Un par de años después de que mi mamá se fue de la casa, me quedé con mi papá, quien estaba roto. Yo no entendía lo que pasaba, pero en mi corazón se instaló un miedo profundo: el miedo al abandono. Desde entonces, aprendí a dar de más en mis relaciones para evitar que me dejaran. Sin darme cuenta, intentaba llenar un vacío que parecía infinito.
No fue hasta que leí la historia de Matthew Perry que logré comprenderme mejor. El actor que nos hizo reír como Chandler Bing en “Friends” tuvo una historia nada divertida. En su libro “Friends, Lovers and the Big Terrible Thing”, Perry revela cómo su infancia estuvo marcada por la ausencia de sus padres. De niño, era enviado en avión, solo, entre Canadá y Estados Unidos, con un tarjetón colgado al cuello que decía “menor no acompañado”. Esa frase no solo estaba en un pedazo de cartón, sino que se le quedó grabada en el alma: vivió el resto de su vida como una persona “no acompañada”, por lo tanto, abandonada.
Ese vacío lo llevó a las drogas, buscando llenar lo que le faltaba dentro. Su adicción se convirtió en una prisión de la que no pudo salir. No importaba cuánto éxito tuviera, cuántos millones ganara o cuántos fans lo adoraran: el miedo al abandono lo perseguía como un fantasma.
Ese mismo miedo lo llevó a sabotear el amor. Cuando comenzó a salir con Julia Roberts, parecía estar en la cima del mundo. Pero la idea de que algún día Julia podría dejarlo, le parecía aterradora. Perry confiesa que, en lugar de esperar a que eso sucediera, tomó la decisión de terminar la relación primero. Pensó que no era lo suficientemente bueno para Julia y que en cualquier momento ella se daría cuenta. Así que, antes de enfrentar el dolor del rechazo, decidió evitarlo rompiendo su relación.
Cuando leí esta historia, me di cuenta de que yo también me había sentido como una “menor no acompañada”. No hubo nunca un tarjetón colgado de mi cuello, pero en mi corazón sentía esa misma etiqueta. Crecí con la sensación de que, para que alguien se quedara conmigo, debía esforzarme el doble, dar más de lo que tenía, ser perfecta. Porque si no, se irían.
Ahora me pongo a reflexionar acerca de cuántas veces nosotros mismos boicoteamos lo que más queremos. ¿Cuántas oportunidades dejamos ir porque no nos sentimos merecedores? ¿Cuántas relaciones terminamos por miedo a ser lastimados? ¿O cuántas veces nos derramamos por los demás, dando más de lo que tenemos, solo para evitar que nos abandonen?
La lección de Matthew Perry es dura, pero valiosa. Podemos pasar la vida huyendo del abandono o enfrentarlo, sanarlo y construir relaciones desde el amor y no desde el miedo.
Y para eso es indispensable trabajar en el autoconocimiento. Si logramos identificar esas heridas del pasado, podemos evitar caer en patrones destructivos. Podemos darnos cuenta, si estamos en el extremo de entregarnos por completo para evitar que nos abandonen o en el de alejarnos primero antes de que eso suceda.
En realidad, nunca estás solo, porque te tienes a ti mismo, y darte cuenta de ello es el primer paso. Por eso el INGRIDiente secreto es entender que eres una persona no acompañada cuando el miedo al abandono dirige tu vida… pero dejas de serlo cuando la diriges tú.
Escríbeme en mis Instagram @ingridcoronadomx y dime, ¿alguna vez has dejado ir algo valioso por miedo a perderlo?
Gracias por acompañarme una vez más.
IG: @Ingridcoronadomx / www.mujeron.tv