El Universal Especiales

Trabajadoras en paraíso maya
sin escapatoria de la violencia

Decenas de mujeres que viajan de otros estados solas en búsqueda de mejor vida han sido violentadas en los hoteles de la riviera maya que trabajan. Sus empleadores evitan las denuncias y amenazan con no volver a contratarlas. La inacción de las autoridades de la industria hotelera y el aumento del crimen organizado han derivado en feminicidios de camaristas y meseras.

Melissa Amezcua

El carrito de limpieza de una camarista tenía dos horas en un pasillo de un exclusivo hotel en la Riviera Maya. Era 2010, ella trabajaba en el turno matutino y debió haber terminado de limpiar la habitación en treinta minutos, por muy sucio que estuviera, explican sus compañeras. Ningún trabajador o huésped que pasó por ahí sospechó que dentro del cuarto la trabajadora, originaria de Tabasco, estaba siendo violada y golpeada por un turista estadounidense. Fueron sus compañeras del siguiente turno quienes notaron la ausencia de la mujer, cuyo nombre se omitirá por seguridad y quien sigue trabajando como camarista. Al sobrevivir al ataque, avisó a los jefes y administradores del hotel, quienes en ese mismo día mediaron la situación con una transferencia de 50 mil pesos a cambio de no denunciar el crimen con las autoridades, de acuerdo con testimonios recabados por EL UNIVERSAL. El turista volvió a su país y la mujer fue despedida del resort, según su dicho. Se envió un cuestionario al hotel pero no hubo respuesta.

Delitos como el que ella sufrió quedan en impunidad. Sus historias no son anécdotas o casos aislados. La violencia contra las mujeres trabajadoras, que migran de otros estados, jóvenes, solas, en el sector turístico es constante; maltrato laboral, acoso de turistas, e inseguridad en el lugar donde viven. EL UNIVERSAL realizó entrevistas con decenas de trabajadoras y extrabajadoras de hoteles y restaurantes de la Riviera Maya en los últimos cinco meses, habló con grupos de la sociedad civil, revisó denuncias de acoso y violación, habló con víctimas y sus familias, sindicatos, hoteles, abogados. Las mujeres que hablaron con este periódico lo hicieron de manera anónima, pues muchas de ellas continúan trabajando ahí y temen represalias. Todas tienen al menos 10 años de experiencia en el sector turístico.

Quintana Roo es el estado que más turistas recibe en el país. En 2019 fueron 17 millones y en 2020, a pesar de la pandemia, lo visitaron siete millones. Tiene al menos tres millones de cuartos disponibles por mes para turistas, de acuerdo al Compendio Estadístico de Turismo del gobierno federal. La Riviera Maya y Cancún tan sólo en 2019 generaron una derrama turística de más de seis mil millones de dólares. Según datos del INEGI es la zona donde más personas trabajan en el sector turístico del país.

De acuerdo con esta investigación la violencia contra las trabajadoras en el sector turístico crece año con año. Ellas, por su condición de migrantes, están expuestas a un riesgo mayor de violencia. La mayoría de sus patrones no tienen protocolos para actuar en casos de acoso y en muchos casos desalientan a ejercer una denuncia. La violencia más común es el acoso, pero han habido casos de asesinatos y feminicidios. Las mujeres entrevistadas en el contexto actual de violencia hablan de violaciones sexuales como el delito al que más se enfrentan y al que más le temen. Se revisaron los protocolos de las empresas hoteleras y restaurantes de todas las trabajadoras entrevistadas y, de ocho empresas, sólo dos cuentan con protocolos en caso de que una empleada sea víctima de una violencia en razón de ser mujer. Uno de los hoteles elaboró el documento luego del feminicidio de una empleada y el segundo, que se publicó hace unas semanas, pertenece a una compañía que cotiza en la bolsa de valores de Nasdaq, en Estados Unidos, por lo que está obligado a reportar los contextos sociales en los que operan sus empresas.

Los casos que llegan a las manos del Estado no avanzan, salvo algunos que se vuelven mediáticos o generan protestas.

Los datos más recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública ubican al estado de Quintana Roo con el mayor índice de violación sexual por cada 100 mil habitantes de todo el país, con 26.29 casos de enero a julio de 2021. En contraste, se ubica entre los tres estados de México que menos llamadas al 911 registró en cuanto a incidentes violentos contra mujeres, con apenas 482, contra Chihuahua que reportó poco más de 32 mil llamadas en el mismo periodo.

Quintana Roo es además el tercero con más feminicidios por cada 100 mil habitantes, con 1.72. El municipio de Benito Juárez, donde se ubica Cancún, resultó el séptimo más peligroso a nivel nacional, con ocho feminicidios hasta julio de 2021. Es el quinto estado con mayor cifra total de homicidios dolosos de mujeres con 101 casos y el tercero con más índice de mujeres víctimas de trata por cada 100 mil habitantes, con 0.83.

Quintana Roo tiene 12 feminicidas sentenciados a la fecha, contra 70 homicidios dolosos de mujeres, 53 feminicidios y 43 carpetas por feminicidio de 2017 a julio de 2021, según datos de la Fiscalía estatal. Lo que significa que una decena de asesinatos de mujeres ni siquiera lograron ser una carpeta abierta. A pesar de solicitar los datos a la Fiscalía estatal desglosados por feminicidios cometidos en hoteles, estos no fueron dados.

El crimen organizado de la zona ha derivado en una ola de inseguridad en varias comunidades, donde han ocurrido feminicidios de meseras, animadoras de hoteles, camaristas, turistas y, en general, mujeres que mayormente han emigrado de otras entidades países en busca de mejores salarios y que, al llegar a Quintana Roo, descubren la indefensión en la que se encuentran por su condición de mujeres.

Las colectivas de mujeres, creadas a raíz de la organización feminista en todo el país, hablan de casos que no llegan a las autoridades por temor a la revictimización, por la cultura machista, falta de confianza en los procesos de justicia institucional y, en algunos casos, por la situación migratoria de algunas trabajadoras. A pesar de los testimonios de trabajadores en hoteles, la Fiscalía dijo tener conocimiento únicamente de un caso de una mujer extranjera de 24 años agredida sexualmente en un hotel en Quintana Roo, en Bacalar.

CAMARISTAS ACOSADAS SEXUALMENTE

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“Hay de todo, huéspedes buenos, huéspedes que te saludan, pero otros que han violado. A mi un huésped me cerró la puerta, salió encuerado y yo me escapé por la terraza, afortunadamente estaba yo en el primer nivel (y salté), pero de no haber tenido la oportunidad quién sabe qué hubiera pasado; en otra ocasión otro huésped también me cerró la puerta y me escapé diciéndole que no”, contó Jazmín, una camarista originaria de Veracruz, quien ha trabajado en varios hoteles de Cancún y la Riviera Maya por más de una década.

Empezó trabajando en áreas comunes, bajo el sol, limpiando jardines y albercas cuando el jefe de esa división le regaló ropa interior. Le advertía que si tenían sexo le disminuiría la jornada, pero al negarse comenzó a incrementarle el trabajo, negarle la hora de comida y a ordenarle que estuviera nueve horas bajo el sol, limpiando albercas.

“Tendría yo entonces 27 años, era 2008, y al momento de decirlo yo al ama de llaves, no le pareció al jefe y para que no fuera a acusarlo a Recursos Humanos, me cambiaron de inmediato (a camarista) para que yo me quedara callada. En ese momento no lo entendí”, dijo.

La hija de Jazmín, de 19 años, también trabaja en la hotelería, pero en el área de lavandería de un famoso hotel de cadena que no desea hacer público por temor. La joven recientemente fue agredida sexualmente a punta de cuchillo en la esquina de su casa, estando embarazada, el agresor la obligó a practicarle sexo oral para no asesinarla tras quitarle su bolso, no denunció.

Es el tipo de historias que las trabajadoras de Quintana Roo acostumbran relatar tras cuestionarlas sobre su cotidianidad de trabajo en los últimos meses. Jazmín este trabajo le ha permitido terminar de pagar su propia casa, en la que vive con su hija, su nieto y su madre. Más allá de haberlo logrado con su sueldo, fue a base de propinas en dólares, afirmó, que logró saldar la deuda. Algo que, con un trabajo en Veracruz, jamás habría logrado, sostuvo.

A Verónica, otra camarista de 40 años, emigrada de Ciudad de México, denunciar el acoso de un huésped le costó el puesto. En 2019 cuando trabajaba en el hotel Hard Rock Riviera Maya un turista le ofreció 300 dólares, sobre 6 mil pesos, a cambio de “salir a divertirse”. En ese entonces, su salario era de 144 pesos diarios.

“Lo tenía de huésped y el señor me dejaba 10 dólares diarios hasta que un día me dijo que si yo quería salir con él a divertirme, pero no acepté, obviamente yo no sé hablar inglés así que con señas me dijo, me enseñó el dinero y yo dije ‘no, excuse me’ (lo siento) y él me dijo ‘no problem’ (no hay problema)”, describe la mujer desde su casa en una colonia del municipio Solidaridad, donde se encuentra Playa del Carmen y otras regiones cercanas que es donde vive la mayoría de las personas que llegan de todo México, Centro y Sudamérica, a trabajar en la hotelería con el propósito de ganar dólares. Los trabajadores viven en colonias populares donde rentan cuartos o casas. Viven separados de los turistas por la carretera Cancún-Tulum y los puentes peatonales de la zona, de 30 minutos a una hora de distancia de sus trabajos.

De acuerdo con los relatos, Verónica le contó el incidente a una compañera quien, a su vez, se lo dijo al jefe inmediato de ambas. La llamó, con intimidaciones, para señalarla por “salir con los huéspedes”.

“Me dijo que por eso el hotel decía que aquí había mujeres que se vendían. Respondí que me estaba insultando, que fuera por mi teléfono y si tengo una llamada (del huésped) le dije ‘te firmo mi renuncia’”, explicó. El hotel aprovechó que Verónica tuvo un accidente de trabajo para no renovar su contrato una vez terminada la incapacidad laboral, según su dicho.

“Me dijeron que por haber salido con el huésped no se me iba a dar contrato. Me quise asesorar pero me dio miedo porque era mi segundo trabajo y no me quería cerrar puertas. Aquí pueden boletinar a la gente”, dijo en referencia a unas supuestas listas negras de empleados hechas por hoteleros y sindicatos.

El secretario adjunto de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) dijo sobre esto que es normal que haya una lista de referencias, pero que no es lista negra sino verificar las referencias a las cuales ellos tienen acceso. No precisó quién más consulta esta lista de referencias.

“Me sentí triste porque yo tenía planes, ya quería sacar mi casa, a lo mejor es mi forma de ser, piensan que yo grito, pero así es mi voz”, explicó.

Desde la cocina de su casa, donde su esposo, un chef privado en Tulum originario de Tabasco, preparaba la comida, y al escuchar el relato de Verónica afirmaba que la zona hotelera entre Playa del Carmen y Tulum “es un pueblo sin ley, gente que viene de paso”.

El chef, quien trabaja para una agencia que ofrece alimentos a huéspedes que alquilan lujosas mansiones, aludió al shock que ocasionó en la colonia de trabajadores el feminicidio de Ana Gómez, la empleada de Hard Rock Riviera Maya asesinada dentro del hotel.

“Mucha gente se salió por lo que pasó con esa chica, se salieron, y a otros los corrieron; hay gente solicitando (en las colonias) personal para trabajar en Hard Rock”, narró.

PRIMER FEMINICIDIO EN PLAYA DEL CARMEN: IMPUNE

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El caso de Inés May, de 32 años, es considerado por la comunidad como el primer feminicidio tipificado como tal en la historia de Playa del Carmen, en el municipio de Solidaridad, con apenas 28 años de fundación. El cuerpo de quien también fuera camarista de un hotel fue hallado con 12 puñaladas el 8 de noviembre de 2017 en una “cuartería” de la colonia Luis Donaldo Colosio de esa ciudad. Cuartería es un modismo del Caribe adoptado por esta ciudad para llamar a las vecindades que habitan los trabajadores del turismo en la región de forma temporal.

Por casi dos años Inés había tenido un noviazgo violento con Miguel S., incluso un mes antes de ser asesinada, fue a denunciar violencia familiar a la Agencia Central Playa del Carmen de la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado.

“Miguel me dice que soy una puta y que ando con muchos queridos, que no valgo la pena, que no sirvo como mujer, que meto hombres a mi cuarto, a lo que yo contesto que no es cierto. Yo no soy lo que él dice, yo valgo mucho y me dice que tengo dinero porque vendo mi cuerpo, pero no es cierto, mi dinero lo obtengo de mi trabajo que es de camarista de un hotel”, narró la mujer originaria de Tabasco. Añade una advertencia, ignorada completamente por las autoridades: “Me amenaza diciendo que me va a cortar mi lengua, mis brazos, mi pierna, hasta que me muera, que yo voy a quedar fría para siempre, me dijo que me iba a acuchillar en la calle”, según la denuncia.

Las autoridades, según Julia May, hermana de la víctima, intentaron ocultar el caso, pues a la familia se les negó su derecho a reconocer el cuerpo hasta varios días después y jamás se investigó a su entonces pareja. Hasta hoy no hay nadie detenido por el crimen de Inés.

El caso cobró relevancia porque las hermanas May Ovando tienen una prima que es periodista retirada y, gracias a ella, el hecho se dio a conocer en la prensa local. Al paso de los años, Julia May supo de la existencia de Siempre Unidas y al ver que los feminicidios y la inseguridad aumentaban, les escribió por Facebook para contarles su experiencia.

Ellas le ofrecieron una abogada para reabrir el caso que encontraron olvidado en la Fiscalía.

“Fue el primer feminicidio de Playa del Carmen, despues de que empezaron en Cancún, allá empezaron primero a asesinar mujeres, y aquí era el primer asesinato con esa saña, por eso lo quisieron ocultar”, relató Julia.

FEMINICIDOS DE EMPLEADAS

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Lucely Uc tenía dos meses de haber llegado de la comunidad maya Ukum, de Campeche, a Playa del Carmen en busca de trabajo. Su hermana menor la alcanzó semanas más tarde. Ambas fueron contratadas por una pareja de mexicanos para cuidar al bebé de la familia en una residencia de Puerto Aventuras. La joven de 26 años alternaba ese trabajo con la venta de cosméticos por catálogo, pero tenía ganas de cambiar de carrera e intentarlo en la hotelería. Sus hermanas relataron a este periódico que a finales de agosto supo que el hotel Bahía Príncipe, de Tulum, estaba contratando personal, así que aplicó a una vacante de garrotera, un rango de mesera.

“Le dijeron que ese trabajo era bueno, no muy cansado y que había buenas propinas”, declaró su hermana.

El 25 de agosto de 2021 obtuvo el puesto y fue a dejar sus papeles a las instalaciones del hotel, le avisó a sus hermanas que iniciaba su capacitación el 5 de septiembre. Sin embargo, ese mismo día, la joven egresada de la carrera de Administración de Empresas fue asesinada por un hombre que presuntamente conoció durante la contratación.

Imágenes de las cámaras de seguridad del hotel fueron filtradas a las autoridades y medios locales que Lucely y un sujeto identificado como Fredi salieron juntos del hotel y abordaron una de las camionetas de pasaje colectivo que transitan entre las comunidades ubicadas entre Tulum y Playa del Carmen.

Al día siguiente su hermana reportó la desaparición de Lucely, y se inició una movilización entre redes sociales, autoridades y vecinos para dar con su paradero. El 30 de agosto se encontró su cuerpo en un cenote de Puerto Maya, en una colonia ubicada frente a Puerto Aventuras, y donde radican muchos de los trabajadores de la hotelería de la zona. Por las mañanas es común ver a los autobuses de las grandes cadenas hoteleras estacionados al inicio de la colonia para trasladar a los empleados.

Fredi fue detenido como presunto responsable. La Fiscalía de Quintana Roo con sede en Playa del Carmen contactó a la hermana menor de Lucely para darle la noticia y asegurarle que el sujeto pasaría la investigación tras las rejas. Sin embargo, ella decidió regresarse a la comunidad de Campeche, de donde la familia es originaria.

“El tipo que mató a mi hermanita, no lo conocíamos”, dijo en relación al detenido.

Este hecho alarmó a la gente de Puerto Aventuras, Puerto Maya y zonas aledañas pues de inmediato, en redes sociales, se recordó el caso de Ana Gómez, otra joven asesinada apenas hace unos meses en los terrenos aledaños al hotel Hard Rock Riviera Maya.

Ana era una mujer de 21 años que se desempeñaba como lavaplatos en el hotel que cobra cerca de 7 mil pesos por una noche de hospedaje. La joven era originaria de Ocosingo, Chiapas, y tenía poco de haber llegado a la Riviera Maya en busca de un trabajo. Su cuerpo fue hallado dentro de las instalaciones del hotel, después de haber estado desaparecida por 10 días.

Su familia desconocía las condiciones en las que la mujer vivía y trabajaba; su padre fue el único que recorrió más de 800 de kilómetros para recoger el cuerpo y la versión que saben es la que les dieron las autoridades: que un trabajador de vigilancia la violó y la asesinó después de haberla acosado por varios días. El hotel Hard Rock Riviera Maya nunca dio respuestas a las dudas de las y los trabajadores sobre cómo fue que el cuerpo de Ana estuvo 10 días en el camino por el que diario caminan decenas de empleados.

En Quintana Roo, Hard Rock Riviera Maya pertenece al conglomerado RCD Hotels de Roberto Chapur Zahoul, uno de los empresarios hoteleros con más poder en la zona. El sindicato que congrega a los trabajadores de este grupo es la Confederación de Trabajadores de México (CTM), cuyo líder estatal, Isidro Santamaría Casanova, fue acusado de trata de mujeres con fines de explotación sexual en julio de 2019; sin embargo, el propio sindicato y grupos de poder como el PRI estatal lo siguen respaldando en el cargo que ostenta desde hace 31 años.

Santamaría es dueño de un centro nocturno llamado Dassan Golden Palace, del que fueron liberadas cerca de 50 mujeres extranjeras provenientes de Cuba y Sudamérica. En enero de 2020, el lugar fue devuelto a la empresa Operadora de Restaurantes Triángulo Del Sol S.A. de C.V. Santamaría Casanova, quien es dueño de otras empresas como la operadora gastronómica El Tuch de Cancún, Magen Media Group, Caribbean Cancun Tours, y SalaJohn SA de CV, permanece en prisión preventiva en Quintana Roo desde hace dos años.

EL UNIVERSAL contactó a la empresa RCD Hotels, de quien depende el hotel Hard Rock Riviera Maya, para solicitar una postura respecto a los protocolos y al feminicidio de Ana. Sin embargo, su oficina de relaciones públicas aseguró que se había decidido “no tocar este tema con ningún medio de comunicación” y recordaron que en su momento, en diciembre de 2020, estuvieron en colaboración con la Fiscalía estatal para esclarecer el caso.

También se contactó al Grupo Hotelero Pinero, al que pertenece el hotel Bahía Príncipe, que había contratado a Lucely el mismo día de su desaparición pero no se obtuvo respuesta.

Asimismo se buscó una entrevista con la Fiscalía estatal para ahondar en estos dos casos y otros más donde no se ha garantizado la seguridad de las trabajadoras de la industria hotelera y restaurantera de Quintana Roo, pero su respuesta únicamente fue a través de fichas informativas, en las que se notifica de la detención de ambos sujetos presuntamente responsables de estos feminicidios.

Gerardo Bacelis, secretario adjunto de la CTM Quintana Roo, dijo sobre la situación de Isidro Santamaría que “sigue siendo secretario general tanto del sindicato como de la Federación de Trabajadores de Quintana Roo, y sigue injustamente encarcelado, debió haber salido (de prisión) en julio…”.

A BALAZOS, RESPUESTA A MUJERES

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En noviembre de 2020, un grupo de feministas que protestaban por la nula acción de las autoridades ante el feminicidio de Bianca Lorenzana fue recibido a disparos por parte de la Policía estatal. El hecho fue repudiado a nivel mundial.

“Es muy absurdo, porque estamos luchando por la despenalización del aborto (en el estado), es decir no somos una comunidad conservadora, aunque el poder lo sigan teniendo las familias conservadoras. Las mujeres en Playa del Carmen andan en bikini en su bicicleta, es una sociedad liberal, cosmopolita, no nos fijamos en el qué dirán, pero eso conlleva a que se desvirtúe que por ser libre tengan el derecho a abusar de ti”, dijo Tania Ramírez, una de las activistas y fundadora de la colectiva Siempre Unidas.

Siempre Unidas ha sido clave en la lucha de la defensa de los derechos de las mujeres en la historia reciente de la Riviera Maya, pues es gracias a su organización, protestas e incidencia en redes sociales que varios casos, finalmente, han sido atraídos por las autoridades de Quintana Roo. Como los feminicidios de Lucely Uc, Ana Gómez, Vanessa González, Bianca Labastida, Ines del Carmen May y demás casos de violencia feminicida que por temor están en anonimato.

A partir de la pandemia, un grupo de mujeres mayas del municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, se organizaron para formar la Coordinadora de la Casa de la Mujer Indígena U Muuk’Ill Ko’Olelo’Ob María Uicab, donde atienden a mujeres víctimas de violencia doméstica, laboral y sexua. Esta última es la que más han acompañado desde su creación, en comunidades mayas como Dzula, Tihosuco, X-Hazil Sur, Noh-Bec y Señor.

Las integrantes de esta organización han sido parte de las protestas contra la violencia realizadas afuera de hoteles como Hard Rock Café, a raíz de lo ocurrido con Ana Gómez.

Para Maritza del Carmen Yeh Chan, directora de esta casa, la mujer indígena y maya es la más desprotegida en los casos de violencia de género, pues la primera barrera que enfrenta es el idioma. Ella mencionó el caso de Ana Gómez, como un claro ejemplo de un feminicidio cometido contra una mujer indígena. El padre de Ana, al viajar de Ocosingo a Playa del Carmen a recoger el cuerpo de su hija, tuvo dificultades para comunicarse con las autoridades por la barrera del idioma. Un obstáculo que enfrentan las mujeres indígenas que acuden a denunciar sus propias violencias.

“Las compañeras se sienten más en confianza cuando las escuchas en su lengua, todo lo que dicen aquí cuando llegan allá (a la Fiscalía) omiten información, no sé si porque no lo quieren decir o es la confianza. Pedimos intérpretes y dicen que no está o que no hay para hoy. Las mujeres piensan que cómo lo van a decir en español porque no saben cómo expresarlo. Es parte de la violencia institucional de la Fiscalía y otras instituciones que no tienen intérpretes”, dijo Yeh Chan. Añadió que tampoco se están sistematizando los datos de violencia contra mujeres en comunidades mayas. Las autoridades no muestran interés en que esto se realice y que son grupos locales como el que ella dirige quienes llevan ese registro, pero que por falta de recursos humanos y económicos no logran documentarlo.

COCINERA DESAPARECIDA

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A Eli, como la conocían sus amigos, la sigue buscando Génesis Ricalde desde abril 2017, su hermana mayor, una trabajadora de 26 años, que divide su tiempo entre su empleo en un supermercado de Cancún, sus hijos y la angustia de no saber del paradero de Eli, quien tendría 25 años en la actualidad.

“Ella me dijo que le estaba yendo muy bien en el hotel, era cocinera del Hard Rock, me dijo que tenía que regresar para que le dieran las vacaciones y pasarlas en Chetumal, quería comprarse un celular nuevo... ese día yo ya no la volví a ver”, contó Génesis a EL UNIVERSAL.

Cuando ocurrió la desaparición, su hermana y demás familiares la buscaron por meses sin obtener respuestas, ni apoyo del hotel, que mediante una llamada telefónica informó que la joven se había dado de baja voluntaria, una versión que Génesis, hasta la fecha, sigue sin creer. Estaba afiliada a la CTM, donde desconocen su caso.

El caso de Eli tuvo que explotar en redes sociales para que las autoridades de Quintana Roo contactaran a su hermana tres años después y abrieran una carpeta de investigación. Entonces Génesis comenzó a recibir constantes llamadas con todo tipo de versiones de lo ocurrido. Una fiesta, un crimen de odio por ser lesbiana, una desaparición voluntaria... Resalta, sin embargo, un comentario hecho desde el perfil de Facebook de la propia Eli donde afirma que pronto se irá de viaje a Monterrey y después a Portugal. La línea de trata, hasta ahora, no ha sido investigada por la Fiscalía General del Estado.

Hace algunos días, casi cuatro años después, una abogada le envió a Génesis la carta de renuncia presuntamente firmada por su hermana a la empresa Servicios CD Resorts, S.A. de C.V., donde se registra un finiquito por mil 785 pesos por 5 meses de trabajo.

“Eli supuestamente firmó su renuncia el 17 de abril de 2017, pero ella el 25 de abril subió una foto en su Instagram diciendo que amaba su trabajo; es ilógico, yo no lo creo”, dijo Génesis.

Para el Frente Nacional de Resistencia Peninsular, una organización cuya motivación principal es la resistencia a los megaproyectos como el Tren Maya, la defensa del territorio y las violencias contra las comunidades, mucha de la violencia es proporcional al nivel de explotación laboral que hay en la zona de Cancún y la Riviera Maya.

“Ha sido este lugar que en estos relatos, de manera común, se sabe que este espacio puede ser un ensayo para los Estados Unidos, algunas personas así lo llegaron a catalogar, eso habla precisamente del imán que es laboralmente, de muchas personas que dejaron sus casas, porque es la única vida que les toca”, opinó una de sus integrantes, mujeres que en los últimos meses han organizados mesas de trabajo para concientizar a comunidades sobre el impacto de los megaproyectos en la vida de las mujeres.

ÚLTIMA PARADA DEL VIAJE: PLAYA DEL CARMEN

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Vanessa tenía que haber vuelto a su trabajo a las 9 de la noche para dar el último show del día en la cadena hotelera Reef de Playa del Carmen, donde era animadora y bailarina. Lo que ocurrió entre el 23 y el 25 de abril de 2017 sigue siendo un enigma para la familia de la argentina de 26 años que salió de Buenos Aires con el sueño de recorrer Latinoamérica.

Vanessa González fue asesinada en su propia casa, en la colonia Luis Donaldo Colosio, donde compartía vida con Francisco, su novio, también de nacionalidad argentina. Ambos trabajaban para la misma empresa, donde conocieron a Ilich Rivas Camargo, un hombre originario de Chihuahua de 33 años.

Ilich tras ser despedido, le pidió a la pareja que lo dejaran vivir en su sala unos días, en lo que conseguía otro empleo. Francisco y Vanessa aceptaron. Una semana después la joven fue asesinada. El caso está congelado para las autoridades de Quintana Roo a pesar de que, a la fecha, no hay un responsable detenido por el feminicidio de la joven.

Desde Buenos Aires, su prima Paola Benitez contó que la única versión de lo sucedido es lo que Francisco y otros amigos de la víctima declararon a la Fiscalía.

El 23 de abril Vanessa salió de su trabajo a las seis de la tarde. Fue a cenar a casa, pues quedaba cerca de su trabajo. Tenía que volver al hotel a las 9, pero la joven nunca volvió ni avisó que faltaría.

Su novio regresó a su casa también por la tarde, pero no pudo entrar porque la puerta del departamento estaba atorada. Ilich le había pedido que no entrara “porque estaba con alguien”, así que Francisco se fue a hacer tiempo a la esquina durante unos veinte minutos. Cuando volvió, notó que acaban de limpiar el piso pero, como tenía prisa, tomó su uniforme blanco y se fue a trabajar.

Al volver y notar que Vanessa aún no aparecía, Francisco le pidió a Ilich y a otro amigo que lo acompañaran a recorrer las calles de Playa del Carmen para buscarla.“Volvieron a la casa sin tener ninguna novedad. Es rarísimo pero se fueron a dormir los dos”, dijo la prima.

Al otro día cerca de las seis de la mañana, Illich se apresuró para salir del departamento con el pretexto de que debía ir a la lavandería y luego a Cancún a tramitar su pasaporte. Nadie lo ha vuelto a ver y se presume que podría ser el feminicida de Vanessa.

El relato de Francisco es que una vez que estaba aparentemente solo en el departamento fue al patio y vio unas cajas. Cuando las empezó a revisar, encontró el cuerpo de su novia. La causa de muerte fue asfixia.

El novio estuvo detenido, pero al no tener pruebas contundentes en su contra lo dejaron libre. Francisco está de vuelta en Argentina, viviendo en Mar de Playa, donde “rehizo su vida y está muy tranquilo”.

La familia de Vanessa viajó en repetidas ocasiones de Argentina a México para darle seguimiento al caso a los seis meses de su asesinato, se dieron cuenta que las autoridades jamás acudieron a inspeccionar la escena del crimen. Hasta ese día, según Paola, los policías acordonaron la zona.

El único avance que ha tenido el caso es que fue rectificado de homicidio a feminicidio, debido a que, precisamente en abril de 2017, cuando se creó la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos contra la Mujer y por Razones de Género. Actualmente. La familia de Vanessa está en busca de una abogada mujer, que radique en Quintana Roo y reabra la investigación.

“POR ESO LAS MATAN”

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Margarita es lo que en la hotelería se conoce como “pasillera”, es decir; se dedica a la limpieza de pasillos, jardines y áreas de uso exclusivo del personal de un resort de Cancún, cuyo nombre pidió se omitiera por temor a perder su empleo. Un día, mientras la chiapaneca de 44 años limpiaba los baños de los empleados, un mesero entró, escupió y ensució cuando aún no terminaban el aseo. Cuando la mujer reclamó por los hechos, el joven le respondió: “Por eso las matan gratis”. Una frase que resonó tanto en Margarita que la motivó a reportar el hecho en Recursos Humanos. El sujeto ya tenía varias quejas de otras empleadas y fue despedido.

Las camaristas constantemente son acosadas por sus compañeros con un rango mayor bajo insultos y amenazas de acusarlas de robar objetos de las habitaciones. A Jazmín, la camarista de Veracruz, la acusaron de sacar 260 dólares de una caja fuerte para despedirla en venganza al noviazgo que su hija tuvo con un trabajador del mismo hotel que ella. Mientras que a Verónica la señalaron de robar joyería y libras esterlinas de un hotel.

En Cancún hasta 2020, según la Secretaría de Turismo, había casi 13 millones de habitaciones de hotel, mientras que en Playa del Carmen sumaron cuatro millones y en Playacar dos millones y medio.

EL UNIVERSAL buscó la postura de los dos sindicatos con mayor presencia en el estado, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC). El primero fue el único en dar una postura. El CTM tiene 6 mil 500 trabajadores afiliados de la industria gastrohotelera, de los cuales el 50% son mujeres.

Gerardo Bacelis, el secretario adjunto de la CTM Quintana Roo, aseguró que “dependiendo de la gravedad del asunto, no se toleran malas actitudes hacia las mujeres, en el caso de que alguna dama nos reporte algo, lo que sea, un insulto, acoso, la empresa no mantiene a la persona ahí”.

Añadió que la CTM realiza capacitaciones para que sus trabajadores tengan cultura de la denuncia y reporten cualquier incidente de abuso laboral ante ellos o las oficinas de Recursos Humanos de sus hoteles. Así como una constante colaboración con las áreas de seguridad de los resorts, pues “la mayoría están llenos de cámaras” dijo. Sin embargo, cuando se le preguntó por cifras de reportes, aseguró que son muy pocas quejas.

“Voy a ser muy sincero: la empresa que yo represento, de la que no voy a dar el nombre, en los últimos seis meses, las únicas dos quejas que yo recibí eran de hombre acosando a hombre. Y las personas que han denunciado alguna agresión física, son dados de baja”, sostuvo.

LA LUCHA DE LAS MESERAS CONTRA UN FEMINICIDA

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“Si Kim me hubiera dicho a mi que la insultaba y la llamaba pendeja, yo me habría ido con él hasta los golpes”, repite molesta Angelina Dyshko, una mesera ucraniana de 31 años y la mejor amiga de Kimberly Polea Castrejón, una mujer de 28 años originaria de Acapulco- Kim fue asesinada en mayo de 2019 en Playa del Carmen.

Meses antes de su feminicidio, sus amigas, todas meseras de distintos restaurantes de la concurrida Quinta Avenida, empezaron a notar que Kim aparecía a las reuniones con moretones en los brazos, cada vez más silenciosa. Ella decía que eran marcas del trabajo. Solamente a Mónica Estrella, otra de sus amigas, le confesaba que Mauricio, su novio y con quien vivía en las cuarterías de la zona, la violentaba psicológicamente.

Angelina, quien actualmente es hostess de uno de los principales centros nocturnos de la ciudad, le ofreció su casa en repetidas ocasiones. La veían triste y desanimada pero, como no hablaba de su noviazgo, las amigas pensaban que se trataba de sus problemas familiares. El hermano de Kim había sido asesinado en Acapulco en esas fechas, su padre había muerto de cirrosis y la relación con su madre no era buena. No imaginaban que el origen de su depresión dormía en su propia casa.

Al mediodía del lunes 13 de mayo de 2019, Kim envió su último mensaje de texto a Mónica. Decía: “¿Dónde estás? Por favor, ven por mí”. Pero cuando la amiga respondió, nadie contestó. Mónica había quedado de pasar por ella a su trabajo para comer juntas alrededor de las 16 horas.

Antes recibió la llamada de un amigo que le contó que Mauricio había llegado a su trabajo, el bar Pata Negra, donde era cocinero, vestido solo con calzones y lleno de arena, diciendo “incoherencias, como que había matado a Kim”. El dueño lo llevó a su casa pensando que lo que necesitaba era dormir. En ese momento nadie sabía del paradero de la joven. En par de horas después recibió otra llamada del mismo joven: le dijo que Mauricio había asesinado a Kim en su cuarto, a puñaladas, y la había degollado.

Las amigas que tenían un chat de WhatsApp llamado Chamacas Power, nombrado así por Kim, estaban en shock, pues además Mauricio, con quien habían convivido en fiestas y a quien Angelina describe como un tipo sonriente y con cara “hasta de ángel”, estaba prófugo.

Gracias a que ellas se movilizaron para pedir la ayuda de Siempre Unidas, se denunciaron los hechos en redes sociales y dos días después Mauricio, originario de la CDMX, fue arrestado cuando se escondía en Cancún. A la fecha está preso en Cozumel purgando una condena de 29 años por el feminicidio de Kim.

“Mauricio se bañó la sangre en el mar y pensamos que fue a tirar el cuchillo porque tenía arena, además alguien le dio dinero a él porque ¿cómo se pudo ir dos días a Cancún?” se pregunta Angelina, quien confiesa sentirse culpable de no haber podido ayudar a su amiga.

“Recuerdo el primer día que ella me invitó a conocerlo. Lo vi, era un chico flaquito, siempre riendo. Ahora me hace daño ese recuerdo”, contó.

50 MIL DÓLARES POR SILENCIARLA

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Vivien Withington es una joven de 29 años nacida y criada en Cozumel. Fue víctima de violación por parte de Daniel Levitan, un israelí, que solía viajar frecuentemente a la isla. Los hechos ocurrieron el 1 de abril de este año dentro de un hotel en Playa del Carmen. El caso de la joven es un ejemplo de los obstáculos que la justicia institucional coloca a las víctimas.

En entrevista con EL UNIVERSAL cuenta que el mismo día que ocurrió el crimen acudió a denunciar con las autoridades y que, tras hacer las pruebas correspondientes, arrestaron a Levitan para evitar que se fugara de México.

Pero el 21 de julio el juez de control Diego Emmanuel Peniche Caro le otorgó la libertad al agresor luego de aceptar una prueba médica realizada por especialistas externos, presuntamente contratados por la defensa de Levitan.

“El juez empezó a toser, sudar, se ve en el video que está súper nervioso... (en la prueba médica) se determina por un médico privado, que nunca me examinó, que al no tener lesiones externas o moretones vaginales, por no tener suficientes daños externos, se excluía la carpeta completa”, dijo.

Para Vivien se trató de un “intercambio de recursos” entre el acusado y el juez. Incluso, afirmó que la madre del sujeto, la escritora estadounidense Chana Levitan, le ofreció 50 mil dólares a cambio de que retirara la denuncia contra su hijo.

“Como si yo estuviera haciendo esto por dinero, obviamente no respondí. Yo asumo que si a mi me ofrecieron eso, que de alguna manera fue un recurso beneficioso para el juez”, sostuvo.

EL UNIVERSAL solicitó a Chana Levitan su versión de los hechos, pero hasta la publicación de este reportaje no se obtuvo respuesta. No obstante, el propio Daniel Levitan publicó un video a finales de julio donde rechaza las acusaciones en su contra narrando detalles privados del encuentro que tuvo con la mexicana.

Además, a raíz de que la joven decidió continuar con el proceso legal comenzó a enfrentar ataques en su propia casa por parte de presuntos amigos de Levitan, por lo que también solicitó medidas de protección.

El 26 de julio después de una protesta que encabezó la joven, el Consejo de la Judicatura instruyó investigar al juez Peniche Caro por haber puesto en libertad a un presunto violador.

“Tiene historial agresivo, van dos mujeres que me contactan, ellas no metieron denuncia, desafortunadamente, pero entiendo que el proceso de denuncia es muy difícil para las mujeres”, reveló la joven.

Para Linda Gual, analista del Observatorio de Seguridad y Género de Quintana Roo, el aumento en las cifras de violación, feminicidio y otras violencias contra las mujeres, se debe una falta de coordinación con organizaciones locales a la hora de implementar y crear políticas públicas, pues los grupos hacen diagnósticos locales.

“Ninguna de las políticas públicas están centralizadas en la perspectiva de género y, además, están focalizadas a partir de suposiciones. Lo hemos recalcado, que la autoridad estatal y municipal diseñen desde ese punto de vista; que la autoridad tome como indicadores los diagnósticos locales para diseñar estrategias efectivas, y no tomar índices o indicadores de organizaciones más internacionales, creemos que si bien son útiles, cabe la posibilidad de un sesgo”, dijo.

En el reporte anual de Pläya & Resorts, el grupo hotelero donde ocurrió la agresión sexual,se subrayan los riesgos que existen en México, donde tiene 8 de sus 20 hoteles, 5 de ellos ubicados en Quintana Roo.

“ATRAPADA” EN HOLBOX

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Amalia, cuyo nombre real fue modificado por temor a represalias, narró a EL UNIVERSAL las violencias que viven las trabajadoras en la isla de Holbox, Quintana Roo; un lugar con cerca de 2 mil habitantes y que en temporada alta recibe hasta 20 mil personas.

Esta mujer sudamericana emigró a la isla en busca de un trabajo, estabilidad económica y una vida relajada en el mar, pero se encontró con acoso sexual, una propuesta para entrar en la prostitución, desempleo por la pandemia y el rechazo de la comunidad por levantar la voz.

A finales de 2019, la mujer tuvo un altercado con un restaurantero, quien la acechaba por la isla, y ella se sentía en peligro por lo reducido de la comunidad. Pero continuó viviendo ahí por motivos laborales. Sus amigas, que también emigraron de Sudamérica a Quintana Roo, compartían historias de acoso, de turistas extranjeros o empresarios que aprovechando el cansancio de los trabajos nocturnos de ellas, como meseras y hostess, les invitaban a beber hasta el amanecer y las agredían sexualmente.

“Me dijo que le había dado rapé (droga derivada del tabaco). Ella estaba súper cansada (mi amiga) y no tuvo la capacidad de defenderse, tuvieron sexo pero yo lo interpreto como una forma de violación”, dijo de la experiencia que le confesó su amiga, hostess de un restaurante que le exigía un horario de 1 de la tarde a las 3 de la madrugada, con labores de limpieza como parte de sus obligaciones.

Tras escuchar estas historias de horror, Amalia decidió probar suerte vendiendo artesanías en Playa del Carmen, pero con la pandemia vendía muy poco. “Llamé a mis amigas de Holbox y me dijeron que podía volver, quedarme con ellas”, dijo.

Al volver a la isla, una vecina le ofreció trabajo en la venta de tours, quien a su vez le presentó a una sobrina. A los días, la joven comenzó a hablarle de prostituirse como una forma de ganar dinero. Amalia ató cabos y supo que la vecina, una mujer mayor, era proxeneta. Volvió a temer por su seguridad, pues al haber pertenecido a la comunidad de Holbox sabía que los consumidores de prostitución eran a la vez los dueños de los negocios e incluso, dijo, algunos se dedicaban a la venta de drogas para los turistas.

Amalia intentó denunciar los abusos en su contra primero en redes sociales y, aunque consideró ir con las autoridades, decidió no hacerlo por su situación migratoria y el miedo a que la comunidad supiera su identidad.

La causa que la hizo salir definitivamente de Holbox fue el feminicidio de Karla Moguel Frías, de 29 años, considerado el primer feminicidio en la historia de la isla. La joven, taxista y madre de un niño, fue asesinada en marzo de 2021. “Yo ya sabia lo que era cultura de aqui, te violan, ¿no te dejas violar? pues vienen y te ahorcan, eso es lo que le hicieron a Karla”, dijo la mujer quien ahora vive lejos de esa zona y se dedica a actividades no relacionadas con el turismo.

Para Tania Ramírez, de Siempre Unidas, el tema de la vivienda es una característica importante que las mujeres deberían considerar al decidir migrar a Quintana Roo en busca de empleo bajo la promesa de que “hay dólares, buenos empleos y la playa”.

“El contexto es bien distinto pues las rentas son caras, se vive en lugares pequeños, se comparte con roomies y muchas veces no son conocidos. Hay falta de redes de apoyo porque si vienes con una ilusión y con tus hijos, y no tienes ni quién te los cuide, o a tu familia cerca, genera un contexto de indefensión”, sostuvo.

Añadió que las mujeres extranjeras además son foco de la trata con fines de explotación sexual al tratarse de personas sin documentación migratoria. “No denuncian, son cubanas, venezolanas, argentinas, que no denuncien por el miedo”, dijo.