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Chicahuaxtla.— “Hay gente que se le avisó y no quiso salir [de sus casas]”, recordó con tristeza Luis Picazo Tlacomulco, presidente auxiliar de Chicahuaxtla, municipio de Tlaola, una de las comunidades más afectadas en Puebla por la tormenta tropical Earl.

Para este pueblo de 3 mil 700 habitantes en la Sierra Norte del estado, la tormenta del sábado será inolvidable.

En unas horas cayó la lluvia de un mes y fallecieron tres personas: Manuel González, médico de la comunidad; Manuel Rosado, de 61 años, y María Candelaria Vázquez, de 49; además, hay alrededor de 700 damnificados y 244 casas inhabitables, 170 eran de tablas de madera, contaron elementos de la Policía Federal, quienes ayudaron a remover y limpiar las calles.

Muchos no quisieron dejar lo poco que tenían. “Dijeron que no iba a pasar nada porque aquí siempre ha llovido, la gente ya sabe, ya se estaba preparando, este pueblo tiene más de 200 años. No hubo aviso de las autoridades, unos voluntarios andaban diciendo: ‘Sálganse, sálganse’. Y no se quisieron salir porque la gente... no sé qué piensa, no quiere dejar sus pertenencias, tiene miedo que le roben, pero salió lo mismo, se perdió todo”, lamentó Picazo.

Muchas personas están preocupadas porque no tienen cómo comprobar que tenían casa, se salieron con lo que llevaban puesto y el torrente se llevó paredes, documentos, celulares, fotos, animales de granja y dinero.

“Se está repartiendo el apoyo; las vocales están embolsado los artículos para repartir a toda la gente. Ya vinieron los de Sedatu, van a mandar a reparar las viviendas que se puedan reparar, y las que no, se van a destruir, depende de Protección Civil.

“Algunas personas no tienen cómo comprobar que ahí estaba su casa, a ellos les estamos dando una constancia donde se habla que ese terreno es de él”, aseguró el presidente auxiliar.

Quienes viven en esa región son campesinos, el nivel de estudios promedio es quinto año de primaria y varias personas sólo hablan náhuatl.

“No querían salir de sus casas; lo perdieron todo”
“No querían salir de sus casas; lo perdieron todo”

Pueblos ayudan a damnificados. Aunque el apoyo federal y estatal ha llegado poco a poco, en este momento se reparten despensas, cobijas y hay varios albergues, hay pobladores que desconfían de las autoridades.

“Quiero que den la ayuda a quien realmente lo necesita, ya son como tres o cuatro veces las que me van apuntando para vivienda, ya tiene 16 años que estoy viviendo ahí donde tenía mi casita [en la calle Emiliano Zapata], ya se cayó, hasta habían ido a sacar fotos, pero se lo dan a la gente que está más allegada al municipio, a los regidores. ¿Qué tal si otra vez no llega?”, advirtió Margarita Torres Díaz.

Vecinos de las comunidades cercanas, como Tenango de las Flores, Necaxa, Cuacuila y la cabecera municipal de Huauchinango, se organizaron para preparar comida caliente y recolectar ropa. Todos los días han ido en camionetas Pick Up a las zonas afectadas para ayudar porque están conscientes de que otro día ellos son quienes pueden necesitar el apoyo.

“Allá en Cuacuila, todos cooperan. Trajimos ropa y cobijas, al otro día trajimos lunch, nosotros mismos venimos a repartir también pañales, jabón, leche. La gente está triste, dicen que no les reparten bien las cosas [del gobierno]. Por eso vinimos, preparamos y repartimos”, dijo Marina Domínguez, en la plaza principal de Chicahuaxtla.

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