El año 2020 será recordado como el año de la Pandemia por el virus SARS-Cov2, en efecto la mayoría de países y territorios del mundo han sufrido los embates de este flagelo y no sólo desde la penosa perspectiva de la mortalidad generada entre la población, sino además por los efectos que dicha pandemia ha dejado sobre las economías de todos estos países.

A la fecha, según publicaciones de la Universidad de Oxford; se tiene un acumulado de casos confirmados superior a los 48 millones y más de 1 millón doscientos treinta mil muertes.

Igualmente en América Latina el impacto en la caída del Producto Bruto Interno entre los países más afectados fluctúan entre un -5.4% en Brasil y un 12 a 12.3% para Perú y Argentina respectivamente.

Por el momento, las únicas intervenciones que han demostrado disminuir la propagación del virus, son las intervenciones no farmacológicas, como el uso de mascarillas, distanciamiento social, lavado de manos frecuente, identificación temprana de los casos, seguimiento de los mismos y aislamiento de los contactos. Sin embargo, los países en general han tenido un éxito leve y moderado en la contención.

La comunidad científica mundial viene haciendo todos los esfuerzos para obtener una respuesta efectiva a esta enfermedad. Los primeros esfuerzos se dieron para autorizar por emergencia y de manera compasiva el uso de medicamentos que aún no habían reunido todas las condiciones para ser recomendadas para tratamiento, mediante evidencia de nivel de evidencia 1 y grados de recomendación A. Sin embargo, dichos tratamientos fueron recomendados y aceptados en los países dada la urgencia de tener la posibilidad de un arsenal farmacológico para enfrentar al virus.

En la misma dirección, la comunidad científica internacional inició el desarrollo de vacunas (lo cual a todas luces es la única solución permanente a la pandemia) y de manera simultánea laboratorios como, el Instituto Gamaleya de Rusia, Astra Zeneca, Pfizer, Novovac, Sinopharm, entre otras iniciaron el desarrollo de sus vacunas.

Todos estos desarrollos han logrado pasar las fases I/II de estudios y han iniciado la fase III. Dentro de todas estas opciones, la vacuna Sputnik V desarrollada por el Instituto Gamaleya (institución de muy alto nivel científico y larga trayectoria fundada en el año 1891) es la que lleva la delantera. Está en fase III con 40 mil voluntarios y sus resultados preliminares podrían estar publicándose a mediados del mes de noviembre del 2020.

Probablemente sea la primera vacuna en ser aplicada fuera de Rusia en apoyo a otros países. En América Latina, Argentina ya dio el primer paso en resguardo de la salud de su población y probablemente sean los primeros en iniciar la vacunación.

Esperamos con mucha esperanza el éxito de la vacuna Sputnik V, en los países en los que se empiece a aplicar y que otros países se sumen a este esfuerzo mancomunado sin prejuicios ideológicos o geopolíticos, porque esta es una lucha común a la cual todos debemos aportar, independientemente del lugar de donde provenga la solución.

Exviceministro de Salud de Perú

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