Paracho

La expansión de productos de manufactura china, la fabricación en serie y la delincuencia organizada han puesto en riesgo la fabricación artesanal de las guitarras del municipio de Paracho, instrumentos reconocidos entre los mejores del mundo. Estos factores las han llevado a estar actualmente en peligro de extinción, pues los lauderos de la región han visto severamente afectada la producción a mano y venta de la “dama de maderas finas”.

Tras aprender el arte de la elaboración de instrumentos de cuerdas, los fabricantes de origen chino lo reprodujeron con técnicas estéticas mejoradas, pero sin la calidad sonora de las mexicanas, y a precios extremadamente bajos; incluso se asociaron con habitantes de la misma región para producirlas en serie.

Actualmente hay comercios dentro del mismo pueblo que ofertan la guitarra china, como lo constató EL UNIVERSAL durante un recorrido realizado en ese municipio ubicado a 132 kilómetros de la ciudad de Morelia.

“Al ya no ser costeable la fabricación de la guitarra artesanal, se pierde el arte que le da su sello de garantía y la sonoridad deseada. Eso es muy importante para mantener la calidad y el prestigio que Paracho se ha ganado”, señaló un reconocido laudero de la región.

José Alfredo Amezcua Gómez pertenece a la cuarta generación de una de las familias iniciadoras del arte y técnica original de la laudería. El artesano lamentó que cada vez sea más complicado para ellos la elaboración a mano por la competencia desleal de la guitarra asiática que ha inundado al mundo, y en especial a México.

José Alfredo heredó la técnica de su padre, Gerónimo Amezcua Reyes, quien es reconocido por formar escuelas de lauderos y perfeccionar la guitarra clásica con la que innovó el sonido para abrir el mercado a un instrumento más fino: la guitarra de concierto.

Para el menor de cuatro hermanos lauderos, las autoridades son una de las responsables de los problemas que enfrentan luego de que se abriera el mercado de manera desordenada.

“Influyó mucho el Tratado del Libre Comercio, pues antes de abrir las puertas al mercado internacional el gobierno debió estar preparado para que se pudiera competir ante esos precios tan bajos de la guitarra china, porque las personas que desconocen se van por el precio, no por la calidad”, argumentó.

“El cliente nacional ya tampoco viene. En los años 80 no nos dábamos abasto; no había las fábricas que hay hoy en día y eso propiciaba que el trabajo fuera más abundante y de mucha calidad. Ahora es al revés, hay más talleres, más fábricas y cada vez menos demanda”, enfatizó Amezcua Gómez.

José Alfredo hizo una reflexión más: “Se está perdiendo la tradición de los que nos dedicamos a este arte de la guitarra artesanal. Muchos artesanos al ver que no es costeable optan por abandonar la laudería y dedicarse a otras cosas”.

Tradición en peligro

En el mismo tono se pronunció Gerardo Escobedo Hernández, maestro artesano perteneciente a la tercera generación de otra prominente familia de lauderos. Su abuelo materno hacía violines y el paterno, guitarras.

La tradición de fabricar artesanalmente instrumentos de cuerdas se ha mantenido por al menos 70 años en esta familia, hábito que ya sólo dos integrantes de la cuarta generación continúan.

Escobedo Hernández dijo, al igual que el resto de lauderos en Paracho, que el producto chino y la industrialización de la guitarra han puesto en riesgo la tradición en la mano de obra.

“En materia de acústica, la guitarra china no funciona y tampoco es muy atractiva visualmente, pues además de que se despega, tiene partes de cartón en lugar de madera, pero es muy barata y eso sí nos ha afectado mucho, sobre todo en la ciudad de México, que es donde teníamos más mercado precisamente porque la guitarra de fábrica y la china ya acapararon ese sector”, dijo.

Con la llegada de la guitarra china las ventas de Gerardo y su familia han disminuido hasta en un 50% en los últimos años y, por consecuencia, la producción también al no haber tanta demanda.

Anteriormente, recordó, llevaban hasta 60 guitarras al Distrito Federal en la temporada de diciembre y todas las vendían muy rápido, pero ahora sólo llevan 20 “y apenas salen”.

“Lamentablemente la gente del pueblo prefiere irse a Estados Unidos o dedicarse a otra cosa por la misma situación que generó esa competencia de instrumentos chinos y también por la inseguridad que disminuyó el turismo hasta en un 80% en los últimos años”, agregó el artesano.

Frente a este panorama, el joven laudero ha hecho de internet una herramienta más para la comercialización de las guitarras que manufactura junto a su familia como una opción adicional ante la falta de visitantes y compradores a los que les da temor visitar Paracho por la ola de inseguridad que azota Michoacán.

Gerardo ahora oferta por la red sus instrumentos artesanales y los exporta a Canadá, Bélgica, Estados Unidos y Colombia.Sus ventas son principalmente guitarras de concierto para reconocidas tiendas de instrumentos musicales.

Chinos aprenden técnica

Hace una década comenzaron a arribar a Paracho grupos de jóvenes asiáticos que por dos o tres meses pagaban a los artesanos —mínimas cantidades— para aprender la técnica de fabricación a mano de los instrumentos., llevarla a su país y después regresar ya con sus productos maquilados a México.

Esa capacitación, causada en mucho por la necesidad económica de los pobladores de Paracho, le abrió las puertas a la construcción de la guitarra china y a la fabricación en serie del instrumento.

La expansión inesperada del producto asiático y su intromisión en algunos de los talleres artesanales obligó a un grupo de familias parachenses a competirles con mayor número de guitarras con la fabricación en serie de los instrumentos mexicanos, no obstante, el precio de los chinos sigue siendo más bajo.

Antonio Monroy Ramírez, propietario y administrador de la empresa La Española ha sido fabricante en serie de las guitarras de Paracho y aliado de los artesanos para inhibir la competencia desleal asiática.

Sin embargo, la expansión de la guitarra china provocó que Monroy ya no exporte más su producto a Puerto Rico, Estados Unidos y Chile, como hasta hace una década lo hacía.

Perdió la venta de más de mil guitarras anuales a cada país y tuvo que recotar personal.

Pese a los escenarios de descontento y pocas ventas, le da trabajo a 60 habitantes de la región, aunque advierte que el instrumento chino hace una competencia desleal y pone en riesgo de extinción a la guitarra de Paracho.

Es por eso que tanto Gerardo y don Alfredo, así como los demás artesanos guitarreros, piden a las autoridades que hagan una buena campaña de promoción y que generen las condiciones para que regrese el turismo acompañado de la reactivación comercial.

Cifras inequitativas

En cuanto al trabajo artesanal, la guitarra popular es la más sencilla de fabricar. La elaboración de cuatro piezas de este tipo le lleva a los lauderos aproximadamente dos meses.

El costo aproximado al público de una guitarra de Paracho es de mil 500 a 2 mil 500 pesos. En contraste, una guitarra china cuesta únicamente 200 pesos.

Para la elaboración de la guitarra clásica (la más popular) los artesanos invierten alrededor de seis meses de trabajo por cada una debido a la forma especial de tratar la madera, el secado y el toque final.

Hay guitarras para concierto que cuestan desde 10 mil y hasta 60 mil pesos. En este último caso la fabricación le puede llevar a un artesano desde un año hasta año y medio.

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