Quien busca tener mejor vida debe empezar por generar acciones positivas hacia sí mismx.   La calidad de vida no solo  se da adquiriendo o comprando cosas, tampoco necesariamente vivir cerca del trabajo o tener comodidades. La calidad  de vida debe darse primero en el interior de cada persona. Hay que procurar generarla y alimentarla. Tampoco se trata de ir repartiendo dinero a lxs necesitadxs ni haciendo obras de caridad, aunque  realizar ese tipo de acciones pueden influir en que nos sintamos mejor con nosotrxs mismxs, pero no lograrán crearnos ese bienestar genuino y sustentable.

¿Cómo accionar positivamente? A veces creemos que las acciones deben tener efectos impresionantes y rápidos. Como hacer una dieta y esperar que se pegue la piel al músculo y rebajemos esos 5 kilos que nos sobran en tan solo un par de semanas. Todxs sabemos que así no funciona. Pero es peor lo que ese “no funciona” provoca en la mente. Frustración y resistencia. Lo que empieza con una buena intención termina con enojo y resentimiento personal. Al cumplimiento de las dos semanas ya no nos queda ninguna reserva de motivación y menos al darnos cuenta de todo el camino que falta para lograr el objetivo inicial. Al final algo positivo puede acabar siendo negativo.  Accionar positivamente tiene que ver con pequeños pasos en tiempo presente. No ver hacia el futuro sino concentrarnos en el momento. Por ejemplo, comer bien, tratar de no desvelarse, hacer ejercicio o al menos caminar o subir las escaleras. Buscar equilibrio y que esas pequeñas acciones vayan ganando terreno y se conviertan en hábito. La intención no es ni adelgazar, ni volvernos iluminadxs y mucho menos ultrasanos, es simplemente buscar sentirnos mejor.  Mejorar la autoestima a través de acciones que nos limpien la cabeza de tantos juicios hacia nosotrxs mismxs. Pensamientos positivos harán acciones positivas y viceversa.  Cuando los pensamientos acompañan a las acciones en la congruencia, los resultados  son verdaderamente impresionantes. Quizá no lo sean a simple vista, pero el hecho de acumular momentos buenos y reconocernos esos pequeños logros, nuestra manera de pensar y sobre todo el dialogo interno se hará mucho más amable.

Si nos hablamos bien nos haremos bien desde el fondo del corazón y las acciones que nos cuesten más trabajo de pronto se harán más sencillas.

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