El martes 14 de mayo, el "turismo culinario" pasó de estar únicamente en manos de los trendsetters e influenciadores de las redes sociales, quienes actuaban como jueces del servicio, calidad y potencial de esta importante industria, a tener un destino claro guiado por las estrellas Michelin.

Buenas noticias para los chefs y empresarios restauranteros, grandes noticias para los comensales y la relación precio-calidad-serivicio que en México ya estaba perdiendo dimensión.

No solo eso cambió, ya que, a diferencia de otros sectores económicos que aún se encuentran en el discurso y las promesas de lo que podría ser, el "turismo culinario" hoy está en lo que es. El #Blindspot de la semana radica en los datos que avalan la importancia económica de lo que inició anoche y lo que viene para México.

Primero, el "turismo culinario" hace hincapié en brindar una experiencia mejorada para degustar nuevos alimentos, además de emprender iniciativas educativas para mejorar el conocimiento sobre las cocinas locales, impulsar a las regiones, así como crear conciencia social y cultural.

Segundo, los desinformados y mal llamados críticos culinarios cuestionan a la Guía Michelin por establecer una cuota que los destinos deben invertir. Alto aquí porque la reputación de la Guía con casi 120 años de existencia no está únicamente basada en los chefs, también está cimentada en que la totalidad de la inversión cubre los costos de llevar a los inspectores, quienes no son foodies, sino expertos que visitan hasta 300 restaurantes por año, además de otros costos de difusión.

Tercero, con la llegada de la Guía a los destinos la escena culinaria cambia en lo cualitativo y cuantitativo. Vámonos a los ejemplos. He creado la oportunidad de visitar diversos establecimientos galardonados, pero una experiencia cambió por completo mi perspectiva. El 27 de octubre de 2022, día del lanzamiento de esta prestigiosa publicación en Vancouver, Canadá; me encontraba por casualidad en uno de los establecimientos que esa noche sería notificado como acreedor a una estrella. La experiencia pasó de la extraordinaria gastronomía a el mejor ejemplo de lo que cambia en una ciudad y país cuando se impulsa el turismo culinario.

Los datos son contundentes. De acuerdo con la Asociación Mundial de Viajes Gastronómicos el 80% de los viajeros investigan opciones de comida y bebida mientras viajan a un nuevo destino, el 84% de los viajeros frecuentes confían en la calidad de los restaurantes seleccionados por la Guía Michelin y dos de cada tres viajeros afirman que elegirían un destino Michelin en lugar de uno comparable.

Esto se cuenta en dinero. Datos de Finger Food Experts 2024 señalan que siete de cada 10 viajeros aumentan su gasto cuando tienen una selección de la Guía. Además, de acuerdo con EY, el excedente de actividad atribuido a las estrellas Michelin se extiende a todos los proveedores de la industria alimentaria.

Críticas como que son pocos los restaurantes seleccionados resonarán, pero hay un dato que mata carita: desde la introducción de la Guía en San Francisco el número de restaurantes con estrellas aumentó 100% (2007 a 2018).

A Marcelo Ebrard lo corrieron de un restaurante en Guadalajara por cargar en sus espaldas la marca Morena, pero también hay que decirlo, como canciller fue un impulsor de esto. La Canirac tomó una extraordinaria decisión de inversión. Así es como se transforma de fondo México, no con discursos altisonantes. Felicidades a los chefs que hoy tienen una estrella en su firmamento.

@osandovalsaenz

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