La mudanza de fábricas de México a Estados Unidos, como pretende el gobierno de , será difícil y costosa, coincidieron industriales y expertos consultados por .

Para instalar una empresa hay que considerar que “dependiendo de qué tan manual sea el proceso, podrías pasar de tener un costo de mano de obra de ocho dólares por hora en México, a 25 o 30 en Estados Unidos”, explicó el socio de Kearney, Omar Troncoso.

Cuando la industria se mudó a para desde allí producir, todo el desarrollo tardó de 10 a 15 años, lo que muestra que reubicar a las plantas en la Unión Americana requeriría de bastante tiempo, dijo.

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En el top 5. Fuente Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos
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“Hay procesos muy manuales, como autopartes, electrónicos y todo se puede automatizar, pero el problema es a qué costo y cuánto tiempo te vas a tardar”, añadió.

Desde su punto de vista no es rentable ni competitivo mandar a Estados Unidos las plantas que producen jeans, camisas, calzado y confección en general, porque necesitan mayor cantidad de mano de obra.

El director de Desarrollo Económico del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), Óscar Ocampo, expuso que para que una fábrica se mude tiene que buscar un terreno, desarrollar un proyecto, conseguir permisos, maquinaria y entrenar personal.

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“Pensar que lo vas a hacer en tres o cuatro años es poco probable, ya que, cuando inviertes en una planta, lo haces en un horizonte de 30 a 40 años y no para un ciclo electoral de cuatro. No vas a comprometer inversiones de largo plazo por una coyuntura o en medio de la tempestad. Difícilmente vamos a ver una salida importante de empresas de México”, señaló.

Anuncios se sobredimensionan

En su opinión, anuncios de que se van plantas de México o dejan de operar por semanas se sobredimensionan, como el caso de la automotriz Stellantis.

El presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Alejandro Malagón, indicó que, en general, la industria manufacturera carece de incentivos para transportar fábricas de México a Estados Unidos.

“Calculamos que alrededor de 90% de todas las exportaciones no automotrices ni sujetas a la Sección 232 (de la Ley de Expansión Comercial de 1962 de Estados Unidos), cumplen con las reglas del T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá), por lo que seguirán fluyendo sin barreras comerciales adicionales”, comentó a esta casa editorial.

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Sin embargo, reconoció que en la industria automotriz habrá ajustes, debido al impacto que tiene el arancel de 25% que se impuso al contenido no estadounidense de los coches.

Por ejemplo, si un vehículo posee 40% de contenido estadounidense, pagará un arancel efectivo de 15%, pero aquellos automóviles que incumplan con las reglas de origen del T-MEC enfrentarán una tarifa 51%, “lo cual sí representa un riesgo real para ciertas líneas de producción”, señaló el líder de la Concamin.

Estimó que el país continuará siendo más competitivo que otras naciones gracias al T-MEC.

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La joya de la corona

El año pasado, México ensambló 4.2 millones de vehículos ligeros y se posicionó como el quinto mayor fabricante en el mundo, al desplazar a Alemania y Corea del Sur, dio a conocer este mes la Organización Internacional de Fabricantes de Vehículos (OICA, por sus siglas en inglés).

El país se colocó sólo por debajo de China, Estados Unidos, Japón e India, en ese mismo orden.

Este avance de la industria nacional se dio en medio de contracciones importantes en la producción en Estados Unidos y Canadá.

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Malagón destacó que para la mayoría de las empresas establecidas en México no habrá afectación directa por los aranceles de la Unión Americana, siempre y cuando exporten mercancías que cumplan con las reglas del T-MEC.

Esta semana Fitch Ratings advirtió que México es especialmente vulnerable al proteccionismo comercial de la Unión Americana, ya que décadas de integración han convertido las exportaciones al país vecino en un pilar de la economía nacional, equivalente a 27% de su Producto Interno Bruto (PIB) en 2024.

Desde su perspectiva, los aranceles impuestos podrían tener impactos significativos, especialmente en el sector automotriz, y la incertidumbre está lastrando la actividad.

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“Estos desarrollos siguen siendo variables, y es probable que el futuro de la relación comercial siga siendo incierto, al menos hasta la revisión del T-MEC”, indicó la agencia.

Incluso si la política arancelaria estadounidense preserva un trato preferencial para México en relación con sus competidores, Fitch ve perspectivas menos favorables para la relocalización de empresas, o nearshoring, mientras persista esta incertidumbre.

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