La cantante , quien por dos décadas fue vocalista de Madredeus, uno de los grupos portugueses más famosos, ofrecerá cuatro conciertos en México que forman parte de la programación del .

Con una instrumentación sencilla, de la cual se ha servido en sus presentaciones solistas de los últimos años: contrabajo, acordeón, batería y dos guitarras, Salgueiro tendrá como fecha principal el 17 de octubre en el Teatro Juárez de Guanajuato capital, y los días 15 (León), 19 (Juárez) y 25 (Ciudad de México) en el marco del Circuito Cervantino: “Cada instrumento trae consigo una cultura musical”, precisa la cantante en entrevista, y se adentra en el interés por José Alfredo Jiménez, su próximo disco, los artistas que admira, sus nociones estéticas y la experiencia de trabajar de la mano del cineasta alemán Wim Wenders, cuya película Lisbon Story, lanzada hace 29 años, fue decisiva en la proyección internacional de Madredeus.

Foto: Orly Beigel Productions.
Foto: Orly Beigel Productions.

¿El repertorio que presentará se conforma por canciones portuguesas, latinoamericanas y temas propios?

Está en lo correcto. Sobre todo es un concierto en el que presento canciones propias —una de ellas, inédita—, dos escritas sobre poemas de José Saramago y un pequeño homenaje a Madredeus. Siento alegría de cantar algunas canciones mexicanas y latinoamericanas que grabé con los arreglos de los músicos que me acompañan en La golondrina y el horizonte, disco producido por Orly Beigel, quien por tantos años ha sido mi agente en México.

Aunque algunas de estas canciones no van a ser el foco del concierto, ya que éste es variado, se trata de piezas que se quedan conmigo y siempre llevo en mis presentaciones. Me alegra cantarlas porque son preciosas y cercanas a mi alma.

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¿Preparará algo especial?

Este año se cumple medio siglo de la muerte de José Alfredo Jiménez. A pesar de que me encanta su música no había grabado ninguna canción de él, pero prepararé un pequeño homenaje a este gran artista, cuyo repertorio se considera patrimonio intangible de Guanajuato. Su obra tiene una dimensión inmensa, pero también es particular en su creación, en su forma de cantar y en los temas que interpreta. Me gustan muchas canciones y fue difícil encontrar una que yo pudiera vestir, por decirlo de alguna manera. Pero encontré algo.

¿Habrá canciones inéditas? Desde 2016 no publica un disco solista

Es verdad. En este momento preparo un nuevo disco con canciones inéditas, tocaré una de ellas en el Cervantino. Lo voy a publicar el próximo año, pero trabajo en él desde hace algunos meses. Cuando estaba por empezar este nuevo ciclo de creación fue el momento que se impuso la pandemia, esa cosa terrible que todavía está por ahí. La vida ha cambiado bastante. Entonces, hice un concierto con un repertorio de autores de música relacionada con la Revolución de los Claveles, que nos quitó de la dictadura; tras la pandemia, la actividad musical reinició con estas canciones que hablan de la libertad.

Ya tengo una cantidad de temas listos para ser desarrollados. Cuando termine los conciertos en México, y algunos a fin de año, voy a seguir con este trabajo. El disco tendrá, sobre todo, canciones con música y letras originales. No sé cómo dividirlo porque desde hace años empecé otro proceso: escribir música para poemas. Tengo ese material que está creciendo. Lo hice con dos poetas portugueses y con dos españoles.


¿En qué poetas se inspiró?

Amo la poesía, leo y admiro a muchos poetas. En el caso específico de la música que he hecho para poemas, hay algunos de José Saramago; también uno de Fernando Pessoa que canto en una evocación del fado corrido, que no es mi estilo musical. Por eso digo que es una evocación: proviene de una tradición específica y concreta que tiene sus reglas. Por más que admire el estilo, nunca ha sido mi expresión musical, pero es algo específico. De los poetas españoles he hecho música para un poema de Antonio Machado y otro de Antonio Gala.

En su estilo como solista y en el de Madredeus hay algo ancestral

A lo mejor estamos hablando de los símbolos, del lenguaje de lo simbólico, que nos puede unir culturalmente de diversas formas. Hay símbolos que son celebrados o enaltecidos de alguna forma; que son escogidos para representar determinadas emociones comunes a diferentes culturas. Una canción de Madredeus como “A Vaca de Fogo” se vacía en la realidad de una fiesta popular, practicada años atrás al norte del país, en un pequeño pueblo donde un hombre se coloca en la espalda una figura pirotécnica con forma de vaca y corre entre la multitud. Es una canción que Pedro Ayres Magalhães escribió a partir de algo inusitado que vio.

A lo largo de los años, lo simbólico, lo ancestral, va permaneciendo en cada cultura como algo que reúne cierta sensibilidad de la gente; a pesar de las distancias, puede ser común entre culturas. Una de las cosas que más me gusta de ser portuguesa es que mi país es pequeño, un pequeño territorio que es un Estado nación desde hace más de 800 años. Antes de eso, las culturas que se reunían aquí, en la península, habían sido muchas: celtas, visigodos, suevos, fenicios, árabes y romanos. Siglos después, cuando se forma la nación, Portugal entra en contacto con muchos países del mundo y otras culturas se acercan a la nuestra de esa forma. Eso es inspirador porque se puede hacer música portuguesa a partir de diversos símbolos o expresiones poéticas y populares. Lo simbólico y lo ancestral es importantes. También la poesía, por su función de testimoniar la historia.

¿Hay otras canciones mexicanas que le gustaría grabar?

Una canción maravillosa e impresionante es “La llorona”. También es bellísima “En el último trago”, de José Alfredo. El repertorio es tan vasto y me gustan tantas, que me cuesta trabajo elegir una.

¿Cuáles son sus discos favoritos?

Hay discos que siempre me acompañan porque están interconectados con el hecho de que yo cante: Cantigas do Maio, de José Afonso, es uno de ellos. También los de Amalia Rodríguez y Carlos Paredes, extraordinario guitarrista portugués. En mis años de juventud fue importante Pink Floyd.

¿Cómo fue trabajar con Wim Wenders?

Maravilloso. He sido y soy una admiradora de la filmografía de Win Wenders. En ese tiempo tendría yo unos 23 años y Madredeus estaba por iniciar una gira. Era la primera en la que los discos iban a ser publicados de forma simultánea en 32 países, algo que, por cierto, ya casi no existe más. Al mismo tiempo, en 1994, la ciudad de Lisboa encomendó a Wenders un documental. Él nos preguntó si podía utilizar la música de Madredeus e ir al estudio. Como teníamos mucho repertorio, le propusimos que fueran nuevas grabaciones. Él aceptó el reto y durante la misma sesión grabamos dos discos. Wenders eligió la música de Lisbon Story y él mismo ha dicho que, en realidad, no es un documental, sino una película sobre Lisboa. Después de conocernos nos invitó a ser parte del elenco. Es un hombre delicado, de una sensibilidad y una inteligencia maravillosas. Fue orgánico trabajar haciendo un pequeño papel como Madredeus y no exactamente como un personaje.


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