Veinte años después del estreno de Un día sin mexicanos, película que abordaba el caos que pasaría, si todos los migrantes connacionales desaparecieran de California, las cosas no han cambiado en favor de los indocumentados.
Más aún, dice su realizador Sergio Arau, no hay indicios de que vaya a mejorar en el futuro.
En la cinta, una extraña neblina hacía desaparecer a todos los trabajadores latinos, maltratados y sobajados por la cultura estadounidense, que en conjunto representaba un tercio de la población y en su mayoría estaba encargada de la agricultura y aseo, junto a otros trabajos difíciles.
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Esto causaba grandes problemas en los estadounidenses, quienes terminaban por pedir el regreso de sus “queridos” trabajadores al comprender su importancia, pero no sabían cómo hacerlo.
“La situación seguirá siendo la misma eternamente (de maltrato e ilegalidad) porque, si dan visas o permisos de trabajo a todos los migrantes que están aquí, que no tienen papeles, entonces tienen que pagarles un sueldo mínimo y prestaciones”, reflexiona Arau vía telefónica desde Chicago, tras una función especial del filme en el Museo Nacional de Arte.
Arau, también fundador del grupo Botellita de Jerez y pintor, lleva más de tres décadas radicando entre EU y México.
Un día sin mexicanos fue, bromea, su ópera “nieta”, porque tardó 24 años en hacerla.
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“Fui posponiéndola porque no sabía de qué iba a hablar, me afectó mucho mudarme de país (en 1992) y después pensé que había que hacer algo de todo lo que nos afectaba como mexicanos acá”, recuerda.
“Decimos que el arte sirve para hacer visible lo invisible, que fue lo que hizo la película al poner algo de lo que nadie hablaba”, considera.
En Cineteca Nacional
Actualmente la cinta sólo puede ser vista en DVD o en Internet, pues hay problemas de derechos de distribución para Arau.
El próximo día 29, con presencia de Arau y Yareli Arizmendi, coguionista y actriz en la cinta, esta tendrá una proyección especial en Cineteca Nacional.
En paralelo, Arau está en pláticas para una posible serie.