"Eraclio (Zepeda) quería sin duda vivir unos año más, pero se preparó para la muerte. Meses antes andaba muy preocupado porque no encontraba su testamento. En agosto compró una cripta en el viejo panteón de Tuxtla con el lote 12-05, me la quiso enseñar y yo respondí con las palabras: ‘mañana es un día largo, mañana lo veo,  pero el día no fue tan largo como yo esperaba’", afirmó ayer la poeta y viuda del literato, Elva Macías, durante el homenaje "Vivir de la palabra", que se le ofreció al narrador oral en el Palacio de Bellas Artes.

Entre risas, aplausos, anécdotas y lágrimas fue recordado el juglar chiapaneco, que dejó este mundo el 17 de septiembre a las 2:15 am a causa de una enfermedad pulmonar. “El destino nos reunió muy jóvenes y nos hizo crecer juntos en viajes llenos de sorpresas, aprendizajes y nuevas amistades”, expresó Macías.

El homenaje inició con la proyección de un video compuesto por fotografías de Zepeda que iban acompañadas de un audio del relato “El enfrascador de almas”, en voz del novelista chiapaneco. “Sugerí que este homenaje se iniciara con un relato de Eraclio porque ya no volveremos a escuchar nuevas historias orales como ésta, que improvisó al micrófono para uno de sus discos”, comento su viuda.

Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua y amigo de Zepeda, rompió en llanto. Sus palabras se ahogaban en lo recuerdos, el silencio se hacía presente al recordar a su amigo como “un hombre con vitalidad sin límites, un hombre lleno de alegría. Tenía la sonrisa a flor de piel y era exuberante como la selva”. En seguida Macías lo abrazó, entendiendo su dolor, ambos compartían la reciente pérdida de un ser querido.

Labastida daba testimonio de la amistad fraternal que lo unió a lo largo de 60 años con “Laco”, como llamaban a Eraclio Zepeda sus amigos. “¿Cómo es posible que haya muerto Eraclio?, me pregunté. Podremos morir todos, pero él no, él es la vida”, afirmó Labastida.

Por su parte, Rafael Tovar y de Teresa, presidente del Conaculta, dijo que la obra de Zepeda “es una gran pintura del país, hecha a base de pinceladas finas, precisas como su prosa, consistente como sus cuentos y certera como las metáforas con las que también poeta, Eraclio daba de un solo trazo la imagen de la entrañas del hombre”.

Durante el homenaje estuvo presente Manuel Velasco Coello, gobernador de Chiapas, quien expresó que “hablar de Eraclio Zepeda es hablar de un chiapaneco universal a quien hace poco más de dos meses dijimos adiós en la tierra que lo vio nacer”. Además comentó que los chiapanecos siempre estarán muy orgullosos y agradecidos porque Zepeda puso en el centro de su obra su profundo amor a Chiapas, su pasión por su historia y sus costumbres.

También afirmó que el mejor homenaje es leer su obra y compartirla con las nuevas generaciones “porque son las palabras de los grandes hombres las que deben inmortalizar para mantener vivo sus ideales. Estoy seguro que la voz de Eraclio Zepeda siempre estará presente en el corazón de los mexicanos y sus palabras seguirán resonando en el mundo con acento chiapaneco y contenido universal”.

La Sala Manuel M. Ponce se encontraba llena en su totalidad. La vida y obra de Zepeda se festejó, se aplaudió. Las carcajadas acompañaban los recuerdos graciosos de aquellos hombres que tuvieron la dicha de llamar amigo a Laco Zepeda. La melancolía también estuvo en cada lágrima que corría por las mejillas de las personas que no entendían la partida del juglar chiapaneco.

El homenaje contó con la participación de Jaime Labastida, director de la Academia de la Lengua; Federico Reyes Heroles, presidente del Conejo Directivo de la Fundación Este País; Carlos Navarrete, historiador y arqueólogo; Xavier Lozoya, investigador médico; la poeta Elva Macías, y fue moderada por Julio Trujillo, director editorial de la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.

jram

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