A pesar de contar con altos niveles de popularidad, ¿a qué se debe que un gobierno que ha hecho tanto por las mayorías; que ha logrado la estabilidad de la economía en un complejo entorno internacional después de 2 años de pandemia y ha construido grandes obras de infraestructura (carreteras, caminos, hospitales, puertos, acueductos, aeropuertos) para beneficio presente y futuro de regiones enteras del país, sea tan vilipendiado en medios, acosado por el poder judicial, obstaculizado por institutos autónomos como el INAI u organizaciones de la llamada “sociedad civil”?

La respuesta es que el `sistema neoliberal anglosajón´, consolidado en México por un grupo de jóvenes tecnócratas educados en universidades estadounidenses que llegaron al poder para imponer 36 años de políticas antipopulares, propició la creación de una clase burocrática de élite para facilitar la entrega de cuantiosos recursos públicos al sector privado consentido.

Este sistema, tan alejado del proyecto de nuestro presidente AMLO, resultó brutal, pues mostró que en él la corrupción y la violencia son consustanciales y las reglas no aplican para los cercanos al poder.

Además, la estructura institucional que creó –y que aún hoy se padece, propició la creación de una red de simulación con institutos nacionales “autónomos”; la incorporación de testaferros en la cumbre del poder judicial; el favorecimiento de un aparato empresarial de difusión afín; el fomento de una élite intelectual a modo y la imposición de un modelo educativo pro neoliberal que resultó en la formación de varias generaciones de jóvenes.

Todo lo anterior, con el uso de ingentes cantidades de dinero y deuda pública con el objetivo de medrar a través de un modelo depredador, propagador de corrupción, generador de violencia y concentrador de riqueza en pocas manos a cuenta del empobrecimiento general.

Por el entramado institucional que se nos heredó, se comprende pues la arbitraria parcialidad, en pleno proceso electoral, de tres miembros del IECM quienes con un recurso presentado por la alianza del PRI-PAN-PRD lleno de argucias y engaños, intentó evitarnos informar a la ciudadanía sobre el modus operandi del conocido grupo delincuencial que gobierna la alcaldía Benito Juárez (con culpables confesos y presos) y cuyo anterior alcalde, que ahora compite por hacerse del gobierno de la CDMX, ni siquiera debió de haber sido aceptado como candidato por el INE. O los numerosos amparos otorgados por el poder judicial a delincuentes, políticos corruptos y defraudadores para entorpecer la labor del gobierno; o el INAI, estorbando la divulgación de información sobre presuntos delincuentes.

Y lo más reciente: el grosero uso de los colores del INE en la llamada “Marea Rosa”, convocada por agrupaciones vinculadas a prianistas y financiadas por agencias extranjeras como USAID.

Es pues evidente que inventan montajes, obstaculizan y divulgan mentiras en nuestra contra porque con el triunfo del 2018, logramos establecer en México una alternativa al sistema neoliberal, que tanto daño ha causado al país.

Confío que la sensatez prevalezca en los votantes este 2 de junio. Que la transformación continúe, nos conviene a todas y todos.

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