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En 1999 Martín Hernández pensó que con su trabajo de sonido en el filme Amores perros estaba destrozando la carrera de su amigo Alejandro González Iñárritu.

Ambos tenían una amistad de años, desde la estación WFM, que revolucionaron a mediados de los 80, y también se encontraban en el mundo publicitario. Pero el cine les había guiñado el ojo y habían sucumbido.

“Entramos con mucha inconsciencia, ignorancia y arrogancia, aprendiendo a la mala.

“Pensé que estábamos echando a perder la película de un amigo y su carrera; sin experiencia estábamos haciendo las cosas de manera equivocada, teníamos cierta práctica en comerciales, pensamos que era similar y nada que ver”, recuerda Hernández.

Y se acabaron el presupuesto destinado para diseño de sonido, tratando de hacerlo. “Lo pudimos salvar (el audio) en unos cuantos días, bueno, más o menos, pero la película es tan buena, que aguanta cualquier trabajo de sonido”, bromea.

Desde entonces, Martín es uno de los especialistas de la rama más socorridos en el medio.

Este domingo buscará el Oscar en la terna técnica por su trabajo en Birdman, dirigida también por 'El Negro' Iñárritu, su amigo.

Abandonó la carrera de Comunicación en la Universidad Iberoamericana para dedicarse a un área que no tenía preciasamente en mente.

Dicen que hicieron trabajar mucho a Michael Keaton en la grabación de su voz como la conciencia de Birdman...

Sí, pero era más por 'El Negro', quien definitivamente como director quería darle más vuelta al tema.

Cuando regresó a grabar descubrimos que era otro personaje que no habían descubierto ni Michael, ni 'El Negro'; era obviamente su alter ego juzgándolo, pero era ver cómo actuaba, qué tan duro e irónico; el proceso duraba cuatro o cinco horas.

¿Cuál fue la escena más difícil de hacer en Birdman?

Más o menos desde el final del logotipo de Fox Searchlight y hasta el final de los títulos, de los créditos (risas).

¿Extrañas algo de tu etapa en la estación de radio WFM?

Nada, y menos ahora que regresé a radio; nunca pensé que tuviera una deuda por saldar, aunque sí algunas cosas por explorar.

De lo que recuerdo de esa época es que había mucho trabajo y nos la pasábamos comiendo todo el tiempo porque si no, nos dormíamos ¡éramos muy jóvenes y es cuando lo puedes hacer!

¿Estudiabas?

Sí, comunicación, pero la dejé, creo en el sexto semestre.

¿Valió la pena?

No lo sé, las cosas siempre terminan valiendo la pena o no; tampoco puedo visitar el futuro, no puedo saber qué habría pasado si tomo cierto camino, pero si me preguntas si ahora vale la pena pararme a las cuatro de la mañana para llegar a radio, la respuesta es sí.

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