En este período de reflexión y veda no es posible escapar a la conclusión de que las campañas electorales que acaban de finalizar fueron extraordinarias. Por desgracia no para bien.

En 2021 hemos atestiguado que el proceso electoral más grande y complejo de la historia de México ha sido acompañado de violencia, ridículo y confrontación en grados tales que es difícil encontrar situaciones iguales en los 21 años desde que inició la democracia electoral a nivel nacional.

Por esto es necesario, y urgente, recordar lo que las campañas, en general, nos dejaron antes de acudir a ejercer nuestro derecho al voto. Aquí algunos aspectos destacados:

Mucho ruido y pocas nueces. - Al parecer, todos los partidos y sus asesores entienden por política algo semejante al showbizz. No importa qué prometemos, cuáles son nuestras ideas, qué nos hace diferentes y mejores como opción de gobierno sino cuanto ruido y que tantos likes obtenemos. Así pudimos ver que en lugar de programas y propuestas las campañas nos entregaron videos con viejas estrellas de rock; bailes ridículos donde larguiruchos sucandidatos emulaban el ligue de Mauricio Garcés; campañas donde se usaba a Superman, Lady Gaga o Zack Efron (falsos y editados por supuesto) para llamar la atención y llenar el vacío que produjo la falta de debate.

La parte más preocupante es que no se vio una reacción real de los electores solicitando lo contrario, dejando claro que tenemos los candidatos que nos hemos buscado.

El presupuesto como arma política. – Uno de los aspectos menos comentados y más peligrosos para el futuro democrático del país es la forma en que diversos poderes ejecutivos locales han decidió usar el presupuesto de los OPLE como un arma de presión política.

El INE alertó de más de una decena de institutos estatales que habían sufrido recortes en su presupuesto tan severos que comprometían su capacidad para garantizar la organización de las elecciones en sus entidades.

De igual forma, en diversos casos, como el de la CDMX, se ha negado de forma sistemáticamente la entrega de ampliaciones que se han solicitado por el aumento de gastos durante los procesos electorales.

En la capital del país, caso emblemático, esto ha amenazado la existencia misma de los institutos al dejarlos en una bancarrota efectiva, puesto que esta cantidad es semejante a la que se solicitó desde 2020 y se les negó sin mucha explicación por parte de las autoridades políticas de la CDMX. En el caso de la capital el tema ha escalado en tal forma que ha llegado hasta los corredores del TEPJF y la SCJN sin que se garantice el funcionamiento del IECM.

En este caso las campañas dejaron en claro que muchos gobernantes no poseen la voluntad y ánimo democrático que tanto les gusta presumir en los discursos por lo que hay que cuidar las frágiles instituciones que hemos construido.

El traje nuevo del presidente. – La historia pareciera hacer bucles, llevándonos a puntos muy cercanos al pasado. En el caso de los presidentes podemos ver que, tras la presidencia monolítica del pasado, se vivió un proceso de décadas en el que se buscó acotar al primer mandatario y evitar así intervencionismos en las elecciones. Por desgracia, queda claro que no existen los mecanismos ni leyes necesarios para que esto no suceda.

Tratando de convertir a México en un país de una sola voz, la persona en la titularidad de presidencia de la república no tuvo empacho en violentar las leyes que él mismo impulso para combatir el fraude. De esta forma, más allá de traiciones a su propio ideario, podemos hablar de la debilidad del estado y las normas para acotar los deseos y caprichos de quién ocupe la silla del Águila.

De paso aprendimos que el poder en México se sigue viendo como una guerra y no una oportunidad de impulsar al país en su conjunto a través de propuestas, planes y programas que se puedan debatir al calor de las campañas.

Su nombre es peligro. - La violencia política no es algo nuevo. Pese a los discursos de autoridades diversas, desde presidencia hasta el INE, en los que el país se encuentra en calma y las elecciones transcurren con tranquilidad, la verdad es que los dos últimos procesos federales tuvieron la violencia como protagonista.

Tal parece que nos hemos acostumbrado tanto a la muerte y las masacres como pueblo que, sin importar nuestro credo político, no nos mueve demasiado que una candidata reciba un impacto de bala en plena arenga con sus seguidores o un candidato caiga ejecutado mientras reparte volantes o las decenas de levantones que aspirantes, candidatas y candidatos sufrieron.

La muerte y la violencia se han democratizado a tal punto que ni los políticos, vistos como seres de otro universo por muchos, han podido escapar de ellas.

Mañana cuando vayamos a las urnas votemos con convicción y decisión, pero sin alegría. Las campañas han profundizado las distancias entre nosotros y nos han mostrado el nivel de nuestra clase política, vieja y nueva.

Sin embargo, está en nosotros recuperar el terreno involucrándonos, dialogando llegando a puntos medios de acuerdo, informándonos y votando. Porque la gran lección positiva que nos dejaron las campañas es que nos necesitan y que el voto es nuestra arma.

¡Todos a votar!

@HigueraB
#InterpretePolitico

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