El presidente de Francia, Emmanuel Macron, el pasado jueves 25 de abril, en la Universidad de la Sorbona en París, pronunció un discurso de trascendencia para el futuro de su país y su continente.

En un texto de 108 minutos, con gran detalle se refiere a la imperativa necesidad de que Europa no puede perder peso relativo en un escenario geopolítico donde el péndulo de la democracia y del potencial económico está amenazado por una nueva carrera armamentista.

De ese texto, cuya lectura completa es recomendable, he seleccionado unos pasajes que invitan a la reflexión:

Citó a Paul Valéry que al final de la Primera Guerra Mundial decía: “sabíamos que nuestras civilizaciones eran mortales”. Y enfatizó Macron: “Debemos ser lúcidos sobre el hecho de que nuestra Europa actual es mortal. Puede morir. Puede morir, y eso depende únicamente de nuestras decisiones. Pero estas decisiones deben tomarse ahora.

“Y la cuestión de si Europa será o no una potencia de innovación, investigación y producción se juega ahora. Porque el ataque a las democracias liberales, a nuestros valores, a –lo digo en este lugar del conocimiento– lo que constituye la base misma de la civilización europea, una cierta relación con la libertad, la justicia y el conocimiento, se está produciendo ahora o no”.

En términos económicos, el modelo “tal como está concebido hoy, ya no es sostenible… el riesgo es que Europa se quede atrás.”

Y la importancia del momento que vivimos “es la batalla cultural, la de los imaginarios, de los relatos, de los valores, que es cada vez más delicada”.

“Nuestra democracia liberal es cada vez más criticada, con argumentos falsos, con una especie de inversión de valores, porque dejamos que ocurran cosas, porque somos vulnerables. En todas partes, en nuestra Europa, nuestros valores y nuestra cultura están amenazados, porque se cuestionan los fundamentos en la creencia de que los enfoques autoritarios serían de algún modo más eficaces o atractivos, amenazados también porque nuestros sueños y nuestras narrativas son cada vez menos europeos”.

Recalca que, en Europa “estamos demasiado divididos. El retorno de los inmigrantes irregulares a sus países de origen debe ser uno de los ejes de nuestra política de visados y de nuestras preferencias comerciales condicionadas. También debemos forjar nuevas asociaciones operativas para luchar contra el tráfico ilícito de migrantes y la trata de seres humanos.”

Y sentencia que “el riesgo es, obviamente, nuestro empobrecimiento. El empobrecimiento es dramático” para Europa.

“Si queremos ser soberanos en el momento de estas profundas transformaciones que he mencionado, tenemos que construir un nuevo modelo de crecimiento y producción… No puede haber transición ecológica sin un modelo económico sólido. Y no puede haber modelo social, que es uno de los puntos fuertes de Europa, si no producimos el dinero que luego queremos redistribuir”.

Queridos lectores, si bien los conceptos que he seleccionado son significativos, los invito a hacer un ejercicio de análisis y volver a leer estas citas cambiando la palabra “Europa” por “Latinoamérica”, y provocar así una necesaria y ante todo oportuna reflexión acerca del futuro de nuestra región.

Rúbrica. Más sabe el diablo… Joe Biden bromea que él es un viejo compitiendo en una campaña contra un candidato de 6 años de edad.

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