no actual”.

Por eso en el país hay miles de plazas de formación sin cubrir. Su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, asegura que “Alemania necesita aprendices”, jóvenes que aliviarían el paro en el sur de Europa. Pero estos ciclos de formación requieren tres años y no se asegura un contrato al finalizar. Son riesgos altos para un extranjero.

Vicente Milán, director de TTA-Personal, difiere de estas visiones negativas, pero rebaja las expectativas: “La demanda es estable, aunque menor de lo que se anuncia. Nosotros movemos entre 100 y 200 personas al año a Alemania, pero no todos los candidatos extranjeros son contratados, a pesar de que su perfil sea bueno”.

Según Milán, los españoles llegan con mucha formación y esperan encontrar un puesto bien pagado en una compañía grande. “Pero Alemania no funciona así. Es dura. Las empresas piden mucho. Por ejemplo, un ingeniero deberá empezar en una compañía mediana, en una ciudad pequeña y con un sueldo modesto para ganar experiencia y, a los tres años, pasar a un puesto mejor”, explica.

Convalidar los títulos es complejo, y el idioma también, pero Milán considera a Alemania una puerta abierta para quien sepa usarla. “Puede que entre los españoles veamos desencanto, pero hay mucho empuje latino. Colocamos en Alemania a gente de México, y pensamos expandir nuestro negocio a Colombia, sobre todo por los candidatos de enfermería”, dice.

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