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Para determinar las condiciones del suelo y agua con que se obtiene la producción agrícola de la Ciudad de México, la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec) cuenta con un laboratorio móvil.

Desde septiembre de 2015 a la fecha, la dependencia ha destinado más de 300 mil pesos para la operación del Laboratorio Móvil de Análisis de Suelo, Agua y Composta, el cual tiene el objetivo de “promover la agricultura sustentable a través de la identificación de las características fisicoquímicas de suelo y agua de uso agrícola”.

La Sederec precisó que en el último año se realizaron 193 tomas de muestra, de las cuales 182 corresponden a porciones de suelo, nueve de agua y dos de composta; en una extensión de más de 175 hectáreas cultivables.

Destacó que el servicio se ofrece de manera gratuita a los productores, entre ellos los dedicados al cultivo de avena, flores de ornato, fresa, maíz, nopal y romero, entre otros.

Resultados. La secretaria de Desarrollo Rural, Rosa Icela Rodríguez, indicó que los muestreos se han realizado en las zonas agrícolas de Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan, Milpa Alta y Magdalena Contreras.

En Xochimilco los muestreos se hicieron en los pueblos de Santiago Tulyehualco, San Luis Tlaxialtemalco, San Gregorio Atlapulco, San Mateo Xalpa, San Francisco Tlalnepantla, San Andrés Ahuayucan, Santa Cecilia y San Lorenzo Atemoya.

Mientras que el 15% fueron en Tlalpan y Tláhuac; en tanto que el 13% se efectuó en Milpa Alta y 1% en Magdalena Contreras.

La funcionaria detalló que como parte de los análisis se identificaron en algunos casos deficiencias en el suelo, provocadas por el uso excesivo de fertilizantes inorgánicos, lo cual afecta la tierra para los cultivos.

Enfatizó que con el crecimiento de las ciudades se ha ocasionado un fuerte deterioro de la salud e integridad de los ecosistemas, disminuyendo su posibilidad de ofrecer servicios ambientales y alimentos.

Según la Sederec, los análisis del laboratorio móvil han permitido implementar acciones para el uso racional de fertilizantes biológicos y orgánicos, buscando evitar el empleo de insumos de origen sintético, que ayude a minimizar los riesgos de desertificación y erosión.

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