Con el lanzamiento del iPhone X, Apple logró entusiasmar, aunque no con innovaciones de gran calibre.

El CEO de Apple, Tim Cook, se paró en el escenario del recién inaugurado Teatro Steve Jobs, en Cupertino, California. Los primeros minutos los dedicó a mostrar los detalles del teatro y a explicar cómo la compañía también ha innovado en arquitectura.

Cada vez con más desplante, Cook y otros ejecutivos de Apple fueron presentando los nuevos productos: una versión del Apple Watch que no necesita conectarse al celular, ya que tiene su propio Sim electrónico que le permite ser autónomo, y un Apple TV con resolución 4K HDR, lo que mejora notablemente la calidad de la imagen.

Hasta que llegó la hora de los teléfonos. Los primeros en tomarse el escenario fueron el iPhone 8 y el iPhone 8 Plus (más grande), con mejoras en su cámara, que incluye sensores que reconocen mejor la luz para captar fotos artísticas sin recurrir a filtros. Su procesador A11 Bionic le da la capacidad para jugar videojuegos de realidad aumentada: una mesa del living se convierte en un campo de batalla.

Siguiendo la tradición de su antecesor Steve Jobs, Cook pronunció la frase que la audiencia esperaba: "Algo más". Y lanzó lo que ya todos comentaban previamente debido a las múltiples filtraciones: el iPhone X.

Lo más disruptivo de este nuevo modelo es el reconocimiento facial 3D. Mezclando sensores, cámaras y luces, el equipo crea una representación tridimensional del rostro, basada en cerca de 30 mil puntos.

Otros teléfonos inteligentes también se desbloquean con reconocimiento facial, pero para lograrlo utilizan la cámara convencional del teléfono, tecnología que es fácil de engañar.

El sistema del iPhone X, llamado Face ID, permite desbloquear el teléfono y confirma la identidad para realizar pagos. Su tasa de falla es de uno en un millón, a diferencia de la huella dactilar, que da "falsos positivos" en una tasa de 1 a 50 mil. En caso de tener un "gemelo perverso", bromearon en la presentación, es mejor usar la contraseña.

La tecnología, al usar inteligencia artificial, reconoce cambios típicos en el rostro de una persona, ya que aprende de él. Por ejemplo, si el usuario se deja barba, cambia su peinado o debe usar anteojos.

Esta tecnología también permite hacer cosas más entretenidas como los Animojis, emoticones animados que se personalizan con los gestos del usuario o se puede grabar un mensaje de voz con la imagen de un emoticón hablando.

Otra tecnología nueva para Apple, aunque no para la industria, es la carga inalámbrica con tecnología Qi. La empresa sacará un accesorio llamado AirPower, una especie de posavasos alargado en la que se podrán cargar el Apple Watch, los tres nuevos iPhones y los audífonos inalámbricos AirPods al mismo tiempo.

Para Jorge Pavez, el lanzamiento tiene un lado dulce y otro amargo. "Lo que más me gustó del iPhone X fue el reconocimiento facial, la eliminación del botón de inicio, pero sobre todo la pantalla OLED, que es de mejor calidad".

Y se pregunta si el usuario se acostumbrará a tener que sacar el teléfono y ponerlo frente al rostro para desbloquearlo. "A veces una tecnología puede ser muy disruptiva, pero en la cotidianidad las personas se dan cuenta de que no es práctica", concluye.

El iPhone X tendrá un costo que partirá desde los US$ 999 y llegaría a Chile a fines de año.

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