Los comicios del pasado 6 de junio fueron históricos por diversas razones, por el número de cargos a elegir, por el tamaño del padrón electoral, por la continuidad del proyecto de Nación del presidente Andrés Manuel López Obrador, y por la participación política de las mujeres, entre otros aspectos. Sin duda alguna, son muchas las aristas desde donde se puede analizar el proceso electoral 2021 y sus resultados; no obstante, es de fundamental importancia destacar que las mujeres dimos un paso más en aras de alcanzar la igualdad sustantiva para nuestro avance democrático.

Para constatar lo anterior, basta con señalar algunos datos de los que ya podemos disponer al revisar las páginas de los institutos electorales federal y estatales. Por lo que hace a las gubernaturas, sólo ocho mujeres han asumido el cargo en 42 años; ahora y como resultado de este proceso electoral, habrá otras seis como titulares de los Poderes Ejecutivos estatales, es decir que 40 por ciento de las quince gubernaturas disputadas fueron ganadas por mujeres, lo cual en gran medida fue posible gracias al impulso y compromiso de la presidenta de la Comisión de Igualdad de Género del Instituto Nacional Electoral, Carla Humphrey.

Lo anterior significa que junto con la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, las mujeres gobernarán en siete entidades, lo que equivale a 21.8 por ciento a escala nacional. Cifra que no podemos pasar por alto, ya que es el resultado de una larga y continua lucha que se ha mantenido viva cada día, generación tras generación.

En cuanto a las trescientas diputaciones federales, de manera preliminar sabemos que ganaron la contienda unas 145 mujeres, los que equivale a 48.3 por ciento; y aproximadamente un tercio de las capitales del país también tendrán gobiernos municipales presididos por mujeres.

La nueva composición de las Legislaturas locales muestra una tendencia favorable para alcanzar la paridad, en tanto que, en las presidencias municipales, ayuntamientos, sindicaturas, regidurías y concejalías, se vislumbra un avance significativo en esta materia.

La lucha de las mujeres en México ha tenido su mejor expresión en las diversas reformas al marco jurídico y a las políticas públicas que se han impulsado desde hace varias décadas. Más allá de filias y fobias políticas, hay que reconocer que las mujeres de todos los partidos e ideologías han librado la batalla desde cada una de sus trincheras para hacer posible lo que hoy es una realidad.

Por supuesto que el avance democrático de las mujeres no se agota en las urnas; sin embargo, es indudable que es un importante referente y una conquista fundamental para lograr que desde el poder público, permee a la esfera privada en cada una de sus ramificaciones la igualdad sustantiva y el principio de paridad.

Afortunadamente, hemos trascendido el antiguo, aunque importantísimo sistema de cuotas de género, y con éste, la mala práctica de tener algunos rostros de mujeres en el escaparate político sólo para cumplir al menos con una parte de los porcentajes establecidos. De lo que se trata es de que las mujeres ocupemos la mitad de los espacios porque representamos más de la mitad de la población, porque es nuestro legítimo derecho y porque contamos con los elementos necesarios para ejercer cualquier cargo.

Además, porque la vida pública, privada y nacional, se enriquece al contar con la visión de quienes constituimos 51 por ciento de la población; en otras palabras, no sólo llegan más mujeres al poder, sino también nuevas maneras de entender y atender la realidad, nuevas formas, entendimientos y culturas. Ésa es justamente la riqueza de la pluralidad democrática.

Estoy convencida de que lo que en este proceso electoral hemos conquistado las mujeres, en gran medida se debe a la conformación del nuevo régimen político. Afirmo lo anterior sin ningún sesgo partidista, pues es de sobra sabido que los gobiernos emanados de los movimientos de izquierda en todo el mundo han atendido con mucho mayor énfasis la agenda de género. La renovación de los hombres y las mujeres que ostentaban el poder fue crucial para caminar con pasos más firmes en el establecimiento de la paridad en los tres Poderes y niveles de gobierno, incluidos los órganos autónomos, tanto a nivel constitucional como legal; así como la tipificación de la violencia política hacia las mujeres en razón de género.

La forma es fondo, la vida humana está hecha de palabras y símbolos, por eso ha sido tan importante la inclusión de un lenguaje no sexista en las leyes y el discurso público; asimismo, el hecho de que el actual gobierno, a pesar de que no existía el mandato legal, iniciara con un gabinete paritario, resultó fundamental para la causa feminista. Hoy existen tres posiciones clave en el ámbito del poder público: las secretarías de gobernación, de energía y de seguridad, mismas que se antojaban inimaginables para ser ocupadas por mujeres en 2017.

Tenemos actualmente y por primera vez un Congreso de la Unión paritario en sus dos Cámaras, y seguramente lo volveremos a tener a partir de septiembre, lo que nos permitirá continuar impulsado reformas y políticas públicas en beneficio de todas las mujeres, particularmente ahí en donde las desigualdades son más evidentes como el ámbito laboral, agrario, sanitario, educativo e incluso en los propios hogares.

A diferencia de años anteriores, un alto porcentaje de las mujeres que obtuvieron el triunfo electoral pertenecen a una nueva clase política que representa diversas generaciones y sectores poblacionales, hecho que tampoco debemos perder de vista, toda vez que ello, será el parteaguas que dará paso a nuevas y mejores realidades para las niñas, las adolescentes, las mujeres y las adultas mayores.

Como acertadamente escribió Isabel Allende en “Mujeres del alma mía”, el feminismo ha sido una revolución profunda y duradera, afecta a la mitad de la humanidad, se ha extendido y tocado a millones y millones de personas y es la esperanza más sólida de que la civilización en que vivimos puede ser reemplazada por otra más evolucionada.

Celebro que en este proceso electoral 2021, las mujeres se cuentan entre las grandes ganadoras, lo cual nos coloca cada vez más cerca de la verdadera democracia y de la justicia social.

Paola Félix Díaz
Titular del Fondo Mixto de Promoción Turística de la CDMX;
activista social y exdiputada federal.

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