Desde una presidencia fallida de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ministro Zaldívar, fiel a su estilo personal y sus ambiciones, apoyó públicamente a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México con un tweet en el que informa que se reunió con ella en sus oficinas el jueves 12 de mayo para manifestarle “su gratitud y reconocimiento por su sensibilidad y compromiso en favor de los derechos humanos de las mujeres más vulnerables”. Anexa una foto en la que ambos se muestran sonrientes.

En febrero pasado, Zaldívar en la presentación de su biografía jurisprudencial -un acto de autoelogio- declaró que había recibido presiones del gobierno de Calderón, a través de Fernando Gómez-Mont, y amenazas de sus compañeros ministros en una operación de Estado para modificar el sentido de su proyecto sobre la Guardería ABC, en Sonora, donde murieron 46 niños. Esta afirmación ameritó un desmentido del exsecretario de gobernación que la calificó de “un ejercicio de soberbia que todo lo falsifica” y señaló que eso era delicado tratándose de un ministro que aspiraba ser el mejor de la historia (El Milenio, 23-02-22).

El proyecto de Zaldívar estuvo en minoría porque -según Gómez-Mont- lo elaboró “a escondidas porque alega de un temor frente a una situación absolutamente inexistente”, como también sucedió con la supuesta gran reforma que impulsó en 2021 sin tomar el parecer del Pleno de la Corte y que tuvo como resultado que el Congreso, espontáneamente, ordenara la ampliación de su mandato.

Además, no obtuvo el voto mayoritario porque la tesis que lo sostenía era un absurdo jurídico-administrativo y partía del argumento de que el Director General del IMSS era responsable de la muerte de los niños porque era el superior jerárquico encargado de la supervisión de este instituto sólo por el hecho de ser quien había suscrito los contratos de subrogación de todas las guarderías en el país.

Si Zaldívar fuera congruente con su propia biografía jurisprudencial no reconocería como defensora de derechos humanos a la Dra. Sheinbaum, quien conforme al criterio que él sostuvo en el proyecto de la Guardería ABC, es una homicida culposa por no haber supervisado correctamente a su subordinada, la directora del Metro, que en el momento de la tragedia de la Línea 12 también era la responsable del mantenimiento que nunca se hizo y que ocasionó la muerte de 26 personas, pero que puso en peligro la vida de millones.

La hipocresía es mayúscula cuando a casi medio año de concluir su gestión como presidente de la Corte se “percata” de las condiciones de vulnerabilidad de las mujeres presas en Santa Martha, que son condiciones que se reproducen en todos los penales federales y locales, y por la necesidad de obtener reflectores en el ocaso de su encargo fallido, decide hacer una visita insustancial y llena de demagogia a las procesadas y sentenciadas y prometerles lo que debió haber hecho desde el inicio de su mandato, hace tres años y medio. Hoy con sumo retraso ordena al director del Instituto de la Defensoría Pública Federal una estrategia de coordinación con todas las defensorías locales para asesorarlos en la protección de las mujeres encarceladas de menores recursos.

Después de la visita fuera de su competencia al penal, que aparenta ser excepcional y parte de su vida congruente con la defensa de los derechos humanos, se desagarra las vestiduras en un acto de fariseísmo laico y reconoce que no puede dar instrucciones a los magistrados y jueces federales respecto a los procesos penales que conoce.

La hipocresía es el estigma de la presidencia de Zaldívar. Defiende la autonomía e independencia del Poder Judicial de la Federación, pero se la vive en “desayunitos” con el Poder Ejecutivo. Declaró no querer la ampliación inconstitucional de su mandato, pero no se pronunció categóricamente contra ella hasta que se presentó el proyecto en contra de la misma.

Hipocresía es afirmar que defiende la institucionalidad y las decisiones del Pleno, pero propuso el proyecto de reforma constitucional a escondidas de sus pares.

Aboga por la profesionalización y nombramientos imparciales de jueces y magistrados, pero propone a sus colaboradoras directas, sin mayor mérito, para que fueran magistradas federales y consigue que las designen.

La hipocresía del presidente ha comprometido en decisiones trascendentes la independencia del Poder Judicial de la Federación y lo ha llevado a lo más bajo que puede caer un ministro cuando sólo le importan sus ambiciones, su propia trascendencia y los reflectores ante la opinión pública. Vale.

Coordinador Académico
Centro Virtual de Estudios de la Gestión Pública
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