Las cosas claras y el chocolate espeso

. No sé si ese dicho continúe en uso o si la modernidad se lo llevó entre las patas, como a tantas otras cosas; lo que sí sé es que, justamente, la claridad cada vez nos hace más falta. Desconozco si en el idioma inglés exista un refrán similar (seguramente sí), pero el significado del nuestro es tan claro que, con una simple traducción y una explicación de cinco minutos, bastaría.

Y es que a los señores de la International Board (ente encargado de regular al juego del futbol) les queda como anillo al dedo aquello de “no aclare que oscurece”. No es posible que, cada vez que le meten mano al reglamento, lo hagan más confuso. Hace 30 años era mucho más sencillo saber qué era penalti y que no. Hoy, es casi imposible.

El sábado en el Azteca

se marcaron dos penas máximas. Para mi gusto, ninguna de las dos fue penalti. Y ese es gran parte del problema: Mi gusto, o el gusto de usted, no debería ser considerado. Las reglas son reglas. Pasarse un alto está mal bajo cualquier circunstancia, la intención del infractor no importa. El reglamento de tránsito es claro. No se puede y tan, tan.

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Pero en el futbol todo es interpretable, a grado tal que el sábado ni los exárbitros (tipos que conocen el reglamento al dedillo) se pusieron de acuerdo. Para unos, las dos estuvieron mal señaladas, para otros una sí fue y la otra no, y para otros las dos fueron marcadas bien. ¿Si ni los que viven o vivieron de las reglas se ponen de acuerdo, qué nos queda a los demás?

Hace no sé cuánto tiempo escribí en esta colaboración que no era posible que 17 pinchurrientas reglas requieran de más de 130 cuartillas para ser explicadas. Y a eso hay que sumarle otras 75 hojas de dilucidación sobre los cambios realizados con respecto a la temporada anterior y los procedimientos a seguir por parte de los silbantes en la cancha.

¿Se imaginan si estos señores tuvieran que explicarnos los 108 artículos que componen al reglamento de tránsito de la Ciudad de México? Ni la Enciclopedia Británica tendría tantos volúmenes.

Y ya que todo en el futbol está librado a la interpretación, yo digo que ni los señores de International Board se pondrían de acuerdo con las jugadas que significaron los goles del duelo entre el América y el Cruz Azul . “Things clear, and thick chocolate”; listo, ahí está la traducción. Ahora, nada más falta que le llegue a los encargados de regular al juego.

Adendum. Knut

se deprimió con el nivel del juego entre América y Cruz Azul. No entiende que, aquí, no hay que ilusionarse.

futbol@eluniversal.com.mx

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