El primer ministro libanés, Saad Hariri, anunció ayer por sorpresa su dimisión, a menos de un año de asumir el cargo. Acusó a la organización chiíta Hezbolá y a su aliado Irán de tener “el control” de Líbano y afirmó que teme por su vida.

“Tengo la sensación que algo se está gestando en secreto y que apunta contra mi vida”, dijo en un mensaje retransmitido por el canal de noticias de Al Arabiya, de Arabia Saudita.

Este canal informó, con base en fuentes que no identifica, que el jefe de gobierno libanés pudo salir ileso de un atentado que se produjo en los últimos días en Beirut.

Una fuente cercana a Hariri anunció que el primer ministro se mantendrá lejos del país por razones de seguridad y añadió que se prepara para iniciar una gira por el exterior para discutir la situación en el Líbano.

En su discurso, Hariri, de 47 años, atacó a la influyente milicia chiíta Hezbolá y a Irán, su patrocinadora, y dijo temer un atentado contra su vida.

“Hezbolá es el brazo de Irán, no sólo en Líbano sino también en otros países árabes”, insisitió. Advirtió que se cortará las manos a aquellos que han dañado a los países árabes.

Según la agencia oficial de noticias NNA, Hariri no dio su discurso desde Beirut, sino desde su país aliado Arabia Saudita, rival de Irán. El gobierno de Riad y el de Teherán respaldan a diferentes bandos en las guerras de Siria y Yemen. Agencias

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