Es una realidad que la Inteligencia Artificial (IA) transformará la vida de las personas y las economías en el mundo. Al mismo tiempo presentará nuevos desafíos para los sindicatos en el sentido de que cambiarán varios aspectos de los derechos de los trabajadores en las empresas públicas y privadas donde esta tecnología impacte en la forma de producción. No hay duda, además, de que esta nueva tecnología propiciará (o al menos así se estima)  un ritmo de trabajo más rápido, más fácil y simplificado, y las organizaciones sindicales, en primera instancia, debemos garantizarles a los trabajadores que sus derechos no serán vulnerados por estos cambios y que sus fuentes de trabajo serán respetadas.

Esta tarea, sin embargo, no será fácil para los sindicatos, pues según estiman especialistas en este campo, la IA tendrá su impacto más visible en el terreno laboral dentro del próximo lustro. Aunque aún es temprano hacer cálculos, debemos estar atentos al estimado que hace la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que prevé que uno de cada cuatro trabajos tiene un alto riesgo de desaparecer por la implementación de esta nueva tecnología, afectando los trabajos sobre todo relacionados con tareas peligrosas.

Por otro lado, la IA también demandará un trabajador más capacitado y actualizado en el sector tecnológico y, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), “la educación actual no está formando para el mercado laboral del mañana”. La Comisión añade que sólo 28 por ciento de los trabajadores mexicanos tienen un nivel educativo adecuado acorde con lo que el puesto exigirá en etapa de IA.

Cabe comentar, en este sentido, que los beneficios de la IA pueden ser muchos, pero también son muchas las condiciones que necesitamos cumplir como país para que se conviertan en un factor de desarrollo para todos los sectores, incluido el laboral, en tiempos de esta nueva tecnología. Consecuentemente, si no desarrollamos estas condiciones, para aprovechar estos beneficios, estaremos frente al riesgo de que nuestra población en etapa productiva no esté capacitada para el trabajo en tiempos de IA y abrir aún más la brecha tecnológica que afecte nuestro desarrollo económico.

Por el lado de los sindicatos, debemos estar también preparados y actualizados para defender a los trabajadores en la conservación de sus derechos y garantías alcanzados hasta ahora. Lo primero que debemos hacer es convocar a la realización de foros nacionales y regionales donde especialistas describan a detalle en qué consiste exactamente la aplicación de la IA en los procesos productivos y con esa información delinear protocolos de actuación ante posibles abusos que vulneren los derechos laborales.

Pero también tenemos que promover la creación de una Comisión Legislativa que estudie al actual marco constitucional y que actualice el contenido del Artículo 123 para esta época de Inteligencia Artificial. Es fundamental la tarea del poder Legislativo en este terreno para estudiar a fondo de qué manera regular a la IA y levantar muros de contención en temas delicados que pudieran afectar a las sociedades, en lo general, y a los trabajadores, en lo particular.

No será una labor nada fácil en la que estaremos inmiscuidos legisladores, representantes de organizaciones sindicales y autoridades federales y estatales, pues por una parte hay que permitir, propiciar y fomentar la innovación tecnológica moderna, pero, por la otra, proteger a los trabajadores y sus derechos en el terreno de una carrera de acelerados avances tecnológicos. Hay que partir de la premisa de que las tecnologías deben ser un aliado de los seres humanos y de sus derechos, pero no una oportunidad para vulnerarlos.

Hasta la próxima.

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