Ciudad de México.— Países latinoamericanos, entre ellos México, y organizaciones internacionales condenaron los ataques perpetrados por grupos paramilitares a estudiantes nicaragüenses la noche del viernes y pidieron al gobierno de ese país cesar la represión.

El gobierno de México expresó su “profunda preocupación” por la crisis que vive Nicaragua y condenó “el uso de la violencia y la represión en contra de estudiantes y civiles”.

“México condena el uso de la fuerza letal en contra de estudiantes y civiles que se encontraban en las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN)”, expresó en un comunicado la Cancillería.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) demandó a la comunidad internacional que exija al Estado de Nicaragua garantizar los derechos de su población, en el marco de la crisis sociopolítica que afecta a este país y que ha dejado al menos 351 muertos desde el pasado 18 de abril.

“Llamamos a la comunidad internacional a pronunciarse y exigir al Estado respetar y garantizar derechos de su población”, urgió Antonia Urrejola, relatora para Nicaragua en la CIDH, en un mensaje a través de Twitter.

Según el secretario ejecutivo de la CIDH, Paulo Abrão, parapolicías encapuchados se coordinaron el viernes en Nicaragua para reprimir “con violencia brutal a distintas localidades simultáneamente”, entre ellas la comunidad indígena de Monimbó, en Masaya, y a estudiantes que se encontraban atrincherados en un recinto y luego en una parroquia.

Asimismo, el gobierno de Chile instó a su similar de Nicaragua a reanudar el diálogo interno y terminar con la violencia contra los ciudadanos. En un comunicado, dijo que “observa con gran preocupación estos hechos y la falta de progresos concretos”.

Brasil también deploró los ataques perpetrados por las fuerzas de seguridad y paramilitares contra estudiantes y civiles alojados en la UNAN; mientras que el gobierno argentino consideró “inadmisibles las agresiones contra la sociedad civil, eclesiásticos y defensores de los derechos humanos”, y pidió al gobierno del país centroamericano restablecer la convivencia pacífica, el funcionamiento de las instituciones democráticas y el diálogo nacional.

A la condena se sumaron los senadores estadounidenses Bill Nelson y Marco Rubio. Nelson consideró intolerable la violencia perpetrada por el régimen de Ortega; en tanto, Rubio dijo que el pueblo estadounidense está del lado del pueblo nicaragüense, el cual merece que se escuche su voz.

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