Estando en marcha la segunda mitad del periodo de campañas rumbo a la Presidencia de la República, es preocupante que un tema de trascendencia y urgencia nacional como la conservación del medio ambiente, sometido hoy más que nunca a un creciente deterioro producto de las actividades humanas, destaque por su total ausencia en los discursos de los aspirantes a la primera magistratura de la nación.

De manera insólita, este asunto pareciera no existir en la esfera de quienes aspiran a gobernar nuestro país, no obstante ser hoy por hoy, sin más, un tema de seguridad nacional equiparable al de la economía, el empleo o la propia seguridad.

Siendo México una de las naciones del mundo más ricas en biodiversidad y ecosistemas, y que cuenta con gran cantidad de especies endémicas, algunas de ellas en peligro de extinción —como la Vaquita Marina, circunstancia vergonzante para México—, no se entiende la ausencia de propuestas para atender este asunto que, de continuar como hasta ahora, pronto se tornará en emergencia.

¿Cómo contrarrestar el deterioro de mares, bosques y selvas a lo largo y ancho del territorio nacional? y, a su vez, ¿por dónde empezar para contar con un plan de transición paulatina hacia el uso de tecnologías verdes con miras, idealmente, a llegar a ser una nación cien por ciento sustentable, algo que tendría que involucrar desde luego a todos los sectores productivos del campo, las costas y las ciudades, a los centros de investigación y a todo el conjunto de la sociedad?

Ésta es una “revolución” que, tarde o temprano, deberán llevar a cabo todas las naciones, pero naturalmente quienes lleven la delantera gozarán de una mayor calidad de vida para sus poblaciones, por el simple hecho de que conservarán mayormente sus recursos naturales.

Para Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, en México tenemos que seguir trabajando en el manejo y cuidado de todos los ecosistemas naturales y sus especies. En este sentido, hay mecanismos que están funcionando, como las áreas protegidas, las leyes para proteger especies en peligro, el combate al tráfico y a incendios, entre otros, pero se deben reforzar. En el fondo el problema fundamental que enfrenta la humanidad es el acelerado crecimiento de la población humana, el mundo no cuenta con recursos ilimitados para abastecer a los 250 mil nuevos humanos que nacen cada día o un millón cada 4 días, es insostenible.

La falta de recursos puede llevar a conflictos severos que pueden evitarse invirtiendo en el ambiente y buscando los mecanismos para que la sociedad se beneficie de cuidar nuestra riqueza natural. Debemos tener claro que es imposible mantener el bienestar social del país si no cuidamos del ambiente: sin especies silvestres no habrá agua, sin bosques y selvas no puede mantenerse el clima, con mares contaminados no hay productividad. En suma, un tema de seguridad nacional.

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