Un exfoliante, ya sea en crema, en zacate o cualquier otra representación se utiliza para desprender las células muertas de nuestra piel. Debe ser usado con precaución para no irritar demasiado y provocar lesiones en la piel. Como todo, la eficiencia del producto o acción exfoliante reside en la constancia  de su uso, así como en los cuidados posteriores. Los resultados son una piel radiante y sobre todo libre de impurezas que se van acumulando todos los días a causa de la contaminación, el clima  y nuestras propias toxinas.

Lo mismo podría aplicarse para los pensamientos o para los que gustan del romanticismo, para el alma.  El diario vivir nos obliga a ir acumulando experiencias que no siempre son positivas,  y de hecho la gran mayoría llegan a ser o se convierten en negativas. La causa de esto no es el exterior al 100 % sino nuestros propios pensamientos que  hacen que las experiencias neutrales de pronto se hagan negativas. Depende del estado de ánimo, de nuestra historia y de la buena o mala disposición que tengamos para vivir plenxs.  En mi experiencia puedo decir que es muy fácil dejarse llevar por la mala vibra porque desgraciadamente no enseñan a ser “mal pensadxs”. La realidad es siempre existen dos o más lados de las situaciones, y más importante es que se escapan de nuestro control. A pesar de esto, cometemos el error constantemente de querer controlar. No importa qué tan difícil parezca o cuántas innumerables veces fracasemos en el intento, siempre el impulso será controlar. Pero no podemos.

La tarea no es dejar de querer controlar, sino  limpiar de raíz el origen de ese afán de control. No dejar que se acumulen esos pensamientos y resentimientos del pasado que solo entorpecen la visión objetiva del presente.  Para ello hay que monitorearse, estar conscientes de las cosas que decimos, y hacer un recuento de cómo hemos reaccionado ante las mismas situaciones y que no nos ha funcionado. Empezar a actuar de distinta manera. Cambiar los pensamientos negativos por positivos y por consiguiente no recurrir a la conmiseración y la victimización.

Exfoliarse el cerebro y el alma es el principio  hacia la búsqueda del bienestar. Siempre habrán provocaciones que nos alteren el estado de ánimo, repito todas las cuestiones externas son imposibles de controlar, pero si estamos en constante limpieza nos será mucho más fácil deshacernos de comentarios necios y desde luego no estaremos enganchados con personas o situaciones tóxicas.  En pocas palabras, exfoliarse el alma es caminar con buena vibra.

@reginakuri

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