Ansioso por demostrar que está a cargo y trabajando, pero sin mojarse los zapatos, el presidente Donald Trump ofreció el martes garantías optimistas a los texanos afectados por los estragos de Harvey, al prometerles: “Vamos a ponerlos en operación de inmediato”.

Al inicio de su visita a Texas en Corpus Christi, soleada pero azotada por el viento, la caravana de Trump pasó frente a árboles caídos, señalamientos derribados y cercas maltrechas en su camino a un cuartel de bomberos para un informe con las autoridades locales.

“Esto fue de proporción épica”, declaró el mandatario al prometer que proporcionará asistencia para un modelo de recuperación. “Queremos hacerlo mejor que nunca. Queremos que en cinco o 10 años nos vean como ‘Así es como se hace’”.

Posteriormente, Trump se paró en una escalera entre dos camiones de bomberos y se dirigió a los cientos de asistentes reunidos en el exterior. “Vaya multitud. Vaya asistencia”, dijo Trump y agregó, “esto es histórico. Lo que sucedió es épico, pero ¿saben qué? Pasó en Texas, y Texas puede con cualquier cosa”.

Las optimistas garantías de Trump contrastan con las evaluaciones más mesuradas de las autoridades locales. “La recuperación es un proceso lento pero pueden estar seguros de que hacemos todo lo posible”, afirmó Brock Long, jefe de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias, quien estuvo con el mandatario.

Trump viajó con su esposa Melania y recibió aplausos al ondear una bandera de Texas frente a los asistentes en Corpus Christi. Dijo a los residentes que eran “especiales” y “los amamos”, pero no hizo referencia a los fallecidos o desplazados por la furia de la tormenta, tampoco visitó ningún centro de acogida para refugiados.

Posteriormente se trasladó a la ciudad de Austin, la capital de Texas, donde visitó el centro de operaciones de emergencia del estado.

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