La policía turca detuvo este domingo a una veintena de sospechosos yihadistas, a pocas horas de una Nochevieja marcada por la sombra del atentado que dejó 39 muertos el año pasado en una discoteca de Estambul.

El 1 de enero de 2017, poco después de la 01H15, un hombre armado con un fusil de asalto irrumpió en la célebre discoteca Reina de Estambul, donde mató a 39 personas e hirió a 79.

La mayoría de las víctimas eran extranjeros que celebraban la Nochevieja en esta renombrada discoteca, frecuentada por los turistas y personalidades famosas.

Ese ataque, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), fue un nuevo golpe duro para Turquía después de un año 2016 especialmente sangriento, marcado por un intento de golpe de Estado y numerosos atentados mortales atribuidos a militantes kurdos y al EI o reivindicados por ellos.

Desde entonces, no hubo grandes ataques en Turquía y las fuerzas de seguridad turcas realizan con frecuencia operaciones contra el EI.

En estas últimas semanas, cientos de personas sospechosas de estar relacionadas con el grupo yihadista, entre ellos numerosos extranjeros, fueron detenidas en todo el país. Las autoridades afirman que algunas preparaban atentados contra las celebraciones de fin de año.

Veinte personas sospechosas de estar vinculadas con el grupo EI, entre ellos 15 extranjeros, fueron detenidos antes del amanecer este domingo, informó la agencia de prensa Dogan. La prensa turca hablaba de unas 200 detenciones en los últimos días, 75 de ellas el viernes entre Ankara y Estambul.

Más de 40.000 miembros de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en Estambul -más del doble del dispositivo del año anterior- y las autoridades prohibieron las concentraciones públicas en varios barrios durante la Nochevieja.

Estas restricciones afectaron principalmente a la emblemática plaza Taksim de Estambul -en el centro del barrio europeo-, al animado barrio de Besiktas y al de Sisli, conocido por sus elegantes comercios y sus zonas residenciales.

Según la agencia estatal Anadolu, fueron desplegados policías vestidos como vendedores de castañas asadas o de boletos de lotería en Taksim para garantizar la seguridad.

La dirección de seguridad de Estambul anunció además el viernes la prohibición de vehículos pesados en varios barrios de la ciudad desde este domingo por la mañana hasta el lunes.

En Ankara, donde se desplegaron unos 9.700 miembros de las fuerzas de seguridad, se cortó la circulación en varias avenidas y los peatones eran registrados antes de poder entrar en ellas, anunció el gobernador Ercan Topaca.

Entre 700 y 800 personas se encontraban en la discoteca Reina la noche del ataque de 2016. Decenas de ellas se lanzaron a las aguas heladas del Bósforo para escapar de los disparos del atacante, que había logrado huir aprovechando el caos.

Las autoridades locales celebraron una pequeña ceremonia en memoria de las víctimas en el lugar del atentado, a la que asistieron unas cuantas decenas de personas, incluidos representantes de los consulados extranjeros.

"Esto no debió suceder nunca. ¿Qué hizo mi hermano de malo? Es incomprensible", se preguntaba Tarik Arik, cuyo hermano murió esa noche.

El presunto autor del ataque contra la discoteca, el uzbeko Abdulkadir Masharipov, fue detenido unos 15 días después y confesó los hechos.

Su juicio se abrió el 11 de diciembre en Silivri, cerca de Estambul, pero durante los cinco días de audiencia invocó el derecho a permanecer en silencio y sólo se expresó en contadas ocasiones.

En total, 57 personas son juzgadas en este proceso. Antes de aplazar el juicio al 26 de marzo, el tribunal ordenó la puesta en libertad bajo control judicial de siete de los 51 acusados encarcelados y el mantenimiento en prisión preventiva de los 44 restantes, entre ellos Abdulkadir Masharipov.

Este, que tenía 34 años cuando cometió el ataque, se enfrenta a 40 cadenas perpetuas, acusado de "homicidio voluntario" e "intento de derrocar el orden constitucional".

La discoteca Reina no volvió nunca a abrir sus puertas.

Fue parcialmente demolida en mayo bajo una orden de la alcaldía de Estambul por infringir las normas de urbanismo.

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