Hoy en la mañana me desperté con una sensación entre desvelo, poca energía y abrumada por los muchos pendientes que llevo postergando toda la semana. Eso de dejar las consultas con el dentista, visitas de trabajo o talachas pendientes se van acumulando en el estado de ánimo y mermando la voluntad. Parece mentira pero cansa más NO hacer los pendientes.  Agota la mente estar negociando el “voy o no voy”. El caso es que hoy a pesar de que me levanté y vestí para salir a entrenar, no logré salir de mi casa.  Y ya estaba a punto de palearme cuando me detuve en seco. Decidí hacer lo que tuviera energía para hacer. Si bien el día de hoy tenía compromisos para comer con la familia, reunión en la tarde y una clase por la noche, seguiré con el compromiso conmigo de hacer lo que tenga energía para hacer.

A veces hay que ser compasivxs creo yo. Darnos chance sin presiones y eso puede ayudar efectivamente a resurgir en el día y retomar los compromisos adquiridos.  Vivimos en autopropulsión, forzando la máquina. Desde luego que eso trae consecuencias, es decir que si  llevamos varios días o semanas en ese estado y vemos que no hemos logrado mucho, creo que es un buen tiempo de descansar. Descansar la mente de tanto TENGO TENGO TENGO TENGO TENGO. El cuerpo puede estar en excelentes condiciones, pero si la mente no fluye en automático el cuerpo tampoco. Se deja venir una sensación de pesadez y acabamos sin hacer nada o muy poco.

Podemos ser disciplinadxs, tener casi una voluntad de acero y cumplir siempre con lo que nos planteamos, aunque signifique sacrificar nuestro descanso o diversión. Pero habrán días, en los que necesitemos cambiar el foco y el verbo con el que nos conducimos, rebelarnos ante tanto TENGO y fluir liberándonos de la presión.  Según mi experiencia es más fácil lograr cometidos cuando queremos que cuando tenemos.

Twitter @reginakuri

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