Mientras el precandidato priísta a la presidencia de la república José Antonio Meade presenta su propuesta para combatir la corrupción, el tribunal que está juzgando al expresidente de Brasil, Luiz Inacio Da Silva, más conocido como “Lula”, no solo confirma la condena contra este ex mandatario brasileño, sino que aumenta su condena de nueve años y medio de cárcel a doce, por corrupción y lavado de dinero, con lo cual derriba las expectativas de que pueda postularse nuevamente a la presidencia de su país.

Es oportuno recordar que el proceso contra Lula se inició por corrupción en relación con Petrobrás, la empresa petrolera que pertenece al estado.

Esto reconfirma que la corrupción es el tema más importante en esta democracia global que lucha por la transparencia y por erradicar estos viejos vicios asociados al ejercicio del poder gubernamental.

Por su parte, Meade se anticipa y presenta esta propuesta de combate a la corrupción que consta de tres puntos medulares:

Rescatar el dinero, las propiedades y todos los bienes producto de la corrupción y donarlos a un fondo nacional de becas para mujeres, niñas y niños. Aumentar las penas a los funcionarios públicos deshonestos y volver obligatoria la certificación patrimonial para los altos funcionarios y legisladores.

Importante es que su propuesta rescata la importancia de la “extinción de dominio”, que es el medio por el cual se pueden confiscar bienes inmuebles a los corruptos.

Es evidente que los estrategas del equipo de campaña de J.A. Meade ya descubrieron que no es suficiente con tener un candidato a quien precede fama de honesto respecto a su persona, cuando el medio circundante exhibe corrupción y él la dejó pasar, fuese por la razón que fuese.

Por tanto, para levantar su campaña necesita mostrar que su intención y compromiso de combatir a la corrupción es real y no simulado.

Mientras en Brasil cae el expresidente Lula por corrupción en relación con Petrobrás, en nuestro país los mexicanos no hemos recibido ni una explicación respecto a la acusación que existe desde Brasil en contra del ex director general de Pemex Emilio Lozoya Austin, a quien un indiciado en el escándalo Odebrecht acusa de haber recibido de esa empresa brasileña cuatro millones de dólares. Este escándalo en México simplemente se diluyó dejando un halo de impunidad y muchas dudas.

La experiencia que hay en la lucha anticorrupción en otros países que combaten esta práctica con buenos resultados, es que no es posible atacarla si desde el mismo gobierno no se instrumentan mecanismos de control y además, debe haber voluntad política para respaldar las acciones sin hacer excepciones.

Mucho se ha hablado de la honestidad personal de J.A. Meade, de su capacidad profesional y otros atributos importantes, pero lo que hará creíbles sus promesas respecto al combate a la corrupción, es conocer como garantizará que si llegase a la presidencia de México será capaz de voltearse contra aliados y amigos que hayan cometido fraudes, abusos y enriquecimiento ilícito y llevarlos ante la justicia.

El mayor pecado de los gobernantes mexicanos es que pesa más la amistad, que el compromiso con nuestro país.

¿Usted cómo lo ve?

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