Imparables, cantaba una campaña de la marca deportiva Nike hace un par de años. Así seguimos y así seguiremos. Mientras se abran, no 267 carpetas de investigación por homicidios dolosos a mujeres (como en abril pasado, registrando así el número más alto desde 2015), sino con que se abra una sola. No pararemos. Que le quede claro al presidente, que le quede claro a los empresarios, a los banqueros, a los gobernadores de Morena y otros partidos. Que les quede claro a todos los grupos de poder. Nos tome lo que nos tome.
No solo porque somos mucho más conscientes, no solo porque hicimos historia el pasado 8 de marzo, no solo porque es un momento de no retorno a pesar de los pesares, no solo porque el propio AMLO nos ha convertido en blanco de sus reacciones, de sus negaciones tan primarias, sino porque el futuro de este país está en nuestras manos.
Las mujeres en México (según datos del INE) representamos mayoría del padrón electoral. El 52%. Más de 46 millones de mujeres tenemos una credencial para votar, frente a 43 millones de hombres. Y no importa si nos confundimos y no nos llamamos feministas, y no importa si no somos “abortistas”, y no importa si no fuimos parte del 57% que paró el pasado 9 de marzo. Lo que importa es que todas las mujeres estamos a favor de la equidad, lo que importa es que todas las mujeres estamos a favor de los derechos que tenemos como seres humanos. Evidentemente, todas las mujeres estamos a favor de nuestras vidas. Y quien sepa dimensionarlo, verlo, entenderlo y atenderlo será quien gobierne este país. Hombre o mujer, no importa.

Sí, las mujeres en conjunto son, somos la posibilidad más real y fuerte de oposición ante un gobierno que nos niega.
Mientras el presidente resuelve su percepción de sentirse atacado y mientras siga negando la realidad, la realidad es que las mujeres le vamos poniendo más atención al asunto, y también más atención a cada detalle. Mientras las mujeres que trabajan para el presidente no logren (sin decir que no lo intentan) poner agenda suficiente para abrirnos camino en la justicia, seguiremos empujando. Y esto por la simple razón de que aquella percepción contrasta tremendamente con nuestras vidas. “Cuenta hasta diez”, dice una más insultante que ocurrente campaña de la Secretaría de Gobernación en la que aparece una mujer levantando los brazos a manera de hartazgo, y agrega un “Cuenta con nosotros. Llama al 911”. Justo lo que ya no tenemos es paciencia, señor gobierno. Justo, no sé si no se dieron cuenta durante las últimas marchas, que ya no podemos quedarnos contando hasta diez, que ya no queremos quedarnos contando hasta diez. Twitter estalló con este detalle que asume que a las que hay que calmar es a las mujeres. El clásico machista “pinches histéricas” y “locas”.
Ese 52% del padrón va sumado a nuestra injerencia en la economía: las mexicanas aportamos 45.5% de la fuerza laboral y generamos 37% del PIB, aunque a AMLO le tenga sin cuidado el PIB. Va sumada también nuestra presencia en redes sociales (47%). Y sumados los grupos feministas desde distintos lados del país, mismos que han entendido el poder que tienen las movilizaciones sociales.
Alice Evans, académica en Desarrollo Internacional del King’s College London, asegura que el activismo sostenido en América Latina ha tenido un efecto positivo en la desigualdad. “La clave aquí son las ‘percepciones normativas’: nuestras creencias sobre lo que otros piensan y hacen. Si nunca vemos resistencia, podemos suponer que otros aceptan el statu quo. Entonces nos volvemos abatidos y reacios a movilizarnos”, argumenta. Y sumado al activismo está la urbanización y la conexión, que han permitido bucles de retroalimentación positiva. “Al ver a sus pares presionando por el cambio, las personas pueden tener más confianza en la posibilidad de resistencia colectiva y unir fuerzas”.
La realidad es que las mujeres mexicanas, aunque con rezago educativo, digital, salarial, en posiciones de liderazgo, en justicia, en consecuencias de la crisis del Covid, esperamos mucho más de nuestro gobierno. La realidad es que estamos cada vez más politizadas y seremos oposición hasta no lograrse la equidad.