Les cuento. El fin de semana estuve en una reunión. Todas las chavas que estaban ahí eran lo que hoy se entiende como “guapas”. La verdad muy arregladas, maquilladas, vestidas a la moda y con mucha onda. Y obvio, todas (como parte de estar a la moda) haciendo dieta cetogénica.

Las escuchaba platicar, pasarse tips, contarse anécdotas, hacerse consultas, comparar resultados y echarse porras. Yo mejor me quedé callada.

Unas más simpáticas que otras, con más chispa para contar su experiencia, otras ya lo habían hecho y estaban intentando regresar a este martirio que es no comer carbohidratos porque les cuesta tanto trabajo que no terminan por poder retomar, alguna más ya tenía cita para visitar a esta “guru” del peso (porque no puedo decir que sea de la nutrición ni de hábitos saludables) a la que todas habían ido y que, seguramente, tiene su consultorio atascado, alguna más no quería pagar el precio de la consulta y les robaba a cada una un poco de información para hacer ella su dieta gratis.

Así pasé mi tarde. Siendo testigo de cómo todo mundo lo que quiere es magia. Están dispuestas a romperse la cara sólo si es un enorme esfuerzo pero que dure poco y se note mucho. Nadie quiere realmente autoevaluarse y reconocer que tiene malos hábitos y que si no los cambia no encontrará resultados a largo plazo. Mucho menos quieren darse cuenta de que lo que hacen no es sano, física ni emocionalmente. Lo triste es que ese es el ejemplo que dan a sus hijas.

La que más me sorprendió fue una que ciertamente sí, sólo comió lechugas con pollo hervido y sin aderezo, pero que mientras estábamos ahí se fumó fácil una cajetilla de cigarros, se bebió siete tequilas y no dejó de trabajar un sólo segundo. Entre cosa y cosa en la computadora medio volteaba a ver a las demás y contaba alguna anécdota simpática, entre llamada y llamada prendía un cigarro y bebía alcohol. Eso no es saludable. Eso no es un buen ejemplo. Eso no le va a ayudar a tener una mejor vida y mucho menos una vejez saludable.

Ahora, mi pregunta es: ¿no sería mejor comer moderadamente de todo y no fumar? ¿de cuándo acá el alcohol entra en una dieta cetogénica? ¿qué la salud emocional no debe ser parte también de nuestra rutina y debemos dejar de lado el trabajo sólo por un par de horas para convivir con nuestra familia y nuestros hijos?

Quedé muy impresionada. Siendo honesta, soy una convencida de que cada quien puede hacer con su cuerpo y su vida lo que le de la gana, pero… ¿qué parte de comer bien, no fumar, beber agua, hacer ejercicio y aprender a manejar el estrés no ha quedado claro aquí?

Es donde siento que topo con pared. Es donde mi vocación de hacer las cosas bien, basadas en ciencia y estudios se pone a prueba, es donde me cuestiono si estoy haciendo las cosas que debo hacer. Yo también quiero tener mi consultorio lleno, yo también quiero que todo mundo tenga los resultados que está buscando, pero no puedo hacerlo a costa de su salud. No puedo. Me gana la ética.

Al ver a esta chava fumar y beber pensaba… ¿esa ansiedad que siente y por lo que fuma tanto puede ser que esté originada por la mala alimentación que ha elegido llevar, por las ganas de tener un cuerpo que no tiene (ni va a tener) o por la presión social a la que está expuesta por querer ser como le han dicho que debe ser para ser exitosa y feliz?

Es increíble ver cómo buscan el peso ideal sin buscar salud. Como si la salud fuera algo que todos tenemos garantizado. Se sabe, porque está comprobado, que el cigarro mata. Es así. Se sabe que el alcohol a la larga deriva en daño al hígado, eso es seguro. Y de todas maneras parecería que eso es lo de menos si uno muere (de cáncer o cirrosis o un infarto por estrés) estando flaco y siendo talla 2. No importa si en una reunión tu no estas con tus amigas ni con tus hijos si finalmente tienes la disciplina de comer pollo hervido y lechuga.

Pues no, sépanlo… que a mí que me entierren siendo talla 8 pero bailando (y nadando) y gozando a los 80 años. Que a mi me vea mi hija comerme un helado para que cuando ella sea mamá, me deje llevar a sus hijos a comer uno también. Que podamos comer lo que sabemos que nos hace bien, que podamos moderar los carbohidratos, que podamos comer un pan dulce de vez en cuando y que podamos ser felices siempre… hasta los 120.

Primero tu salud
Primero tu salud
Google News

Noticias según tus intereses