El trabajo a distancia, el cambio de hábitos de compra y de estilo de vida, así como el impacto que causaron los años de la pandemia en la provocaron que el consumo de cosméticos y fragancias en México se redujera, sin que hasta el mes de diciembre de 2023 se haya recuperado el nivel de consumo previo a la emergencia por el Covid-19.

Los fabricantes vieron una reducción en las ventas de maquillaje para ojos, labios, cara, uñas y fragancias masivas, las cuales al cierre del año pasado seguían por debajo de los niveles registrados en 2019.

La compra de maquillaje y fragancias disminuyó primero por la pandemia, a lo que se sumó un impacto inflacionario que no ha permitido revertir la caída, explicó la directora de la Cámara Nacional de la Industria de Productos Cosméticos (Canipec), Rosa María Sánchez Maldonado.

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Fuente: Canipec
Fuente: Canipec

“Las categorías que conforman maquillaje y fragancias tuvieron un impacto negativo a raíz de la pandemia, siendo estas dos las más afectadas. El confinamiento y la disminución de actividades diarias trajeron consigo una demanda menor para productos de belleza”, señaló.

De acuerdo con la Canipec, el segmento del maquillaje cayó 22% de 2019 a 2020 a causa de la pandemia, tropezón que aún no se ha revertido por completo.

El valor de ese mercado ascendió en 2019 a 37 mil 202 millones de pesos, pero un año después bajó a 29 mil millones y cerró 2023 en 32 mil 882 millones de pesos.

En tanto, la venta de fragancias y perfumes tuvo una caída de 20.5% en 2020 con respecto a un año antes porque estos productos se usaban más para los demás y no tanto para uno mismo, expuso Sánchez Maldonado.

Las fragancias masivas tuvieron un mercado valorado en 22 mil 77 millones de pesos durante 2019, bajaron a 19 mil 189 millones en 2020, y el año pasado terminó en 21 mil 148 millones de pesos.

Sánchez Maldonado consideró que el crecimiento de las ventas en línea es otro de los efectos resultantes de la pandemia.

“Es una opción muy viable para el consumidor, ya que ese canal contribuye a una compra más personalizada, con facilidades de pago, con una cartera amplia de productos y haciéndolo desde la comodidad de su hogar”, afirmó.

Estilo funcional

A finales del año pasado, Beyond Work publicó un estudio sobre las oficinas que mantienen esquemas laborales flexibles, es decir que los horarios y el lugar de trabajo pueden ser distintos a ocho horas y por la vía remota o combinado con presencial.

En ese caso está 80% de las organizaciones que realizan trabajo en oficina, un porcentaje que subió porque antes de la pandemia la tasa era de 53%.

El confinamiento por el Covid-19 implicó un cambio en el estilo de vida de las personas que trabajaban en oficinas, porque muchos pudieron laborar de manera remota, comentó la representante para Latinoamérica de The Work Force Institute, Ivonne Vargas.

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“Con la pandemia y con el predominio de estos esquemas de trabajo se dio una transformación más de tipo social, y en esto se incluye la vestimenta y el arreglo personal”, señaló.

“Creo que hubo un tema de relajarnos, sin que eso tenga una connotación negativa, entendiendo que mucha de la dinámica se iba a hacer desde la casa y, nos hizo relajarnos en ciertos protocolos sociales”, añadió.

De lo formal se migró a lo funcional, afirmó Vargas. “Porque no puedes exigir que la gente esté perfectamente arreglada cuando trabaja en casa. La pandemia cambió la forma en que te arreglas, te organizas, tus hábitos de consumo”, puntualizó la experta.

Consumo ocasional

Anabel Trejo, CEO y cofundadora de Getin, consultora que mide tendencias en comercio al menudeo, expuso que “después de la pandemia la industria de belleza en tiendas físicas no ha logrado recuperarse al mismo nivel en visitas dentro de las tiendas. Esto también aplica en general a todo el retail (comercio al menudeo)”.

Añadió que se detecta “un impacto en industrias tanto de belleza, como de ropa, por las compras desde los mercados asiáticos, pero eso también ayuda a las marcas nacionales a mejorar la oferta de sus productos y consolidar todos sus canales de comunicación con sus clientes.

“Es difícil que la gente quiera gastar en cosméticos, a veces compran unas y luego otras… Durante la pandemia fue supercomplicado, porque como la gente no salía a trabajar, ¿para qué se arreglaban?”, comentó Rosi Camacho, vendedora de cosméticos por catálogo.

“Ahora que la pandemia quedó atrás, empezaron a levantarse las ventas, pero a veces siento que la gente está apretada de dinero, además de que hay más competencia. A través del comercio electrónico se están comprando productos chinos que son muy baratos”, añadió.

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