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Cuatro de las figuras más importantes del Partido Demócrata en el Congreso pidieron a los Departamentos de Justicia y de Estado de EU que investiguen la actuación de la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA) en dos operaciones en México en las que participó y donde podrían haber muerto entre 60 y 300 civiles mexicanos.

Los congresistas Eliot Engel y Jerrold Nadler, así como los senadores Dianne Feinstein y Patrick Leahy, solicitaron a los inspectores generales de ambos ministerios que investiguen “unas operaciones que plantean serias dudas sobre las prácticas de las Unidades Especiales de Investigación mexicanas formadas y financiadas por la DEA”.

Los hechos se remontan a los años 2010 y 2011, y salieron a la luz gracias a un reportaje de ProPublica del pasado mes de junio, que bajo el título “Anatomía de una masacre” cuenta cómo operaciones de la DEA desataron una oleada de violencia liderada por Los Zetas.

Según esa investigación, agentes de la fuerza especial mexicana financiada por la agencia antidrogas filtraron a Los Zetas los esfuerzos de la policía mexicana para descabezar al grupo criminal; como represalia, el grupo criminal arrasó Allende, Coahuila, y los municipios aledaños en marzo de 2011.

“La DEA se la jugó. Compartió información con una unidad de la policía mexicana que por mucho tiempo ha tenido problemas con filtraciones de información, aunque sus miembros han sido entrenados y aprobados por la DEA”, explicaba el reporte de ProPublica.

Los líderes de Los Zetas, conocedores de la traición, decidieron acabar con todo lo que estuviera relacionado con los delatores.

Un error del equipo mexicano, un año antes, había provocado que la misma organización siguiera a policías especiales hasta un motel en Monterrey, pero los confundieron con cuatro huéspedes y el gerente, a quienes tomaron como rehenes.

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