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Karla Romero, publicista de 29 años, reside en la Ciudad de México con su madre. En unos tres años, planea, empezará a vivir sola. Considera que para los jóvenes es complicado independizarse, pero también cree que si no se logra es por comodidad.

“Estamos en una época en la que es más cómodo estar con los papás que esforzarse y salir adelante solos. En parte fueron mis razones, pero tengo una empresa. Casi todo mi dinero lo invierto en ella, así que me es más fácil vivir con mi mamá, pese a que cubro mis gastos y parte de los de la casa, pero no es lo mismo que vivir sola”, refiere.

Romero agrega: “También estoy ahorrando para un inmueble. Creo que en México sí se dan algunas facilidades para que los jóvenes salgan adelante, aunque [es] muy complicado, por los trámites”.

Jair Salazar, de 26 años, es ecuatoriano. Entrevistado en la Ciudad de México, donde se halla de visita, comenta que vive con sus padres. En 2018 se había independizado, porque residía en otra ciudad del país andino. “Soy de Guayaquil y viví en Pichincha. La renta me costaba 130 dólares [alrededor de 2 mil 480 pesos]. No me fue difícil independizarme, porque estaba trabajando. Más que oportunidades por parte del gobierno, de lo que depende mucho es de la carrera, porque son distintos los ingresos”, afirma.

También influye que la costumbre en Ecuador es vivir con la familia hasta que te casas o estás comprometido, indica. Algunos se van a los 23 años, a los 25 o 32. “Yo ahorré, pero no para una casa, sino para un consultorio. Soy odontólogo”.

Los despidos laborales, las deudas y el deseo de “regresar a la comodidad” son algunas de las razones por las que los jóvenes vuelven con sus padres tras haberse independizado. En Estados Unidos, por ejemplo, desde principios de siglo los llaman boomerang kids.

“Es más cómodo estar con los papás que esforzarse y salir adelante”
“Es más cómodo estar con los papás que esforzarse y salir adelante”
“Es más cómodo estar con los papás que esforzarse y salir adelante”
“Es más cómodo estar con los papás que esforzarse y salir adelante”

Retrasar la independencia es una cuestión socioeconómica y cultural, puntualiza Rafael Arvizu, sociólogo de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.

“Te dicen que el nivel de vida está directamente relacionado al consumo. Las personas se han vuelto más dependientes del mercado y eso contrasta con lo que estamos ganando. En México se calcula que cuatro de cada 10 ganarían más de 12 mil pesos, y algunos sobreviven con 100 al día.

“En sí —resume— las personas que nacieron a partir de los años 80 no tienen una concepción de bienestar y su relación con el mundo real es de una sociedad que está permanentemente en crisis. Nos hemos habituado y creemos que nada va a cambiar. Por eso muchos ven conveniente vivir el presente sin pensar en el futuro. Ante la incertidumbre y precariedad laboral, es más fácil la comodidad y seguridad que da el vivir con los padres”.

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