En el marco de las “fake news” recientemente en redes sociales se difundió qué en Dinamarca “toda persona que recibe algún tipo de ayuda social está inhabilitada para votar”, lo cual es una gran mentira, pues desde 1961 se eliminó oficialmente de la ley danesa la denominada "Ayuda para los pobres", por lo que hoy en día todos los ciudadanos daneses que tienen residencia permanente en Dinamarca, Groenlandia o las Islas Feroe y tienen al menos 18 años de edad pueden votar, a menos que estén bajo tutela.

Pero el anterior supuesto muchos lo dieron por cierto y como siempre pasa en México algunos empezaron a especular sobre la pertinencia de algo así en nuestro país.

De acuerdo al Padrón Único de la Secretaría de Bienestar a diciembre de 2018 el número de beneficiarios es de 76,594,924, si bien no todos los beneficiarios cumplen con el requisito de edad para votar y suponiendo que la mitad de ellos sí, estaríamos hablando que unos 38 millones de personas no hubieran podido votar en las últimas elecciones, los cuales seguramente forman parte de los casi 57 millones de electores que participaron en la elección federal para la Presidencia de la República.

En México todos los ciudadanos mayores de 18 años, con modo honesto de vivir, tienen derecho a votar, siendo los únicos requisitos, estar inscrito en la lista nominal y contar con la credencial de elector, cualquier otra característica diferente a estos requisitos implicaría una restricción sin cabida, el voto perdería una de sus grandes características, el ser UNIVERSAL, es decir, es para toda la ciudadanía, consagrado en la Convención Americana como un derecho humano.

En México, todo lo referente a los programas sociales viene acompañado de la frase “Este Programa es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido el uso para fines distintos a los establecidos en el programa.” Sería ridículo tratar de ocultar que aún y con dicha frase muchas veces, si no es que la gran mayoría y sin importar el partido en el poder, los programas sociales y los padrones de beneficiarios han sido usados con fines estrictamente electorales. Pero el pueblo aprende, la ciudadanía evoluciona.

La gente ha aprendido a decir si a la hora de recibir y votar con total libertad por la opción política de su preferencia, una muestra de lo anterior es el gran porcentaje de alternancia en todos los niveles de gobierno, de no ser así, seguiría la hegemonía de antaño.

No nos dejemos llevar por noticias y rumores falsas, la democracia en México se fortalece voto a voto, se consolida en cada elección y con el respeto de ganadores a los derrotados y con el reconocimiento de estos últimos por los resultados.

Si te ofrecen, acepta, el sufragio es un acto personalísimo donde solo uno mismo y su conciencia saben lo que hicieron.

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