El proceso electoral de 2024 es el más violento en la historia de México. Esta escalada de violencia electoral, traducida en el asesinato de 31 candidatos, se ha visto potenciada por una serie de factores que han confluido durante el gobierno del partido Morena. La impunidad que prevalece en la comisión de delitos y la desarticulación de los cuerpos de seguridad han sido elementos críticos que han contribuido a este clima de inseguridad y violencia.

Desde que Morena asumió el poder, el país ha experimentado una serie de desafíos en materia de gobernabilidad. La administración actual ha sido criticada por su incapacidad para mantener el orden y garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Esta percepción de desgobierno se ha traducido en un ambiente de desconfianza y temor, que se ha manifestado de manera especialmente aguda durante el actual proceso electoral.

Uno de los factores más críticos que han alimentado la violencia electoral es la impunidad con la que operan los delincuentes en México. La falta de consecuencias para quienes cometen delitos ha creado un ambiente en el que la violencia se convierte en una herramienta común para influir en los procesos políticos. Los grupos del crimen organizado, que ya controlan vastas áreas del país, ven en las elecciones una oportunidad para expandir su influencia y asegurarse de que los candidatos que les son favorables lleguen al poder.

La impunidad no solo alienta a los delincuentes, sino que también desmoraliza a las fuerzas de seguridad y a los ciudadanos. La percepción de que los delitos quedan sin castigo mina la confianza en las instituciones y en el proceso democrático, creando un ciclo vicioso de violencia y desconfianza.

Durante el mandato de Morena, las políticas de seguridad han sido erráticas y muchas veces inexistentes. La Guardia Nacional, una de las apuestas más importantes del actual gobierno en materia de seguridad, ha enfrentado críticas por su falta de capacitación y coordinación, así como por su tendencia a militarizar la seguridad pública sin abordar las causas profundas de la violencia.

La falta de coordinación y recursos ha dejado a muchos Municipios y Estados en una situación de vulnerabilidad extrema. En muchos casos, las fuerzas locales no tienen la capacidad ni el respaldo para hacer frente a la inseguridad, lo que deja a los candidatos y a los ciudadanos expuestos a amenazas, secuestros y asesinatos.

El proceso electoral de 2024 se ha convertido en un espejo de los problemas más profundos que enfrenta México. La violencia, potenciada por el desgobierno de Morena plantea un desafío monumental para el futuro del país. Solo a través de un compromiso renovado con la justicia y la seguridad se podrá asegurar que los procesos democráticos se desarrollen en un ambiente de paz y respeto. La historia juzgará a las administraciones por su capacidad para proteger a sus ciudadanos y garantizar la integridad del proceso electoral.

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