Desde la década pasada Luis González Zarazúa, historiador del arte y profesor universitario, explora, diseña, programa, recrea y ensambla en el universo virtual -la vida que está en otra parte-, una herramienta del futuro inmediato para la enseñanza, difusión y experimentación de las artes, la cultura y la sociedad del México de antaño, y alternativa animada e interactiva a museos, aulas y aun las calles.

A partir de tecnología que alguna vez fue ciencia ficción en películas como Tron (1982) o novelas como Snow Crash (1992), el académico de las universidades Iberoamericana y Panamericana concibió y simuló por computadora un virreinato virtual, en el que recreó la Casa Colorada de Coyoacán, el Fuerte de San Juan de Ulúa, en Veracruz, y edificios de la ciudad de México novohispana. Y montó exposiciones virtuales de pintura barroca solo o en colaboración con profesores y alumnos que aplicaron conocimientos en museografía, curaduría o aficiones literarias, musicales o gastronómicas.

Su virreinato en las utopías digitales o grids (término acuñado en Tron) costeado con sus recursos ofrece una experiencia interactiva con avatares (término de Snow Crash) que representan personajes novohispanos, quienes como en un videojuego acaparan los sentidos del internauta para mirar modelos tridimensionales de un edificio o habitación, recorrer calles, ver pintura y escultura, escuchar música renacentista in situ, leer libros de época en bibliotecas coloniales a través de ligas, o conversar en vivo con sus habitantes.

“En lugar de ir caminando en un museo como por una cadena donde cada eslabón es un dato duro y pasas de un dato a otro con la esperanza de que después de 50 ya tengas una mejor idea de la época, en mis modelos la información es experiencia; los datos duros no son aparentes, lo que es aparente es la experiencia de tocar, recorrer, jugar en el lugar, escuchar”, comenta González Zarazúa, quien trabajó por dos décadas en museos como el Franz Mayer, Nacional de Arte y San Ildefonso, en museografía y elaboración de catálogos y materiales didácticos.

El grid en el que debutó González Zarazúa en 2009 fue Second Life, sitio controlado por quien se hace llamar 'Governor Linden', que después de un tiempo descubrió las posibilidades comerciales de las utopías digitales y que acuñó su propia moneda, el linden, para transacciones financieras reales.

El historiador de arte pronto se hartó del capitalismo y “la corrupción” en Second Life y junto con otros se incorporó a Open Sim y a diversos servidores hasta que halló su actual plataforma: 3r Rock Grid. En su primera incursión en el metaverso (otro término de la novela ciberpunk de Neal Stephenson, para hablar sobre la realidad virtual) González Zarazúa se dedicó a la recreación digital de la Casa Colorada en 2009, para la cual hizo el levantamiento de datos en la edificación en Coyoacán.

“Comencé a ensamblarlo simplemente por curiosidad, por recreación, por ver si podía dar para material de clases, ver qué salidas educativas tenía”, explica el profesor de Creatividad Digital y de Arte Mexicano y Ruso en la Iberoamericana, y de Psicología enfocada a la percepción en la Panamericana. Durante esa experiencia encontró en el ciberespacio que había una Corte española virtual cuyos miembros le propusieron montar una exposición en Palacio Real o Museo del Prado, también virtual.

“Me ilusionó la idea de hacer una exposición de arte virreinal mexicano, que fuera presentado en la Corte española. La exposición se llamó Visiones de santidad en tierras de Indias, sobre todas las imágenes de los santos que hacían los indígenas a partir de concha de plumaria. Una muestra de las técnicas indígenas para honrar santos españoles, que fue un éxito en el Museo del Prado de la Corte real virtual. Subió 200% el tránsito de visitantes a su sitio. Estaban muy contentos”, refiere.

“Esa primera exposición (virtual) fue el inicio de darme cuenta que se podían hacer cosas culturales en un grid, que podía uno acercarse a obras o estructuras que ya no existían”, agrega el historiador de arte, quien ve su iniciativa no sólo como una herramienta de difusión de la cultura, sino para fomentar el orgullo de ser mexicanos.

Pone de ejemplo el Retablo del Perdón del siglo XVI en la Catedral Metropolitana, con la pintura de época La Virgen del Perdón, de Simón de Pereyns, destruida en un incendio en 1967.

“Había fotos viejísimas en blanco y negro y en color. Con ellas hice la reconstrucción, recree la pieza (La Virgen del Perdón) como debió ser en su época original”, explica. Detalla que aunque las cédulas en la exposición virtual eran pequeñas, si se tocaban se expandían y había vínculos para una mayor explicación.

“Si te bastaba con saber que era arte plumario y que ése era un santo, pues ya estuvo. Pero si querías saber de dónde viene el arte plumario, pues la información se expandía. Qué hizo ese santo, qué fue de su vida, patrono de qué es... Cada uno de los vínculos se abría más y más y más. La idea era ir de la experiencia sin datos duros, de la pura vivencia de pasar por ahí, al dato tan duro como quisieras”, dice.

Otros espacios

Aunque González Zarazúa ya no continuó con la Casa Colorada, mantuvo su proyecto del virreinato virtual y comenzó con la recreación del Veracruz novohispano ya como un lugar de visita, con avatares que incorporaban ropa y calzado de época -basados en fuentes como el estudio de Manuel Toussaint, Pintura Colonial en México- o buscaban adaptar su español o modales a aquellos de la Colonia.

Consiguió planos reales, se asesoró con expertos, pero aun así comprendió qué difícil era generar una réplica y pretender exactitud cuando hay vacíos de información y opiniones expertas confrontadas. No obstante, a la postre encontró una salida para dar una visión global del arte, arquitectura, cultura y sociedad de la Nueva España -que en su versión virtual quedó congelada en el año 1783-, enmarcados en el periodo del barroco mexicano.

“De alguna extraña manera el virreinato transitó a una especie de parque de diversiones con el tema de la Nueva España. Había una serie de cosas que no podían estar en la misma zona, aunque sí pertenecían a la misma época y eran interesantes para explicar el periodo. La capilla de San Antonio de Padua, en Coyoacán, aparecía a unas cuadras de San Juan de Ulúa, en Veracruz... Cosas que no tenían por qué estar juntas, pero que a la gente les gustaba visitar. Eso pasó a ser una excusa para ir armando un collage de lo barroco, para poder explicar en muy poquito espacio una época”, explica.

De ahí pasó a la recreación del actual Centro Histórico en la Colonia, que incluyó el Palacio Virreinal, El Caballito, el mercado de El Parián, las Casas de Cabildo y la Acequia Real. Proyectó incorporar la Catedral, el Sagrario, la casa de Cortés, los Portales de Mercaderes y la antigua universidad, sin concretar el plan por el costo económico de mantener la virtual ciudad novohispana en Internet. Tuvo que retirar su México novohispano de la red por falta de presupuesto para rentar el espacio. Aunque entre sus planes virtuales estaban el México de los muralistas, el de Maximiliano, el del Porfiriato.

Recientemente, se abocó a programar y ensamblar una edificación de la cual no hay planos y que sólo permaneció en pie unos 20 años, las Atarazanas de Hernán Cortés, el embarcadero fortaleza que el conquistador ubicó al este de la ciudad, de cara al Lago de Texcoco, en espera de un levantamiento indígena. La reconstrucción virtual se basó en el libro Arquitectura y Urbanismo Militar en Iberoamérica, publicado en 2014 por el INAH y la UAM, en el que participó su padre, el arquitecto Carlos González Lobo.

Entre otros colaboradores González Zarazúa menciona al historiador Alberto Peralta y a su alumna de la Iberoamericana, Montserrat Abaroa Quinzaños, y profesores de Arte y Diseño de esta institución.

“Decía a mis alumnos: consíganse cuadros de esa época que sean representativos de un tema. Ilustren un tema. El objetivo era arrastrar su participación hacia lo académico, que fuera revisada en la escuela, que hubiera una curaduría, una explicación de cómo evoluciona un proceso, una reflexión, hacer historia del arte”, expone.

Así en las paredes de los edificios de su virreinato virtual cuelgan cuadros con temas como pintura picaresca novohispana, retratos de nobles, santos de España, bajo la curaduría de alumnos de González Zarazúa, quien además de su trayectoria en museos mexicanos -de los que salió desencantado y preguntándose para qué sirven y si cumplen con su función- llevó al cómic o a la animación digital la vida de Siqueiros, la Odisea y algunos de los antiguos códices mexicanos.

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