Para un país con tratados comerciales suscritos con más de cuarenta naciones, considerado entre las 14 economías de mayor peso en el mundo y señalado por el Banco Mundial como un país de ingreso mediano alto, así como con productividad y competitividad crecientes, el ingreso laboral debería reflejar una buena capacidad de compra.

Sin embargo, el tema del poder adquisitivo es motivo de reflexión. México tiene un perfil de grandes alcances, pero al mismo tiempo refleja contrastes en las distintas esferas de su economía. En los indicadores de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, nuestro país es el segundo con menor ingreso per cápita en el conjunto de las 31 naciones que son parte de dicha institución, además de tener la mayor desigualdad económica en el mismo grupo.

En su momento, el estudio de 2013 de esta misma organización, denominado “Cómo es la vida,” México fue ubicado como el segundo país con menor ingreso per cápita en los hogares con 10 mil 216 dólares, por arriba de Chile (9 mil 843).

En este caso, valorando este ingreso y correlacionando con el poder adquisitivo, como factor de medición de los recursos con los que cuenta la población de un país, México está en una vertiente complicada. El tamaño de ese ingreso (per cápita) es sólo un indicador estadístico. En la realidad del país confluyen distintos factores, entre otros, la política salarial, la inflación, la suficiencia en la oferta de productos básicos, las diferencias regionales y así en lo sucesivo.

En este momento estamos experimentando una nueva pérdida del poder de compra para adquirir los bienes necesarios que forman la canasta básica. De acuerdo con el Inegi, dicha canasta está formada representativamente por unos 80 productos y servicios y una buena parte de ella sigue distante del alcance de las familias. Desafortunadamente esto amplía la brecha entre salarios y la satisfacción de expectativas económicas, ligadas incluso al desarrollo humano.

La inflación es otro elemento en el que hay que fijar la atención en lo inmediato. Considerando que al cierre de 2015 se dieron diversos incrementos —diferenciados— en los precios de alimentos, vale la pena mencionar que —en concordancia con el Inegi— en algunos casos superaron 100% (como en el arroz).

Asimismo, considerando el valor del salario mínimo de 2016, el cual se ha fijado en 73.04 pesos, el poder de compra de las familias del país, además de reducido en su proporción a la capacidad de compra, deja fuera de las expectativas distintos bienes y servicios necesarios para las familias. Como ya ha ocurrido en los últimos años, adquirir los bienes de dicha canasta se ha dificultado cada vez más.

Por un lado, el precario nivel salarial y la limitada capacidad de compra se combinan con la turbulencia generada por la fluctuación del dólar, que nos ha dejado un peso más depreciado. Esto último ha impactado también en el ajuste en los precios de los bienes y servicios al consumidor –particularmente en los que son de origen extranjero- y por ende ha llevado a ajustar el gasto de las familias mexicanas.

Por estos y otros factores, el escenario económico 2016 se ha tornado difícil. La capacidad de compra del público está experimentando una compactación que no se había generado en años y coexiste con la relativa estabilidad macroeconómica que refleja el país. Por un lado, empuja a los consumidores para adquirir los bienes necesarios en aquellos lugares en los cuales puedan tener un precio accesible a su salario y por otro mantienen con vigor las actividades del mercado.

Las principales limitantes del poder adquisitivo están asociadas al nivel salarial y el incremento de precios y así proseguirán. Si bien, los precios de la gasolina y algunas tarifas se han mantenido sin mayores movimientos a lo largo de los últimos meses, la inflación reportada por Banxico para el mes de enero llegó a ubicarse en 0.38% mientras que en lo general, algunos incrementos —diferenciados— son superiores.

Debe hacerse gran esfuerzo para anclar las perspectivas y que estos indicadores no se disparen más. Esta faceta de contrastes nos debe mantener en alerta pues en el presente y el futuro, México tiene mucho que mejorar.

*Académico de la Universidad del Valle de México  

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