En mi artículo anterior señalé que los estudiantes mexicanos, además de aprender muy poco, terminan la educación obligatoria con diferencias abismales en sus aprendizajes. El sistema educativo mexicano funciona de tal manera que los alumnos con mayores ventajas socioeconómicas asisten a las escuelas con mejores condiciones escolares, y viceversa; ecuación que hace que las ventajas y desventajas sociales y escolares se multipliquen, dando como resultado una distribución muy inequitativa en los aprendizajes de los estudiantes .

Si bien las condiciones socioeconómicas y escolares sirven para explicar las diferencias educativas al interior de una nación, no son del todo suficientes para explicar las diferencias de los aprendizajes entre distintos países. Por ejemplo, el estudio de PISA (2015) muestra que, aunque los países más ricos obtienen los mejores resultados, existen sus grandes excepciones. Este es el caso de Vietnam que, siendo un país mucho más pobre que México, obtiene puntuaciones en Matemáticas, Lectura y Ciencias superiores a las de muchos países, cuyas condiciones socioeconómicas son muy superiores.

Vietnam es uno de los países con peores condiciones socioeconómicas entre los países participantes en PISA. De acuerdo con el Banco Mundial (2017) su producto interno bruto (PIB) per cápita es de 2 mil 185 dólares, mientras que el de México es de 8 mil 201 dólares. Es decir, nuestro país es casi tres veces más rico que el pequeño país asiático y, a su vez, cuatro veces más pobre en la adquisición de aprendizajes.

Entonces, ¿por qué Vietnam obtiene mejores resultados educativos que México? Habiendo descartado las condiciones socioeconómicas de los estudiantes, la única explicación posible radica en las características de su sistema educativo y en el valor que la sociedad vietnamita la da a la educación. Andreas Schleicher, coordinador de PISA, comenta que ningún país del mundo ha mostrado tener una determinación y disposición para mirar el futuro como Vietnam, lo que se ha traducido en: 1) alta inversión en educación, que llegó a 21% del gasto público en 2010, 2) plan de estudios que se centra en lograr que los estudiantes adquieran conocimientos más profundos de los conocimientos claves y un mayor dominio de las habilidades básicas, 3) mayor rigor académico en las aulas, en las que los docentes desafían a sus estudiantes con problemas y preguntas difíciles y 4) mayor énfasis en la formación y capacitación de los docentes, junto con una gran autonomía profesional, orientada a que los profesores sean capaces de crear buenos ambientes de aprendizaje, fomentar la disciplina en el aula y a construir actitudes positivas de los estudiantes hacia la educación.

Otros especialistas atribuyen el éxito de Vietnam a las siguientes características: 1) un sistema educativo centralizado, tanto en decisiones relacionadas con los maestros, como con los procesos de monitoreo y evaluación, pero al mismo tiempo una gran autonomía de las escuelas para fijar sus planes de estudios y exámenes propios, 2) los centros escolares realizan una gran cantidad de actividades extracurriculares para mejorar el aprendizaje de sus alumnos, pero las actividades complementarias de aprendizaje (cerca de 17 horas a la semana) también se dan en el ámbito personal o familiar, 3) los padres tienen grandes expectativas sobre la educación de sus hijos, por lo que la mayoría ejerce presión a las escuelas para que mejoren los aprendizajes de sus hijos, 4) los estudiantes también se preocupan por su educación y valoran altamente el dominio de las matemáticas y 5) la sociedad, en general, valora y respeta altamente a los profesores y le da mucho valor a la educación, al trabajo y al esfuerzo de las personas.

El caso de Vietnam le enseña una gran lección a México: que en educación es posible revertir los efectos negativos de los escasos recursos económicos si se dan las condiciones adecuadas para lograrlo. El Sistema Educativo Nacional, con el apoyo de la sociedad, puede aspirar a tener mejores resultados de aprendizaje independientemente del nivel socioeconómico de sus habitantes. Pero ello requiere de una gran determinación e inteligencia social, que no siempre tenemos.

Consejero del Instituto Nacional
para la Evaluación de la Educación

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