Llevo un año más o menos entrenando para un reto que llevaré a cabo el 7 de septiembre. Sin entrar en detalles de la carrera por mera superstición,  quiero hacer una reflexión acerca de las emociones que una pretende guardarse o negar y las consecuencias en el cuerpo.

Los entrenamientos han  requerido un gran esfuerzo de mi parte, despertar a las 4am, comer bien casi siempre y dormir temprano lo que lleva también a sacrificar algunas cosas, lecturas  y eventos. Entrenar con personas que corren mucho más y mejor que yo me recordó la humildad que se me estaba olvidando. Con la ayuda de Cinthia y el equipo,  fui  creando fuerza  física y mental y el día de hoy, a una semana del reto puedo decir que me siento muy bien, confiada de alguna manera en que daré lo mejor de mí, aunque mi mente me quiera hacer parar a la mera hora por todos los medios.

Yo me inscribí a este reto para experimentar el camino, todo lo que tuviera que hacer para ser capaz de lograrlo, y finalmente hacerlo (ya les platicaré cómo estuvo) sin embargo el objetivo no es la meta en sí, sino conocer el camino el día a día.  Un camino que ya he experimentado antes, pero de manera distinta. Con otra percepción de mi misma. Hoy más ligera y agradecida.

El punto  va a lo siguiente, me quiere dar gripa.  Quizá este texto va más hacia la catarsis que a la reflexión o espero que una lleve a lo otro.  Antes me resultaba algo ilógico que las emociones tuvieran efectos en el cuerpo. Somatizar el estado de ánimo en enfermedades y lesiones que a veces puede tomar años curar.  Las emociones no necesariamente tienen que ser negativas, a veces simplemente están ahí almacenadas y  no hablarlas o expresarlas genera los males. Hoy pienso que esa teoría es muy cierta, no hay mejor remedio que identificar las emociones y expresarlas en el momento en que surgen. Negarse emocionalmente tiene el efecto de una válvula de escape, eventualmente explotará y saldrán, pero no de la manera correcta.

La doctora Candace Pert hace alusión a esto en su texto, Molecules of Emotion: The Science Behind Mind-Body medicine. Apunta que con el solo hecho de hacer consciencia de las emociones el cuerpo libera la energía que lo puede llevar a la sanación. No es necesario andar diciendo al mundo todo lo que sentimos, podemos empezar con el simple hecho de conocernos, reflexionar sobre los hechos que nos aquejan e identificar así nuestras emociones. Estas pequeñas acciones servirán para prevenir muchas lesiones, accidentes y enfermedades.

Todo esto para decir que tengo miedo. Me da miedo no lograrlo, me da miedo la confrontación conmigo misma y me da miedo que la mente me gane.  No lo había querido ver. Ahora lo veo con claridad, no hay nada que no me tenga alineada con mi objetivo, he hecho todo lo necesario y aunque me da mucha confianza, no dejo de ser realista.  Creo que  aceptar este miedo me ayuda a resolver mejor las cosas a darle su valor y sobre todo adelantarme un poco a lo que pueda pasar. Sin embargo lo más importante será estar en el presente, sin pensar en lo que falte. Estar positiva a veces ayuda más a resolver que la anticipación de algo que ni siquiera sabemos si va a pasar. Está bien identificar las emociones sin negarlas pero procurar no darle tanto espacio a las negativas solo dejar que pasen.

Twitter @reginakuri

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