El 19 de septiembre de 1985, la capital del país colapsó en tan sólo 120 segundos a causa de un terremoto de 8.2 grados en la escala de Richter.
Se desploma el celebre Hotel Regis, una de las escenas que más se recuerda sobre ese día y que representa el final de una época de esplendor sobre todo del primer cuadro de la capital mexicana, que fue sepultada bajo los escombros.
“Pedaleé de aquí a allá durante ocho o nueve horas. De San Cosme a la Juárez, de la Juárez a la Roma, de la Roma al Centro, del Centro a Coyuya, de Coyuya a la Anzures. No voy a decir nada de eso. Pero hubo un momento en el que no supe dónde estaba, porque todos los referentes cotidianos habían desaparecido. Volví a mi casa en San Cosme, sirenas, tráfico, olor a gas. Pasaban de las nueve de la noche. En Reforma, parado en una esquina, estaba Octavio Paz. Pasé como una ráfaga, pero no he olvidado sus ojos. Me explicaron todo. Ahí estaba la tragedia, la muerte, el horror”. Fragmento de: “1985. El sismo que se llevó una ciudad”, de Héctor de Mauleón