En una tragedia como el terremoto de 19S se activa un mecanismo cerebral que tiene como función protegernos de los peligros y prepararnos para luchar por nuestras vidas o huir. Es el sistema de amenaza y protección (Gilbert, 2010). cuya función primordial es mantenernos a salvo del peligro. Normalmente, un tiempo después del evento impactante, el sistema de amenaza y protección “baja la guardia”, pues advierte que no hay peligro.
 
Sin embargo, en el caso de un sismo destructivo, cuesta más “bajar la guardia”, pues las personas saben que habrá réplicas, vemos las secuelas de la destrucción y escuchamos historias emocionalmente impactantes. Esto nos mantiene en un estado de alerta constante que provoca desgaste físico y psicológico.
 
Días o semanas después del evento traumático nuestro mecanismo de amenaza y protección estando alerta a cualquier movimiento, sonido o reacción que nos recuerde lo vivido. Por eso saltamos ante un ruido intenso, nos cuesta dormir, nos sentimos nerviosos e irritables. Estas condiciones, por fortuna, son temporales.
 
Otro mecanismo cerebral, el de calma y seguridad, entra en acción para proveer contención, sosiego y confianza. A veces tarda en activarse. Su activación depende de cada persona, de su historia personal y de los recursos emocionales y psicológicos con que cuenta.
 
La buena noticia es que voluntariamente podemos activar este mecanismo de calma mental y seguridad, que nos da una sensación de bienestar y conexión. Es así porque ciertas actividades, como las que aquí propongo, activan el sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a recuperarnos de situaciones estresantes y regular nuestras emociones:
 

  1. Acariciar a tu mascota. Escucha y observa sus reacciones, la vibración o el movimiento de su cuerpo con su respiración. Siente su respiración y haz más profundas tus inhalaciones y exhalaciones.
  2. Escuchar música relajante: sonidos de la naturaleza, música para dormir bebés
  3. Usar incienso o aceites aromáticos calmantes: lavanda, melisa, incluso canela pueden ser muy tranquilizantes.
  4. Tener mayor contacto social. Estar acompañado de alguien con quien te sientes bien trae consigo una sensación de seguridad.
  5. Abrazar a las personas queridas, sobre todo, dejarse abrazar. Los abrazos tienen un efecto especialmente sedante. Entrégate por completo en un abrazo con alguien de confianza. Es más, recarga tu cabeza en el hombro de la otra persona.
  6. Llorar solo o en compañía. El llanto es liberador y trae paz a quien se permite llorar profundamente.
  7. Hacer ejercicios de respiración. Aprende cómo manejar la ansiedad a través de la respiración en esta liga: eluni.mx/1qNWMjd.
  8. Hacer una disciplina mente-cuerpo: meditar, hacer yoga, taichí o chi kung. Cualquier actividad mente-cuerpo ayuda a desactivar el sistema de alarma de tu cerebro.
  9. Escuchar música tranquilizadora. Pon total atención a cada sonido. Sigue cada nota musical, déjate llevar por lo que escuchas. Nota cómo resuena en tu cuerpo.
  10. Tomar un baño caliente un poco más largo de lo normal. El agua caliente relaja tus músculos y te da una sensación de bienestar.
  11. Reconfortarse por medio del tacto. Coloca tu mano sobre el pecho, a la altura del corazón, y muévela en círculos, como si frotaras una crema calmante del dolor. Mientras lo haces, puedes repetir mentalmente la frase: “Todo va a estar bien”.
  12. Despertar el sentido del tacto. Siente la suavidad de la tela de tu piyama y prolonga la sensación que obtienes al hacerlo. También puedes hacerlo con tus sábanas y cobijas.
  13. Acariciarse a uno mismo. Toca tu cuerpo suavemente con la yema de los dedos. Pon especial atención a esas áreas que te hacen sentir más calma
  14. Tararear una canción o sonido. Siente la vibración en tu pecho. Si lo prefieres puedes repetir el sonido ommmmm y poner atención a la sensación en tu cuerpo
  15. “Ensayar” una sonrisa. Pon atención a la expresión de tu boca en diferentes momentos del día. Emite una ligera sonrisa y mantenla el mayor tiempo posible. Disfruta de la sensación de bienestar que este movimiento produce al enviar un mensaje a tu cerebro de que todo está bien. Si te cuesta hacerlo, practica poniendo un lápiz entre tus dientes para provocar el gesto de la sonrisa.
  16. Masajear la palma de una mano con la otra. Hazlo suavemente, como una caricia.
  17. Mirar videos de la naturaleza: bosques, mares, montañas, lagos.

 
Elige la que te resulte más efectiva y atractiva. Ahora, más que nunca, necesitamos echarle una mano a nuestro organismo para que recupere la calma.
 
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