En México, la apicultura es una de las actividades pecuarias de mayor relevancia. Se estima que anualmente la producción de miel supera las 58 mil toneladas y que el aprovechamiento integral de los productos deriva en un impacto económico para el país.

Uno de los productos con mayor posicionamiento es el propóleos que se compone con más de 300 fenoles y flavonoides, a los cuales se atribuyen propiedades antimicrobianas, cicatrizantes, antioxidantes y antiinflamatorias, entre otras que lo convierten en un elemento terapéutico.

Con el objetivo de establecer estándares de calidad para esa resina apícola, un grupo de académicos de las facultades de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán e Iztacala de la UNAM, así como de la Universidad Autónoma de Campeche, liderados por Tonatiuh Cruz Sánchez, impulsó la Norma Oficial Mexicana para la Producción y Especificaciones de Propóleos, recientemente aprobada por la Comisión Federal de Mejora Regulatoria (Cofepris) y publicada en la versión del Diario Oficial en octubre de 2017.

Esta propuesta surgió a raíz de la falta de regulación de este producto que es comercializado principalmente en tiendas naturistas. En su tesis de maestría, la docente de la FES Cuautitlán, Betsabé Rodríguez Pérez, expuso el establecimiento de pruebas de control de calidad que deben cumplir los propóleos mexicanos para su uso en la salud humana y animal, lineamientos que sirvieron como fundamento para el proyecto de la norma oficial.

A partir de este trabajo y como un requisito estipulado la Sagarpa, meses atrás los investigadores inauguraron el primer laboratorio de análisis de propóleos, espacio donde ponen al servicio de apicultores.

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