Dentro de los muchos retrocesos democráticos que hemos observado a nivel mundial, este 2021 tiene una importante noticia para la región latinoamericana y para la democracia, me refiero al proceso constituyente que se está viviendo Chile.

Desde hace varios años se habla de la necesidad de una nueva Constitución en México, pero dicha tarea se ha postergado con una serie de reformas a la Carta Magna de 1917, de la cual poco queda, más allá del centralismo presidencial y algunos otros vicios como la permisividad del uso de las Fuerzas Armadas en asuntos de orden público. Así las cosas, tenemos una Constitución llena de parches y retazos, impuestos más por los intereses del gobierno en turno que por la realidad social.

Muchas voces se han alzado a favor de un nuevo pacto, Porfirio Muñoz Ledo ha sido un precursor de esta necesidad y el mismo presidente López Obrador, ha reconocido su importancia, pero considera que “no están las circunstancias” para ir a un proceso constituyente. Valdría la pena cuestionarse ¿cuáles son las circunstancias para decidir crear un nuevo marco normativo democrático y plural? ¿Se lo habrán preguntado los más de 1 millón y medio de chilenos que salieron a exigir un nuevo pacto?

En México, poco observamos las buenas prácticas de países latinoamericanos, las cuales se asemejan más a nuestro contexto y por tanto presentan hojas de ruta replicables a nuestra realidad.

Chile se ha caracterizado en los últimos años por su importante crecimiento económico, altos ingresos y una policía con los más altos grados de confiabilidad, de hecho, su presidente, Sebastián Piñera no dudó en llamarlo “un oasis en América Latina”. Sin embargo, las cifras macroeconómicas del país, no se han traducido en bienestar social, por el contrario, desde el fin de la dictadura de Pinochet y el retorno a la democracia se ha ido exacerbado la desigualdad.

El 18 de octubre del 2019 tras un alza del pasaje del metro de 30 pesos chilenos (0.90 USD aproximadamente), los chilenos salieron a las calles ocasionando un “estallido social” cuya consiga era “no son 30 pesos, son 30 años” refiriéndose al desgaste de un modelo económico que ha impactado en el crecimiento de la inequidad y ha agudizado las brechas de género, educativas, económica y sociales. La protesta iba más allá de la ideología política pues, en estos 30 años han tenido alternancia en el poder. Este movimiento de la sociedad que estuvo integrado por muy diversos grupos, como los estudiantes, las feministas, incluso las barras futboleras, logró presionar a la estructura política del país para dar paso a la realización de un plebiscito en octubre del 2020 en que la ciudadanía votó por el “apruebo” a la creación de una nueva constitución y manifestó su descontento con los políticos eligiendo que su nueva Carta Magna sea elaborada por una Convención Constitucional, un órgano que por primera vez en la historia será paritario y cuyos miembros serán 100% electos por la sociedad el próximo 11 abril, con la misiva exclusiva de redactar la Constitución que se pretende entre en vigor a finales del 2022.

Hay varios aspectos a tomar en cuenta del caso chileno, pero el mayor ejemplo que da a la región y especialmente a nuestro país, es la exigencia de un nuevo pacto social, de una nueva relación entre el estado y sus ciudadanos, en un marco democrático, incluyente e igualitario. Y, por otro lado, la demostración de que el impulso para transformar al estado mexicano y crear un nuevo pacto, debe de iniciarse en la sociedad. Difícil tarea lograr acuerdos en estos tiempos de polarización política y social, sí, pero no imposible.

No podemos esperar que la tarea de un cambio en la construcción del futuro de México, quede a consideración del grupo político, cuyos esfuerzos están en el mantenimiento del poder, más allá del partido al que representen.

#ChileDespertó fue el hashtag que marcó al movimiento social que desafió a la Constitución de Pinochet, al COVID, a la represión policiaca y a la “falta de circunstancias” para el cambio. Hoy, los chilenos están en la construcción de un nuevo pacto social, surgido del debate incluyente y democrático. ¿Cuáles son las circunstancias y cuándo se darán para iniciar el cambio? o ¿será que nuestros políticos, más que esperando están forzando un estallido en nuestro territorio, esperando que surja un #MéxicoDespertó?

@avzanatta 

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