La comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) hoy se cuestiona para saber cuál será el candidato idóneo que garantice que su plan de trabajo permita realizar cambios y mejorar la institución, es decir, primero, seguir consolidando la docencia y la investigación, pues el desarrollo en ambas actividades académicas distingue a la Universidad de otras instituciones.

Segundo, será relevante fortalecer la vinculación entre la Universidad y la sociedad, pues es urgente que la institución responda a los problemas y necesidades de los mexicanos, todo esto con una interlocución sólida que posibilite el diálogo al interior de la comunidad. El diálogo con la comunidad universitaria ha servido de palanca de transformación para los cambios en la vida de la institución, sin soslayar que la importancia de la interlocución de la UNAM con el gobierno federal siempre ha sido determinante para construir relaciones de armonía o conflicto, independientemente de su autonomía.

Ante el proceso de nombramiento del rector de la UNAM se han manifestado tres aspirantes: Angélica Cuéllar Vázquez, directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS); Enrique Graue Wiechers, actual rector de la UNAM; y Pedro Salazar Ugarte, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ). Los tres tienen una impecable trayectoria de trabajo académico, sin embargo, la Junta de Gobierno determinará quien dirigirá la institución en los próximos 4 años.

Entre los tres aspirantes se puede reconocer que Cuéllar Vázquez ostenta una mayor legitimidad como interlocutora si consideramos que es reconocida políticamente como neutra, lo que advierte

una mayor capacidad de diálogo y negociación con las autoridades federales, así como con las distintas expresiones que se manifiestan al interior de la institución.

La directora de la FCPyS ha planteado que fortalecerá las políticas para mitigar las causas de las desigualdades de género por lo que la prevención y erradicación de la violencia de género o cualquier forma de discriminación en la Universidad serían su prioridad en caso de ser electa para la rectoría.

A Graue Wiechers se le identifica como un funcionario que ha mantenido en equilibrio a la Universidad en el nuevo entorno político, sin embargo, es refutable este posicionamiento, pues el equilibrio no necesariamente garantiza el cambio, resultaría preocupante que una institución esté en condición de estancamiento y posible retroceso ante la falta de discusión y diálogo con la disidencia crítica que es constitutiva de la Universidad y que ésta no siempre se mantiene en los cauces de armonía.

El actual rector aseguró que no hay riesgo de que el gobierno intervenga en el proceso de elección, pues subrayó que es respetuoso de la autonomía en la Universidad. No obstante, esto no garantiza que el funcionario sea un interlocutor viable ante las relaciones de colaboración que se mantengan con el gobierno federal, pues preocupa a la comunidad su cercanía con el ex rector José Ramón Narro Robles, quien recientemente participó por la dirigencia nacional del PRI.

En cuanto a Salazar Ugarte, se le respeta como un jurista sobresaliente, no obstante, su paso por la Universidad es más reciente y no se formó en las aulas universitarias. El director del IIJ forma parte del grupo selecto del consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, por lo que de llegar a la rectoría las relaciones entre la UNAM y el gobierno federal podrían ser ásperas con repercusiones para las negociaciones del presupuesto en los próximos cuatro años.

Es necesario que en este ejercicio la comunidad universitaria se involucre y asuma su responsabilidad en un proceso de cambio que no se puede postergar.

Académico de la UNAM

Google News