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La Calzada de los Misterios recibe su nombre de las 15 ermitas dedicadas a los Misterios del Rosario que fueron construidos durante la época colonial, conecta a la Basílica de Guadalupe con el Paseo de la Reforma.
Levantada desde los tiempos prehispánicos la antigua calzada del Tepeyac, también llamada Camino de Guadalupe o Calzada de Piedra, fue ampliada y reparada tras la aparición de la Virgen de Guadalupe.
Ésta fue una de las tres grandes calzadas que atravesaron al entonces Lago de Texcoco para unir a la capital mexica, con lo que en su momento fueron considerados como poblados de tierra firme como el Tepeayacac, así como de separar las aguas dulces de las saladas.
En 1675, el Doctor Isidro Sariñana, canónigo de la Catedral de México y Prefecto de la Congregación de Nuestra Señora de Guadalupe, sugirió la creación de quince ermitas dedicadas a los Misterios del Rosario. El primer “misterio” fue erigido en 1676 por el arquitecto Cristóbal de Medina con el apoyo económico del Padre Juan de Zepeda. Dicha escultura serviría de referente en tamaño y forma a las demás.
En poco tiempo, con la ayuda de las limosnas de los fieles, se completó la anhelada obra a lo largo de esta importante vía, transformándose en una de las calzadas más bellas e importantes de las que se tengan registro: la Calzada de los Misterios.
En la actualidad, estas famosas esculturas se encuentran en mal estado y en su mayoría, grafiteadas.