Al menos 39 personas han muerto en los incendios forestales que devastaban ayer varias áreas de Portugal y de la vecina región española de Galicia, atizados por los fuertes vientos originados en el huracán Ophelia.

De acuerdo con el último balance de las autoridades, estos incendios dejaron 36 muertos en el centro y el norte de Portugal, en donde siete personas seguían desaparecidas, así como tres fallecidos en Galicia.

“Aún hay lugares a los que no han llegado los servicios de emergencia, así que el balance sigue siendo provisional”, avisó la portavoz de Protección Civil de Portugal, Patricia Gaspar. Entre las víctimas mortales confirmadas hay una bebé de un mes, añadió.

El cuerpo de la menor fue encontrado en el poblado de Tábua, a unos 200 kilómetros de Lisboa. Se reportó que los cuerpos de los padres fueron hallados cerca de ahí. Los funcionarios no dieron más detalles.

Las llamas también causaron 63 heridos, 16 de ellos graves.

Cruzando la frontera, en la región de Galicia, en el noroeste de España, miles más tuvieron que evacuar sus hogares, mientras los fuertes vientos del huracán Ophelia azuzaban los incendios a lo largo de la costa de la península ibérica en el Atlántico.

“Sufrimos una grave sequía y vientos muy fuertes azotaron ayer [domingo] el país por culpa del huracán Ophelia que pasó muy cerca”, indicó la ministra del Interior portuguesa, Constança Urbano de Sousa.

Cerca de 3 mil bomberos trabajaban en Portugal para intentar apagar los incendios, pero más de una treintena de focos “importantes” seguían activos y un número indeterminado de pueblos permanecían bajo la amenaza de las llamas.

El primer ministro portugués, Antonio Costa afirmó su determinación a que se eviten nuevas tragedias gracias a “reformas de fondo” para la gestión forestal y la lucha contra los incendios. “Después de este año, nada va a seguir como antes”, dijo.

El país ya había sufrido a mediados de junio el incendio más mortífero de su historia, que dejó un saldo de 64 muertos y más de 250 heridos, cerca de Pedrogao Grande.

En Galicia, las autoridades contabilizan hasta ayer una quincena de focos activos potencialmente peligrosos para la población.

Tras confirmar un balance provisional de tres muertos en su región, el presidente gallego, Alberto Núñez Feijoo, aseguró que la situación seguía siendo “muy preocupante” y anunció que Galicia tendrá tres días de luto.

Las autoridades de Portugal y España esperaban que la lluvia y el descenso anunciado de las temperaturas ayudara a detener la propagación de las llamas.

Los incendios no fueron los únicos estragos que causó Ophelia, que avanzaba por el norte de la costa española hacia Irlanda.

Sus remanentes provocaron ayer la muerte de al menos tres personas, después de tocar tierra en las Islas Británicas con rachas de viento de hasta 130 kilómetros por hora, causando cancelación de vuelos.

Las muertes se produjeron en Irlanda, donde decenas de miles de hogares carecían de electricidad y los militares fueron puestos en estado de alerta. Aunque los meteorólogos degradaron a Ophelia a ciclón postropical, el Grupo Nacional de Coordinación de Emergencias de Irlanda contra Tiempo Grave calificó la tormenta como “sin precedentes, con condiciones graves que amenazan la vida”.

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