Las fuerzas iraquíes tomaron ayer el control de la sede de la gobernación de la provincia de Kirkuk, sin tener que enfrentarse a combatientes kurdos, alcanzando en 24 horas buena parte de sus objetivos en esta región en disputa y desatando un éxodo de miles de personas. Esto es parte de una ofensiva contra zonas bajo control kurdo en el norte del país, en respuesta al referéndum independentista celebrado el mes pasado en esa región de Irak.

Mientras las fuerzas iraquíes llegaban ayer a la ciudad de Kirkuk, miles de personas huían de los barrios kurdos hacia el Kurdistán iraquí.

“Vivimos en paz, pero los políticos de Bagdad y Erbil se enfrentan por el control del petróleo y las víctimas somos nosotros, los habitantes de Kirkuk”, declaró Himen Chuani, de 65 años, quien huyó con su familia de esta ciudad de 850 mil habitantes, de los cuales dos tercios son kurdos.

“Nos vamos porque tememos que haya enfrentamientos” en la ciudad, dijo Chounem Qader, de 51 años.

Cientos de automóviles y camiones formaban largas filas en las rutas que llevan a las ciudades del norte, la mayoría de ellos con residentes kurdos. Mientras tanto, árabes y turcomanos iraquíes poblaron las calles de Kirkuk y cientos de ellos se reunieron alrededor del edificio de gobierno portando banderas iraquíes, como así también la enseña azul y blanca de los turcomanos.

Las tropas iraquíes también retomaron, casi sin enfrentamientos, un campo petrolero, una base y un aeropuerto militares. Los kurdos habían tomado varias posiciones en la provincia hace tres años durante el caos que generó la ofensiva del grupo yihadista Estado Islámico (EI).

Izando la bandera iraquí delante de la sede de la gobernación, de donde se retiró la bandera kurda, Bagdad quiso marcar la vuelta de su autoridad a esta provincia.

El comando militar conjunto iraquí comunicó además que sus tropas recuperaron 13 posiciones vitales a manos de los peshmerga kurdos, entre ellas varias rutas, una comisaría y una central eléctrica al sudoeste de Kirkuk, en donde las autoridades anunciaron un toque de queda en la ciudad desde las 19:00 horas de ayer hasta las 06:00 de la mañana de hoy.

Las fuerzas de seguridad penetraron también en la ciudad de Tus Jurmatu, al sur de Kirkuk, donde los enfrentamientos habrían dejado muertos y heridos.

La coalición internacional antiyihadista, que apoya tanto a Bagdad como a los kurdos en su lucha contra el EI, instó a ambas partes a “evitar una escalada” de violencia.

El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó que “la situación es complicada. No vamos a tomar partido” en la crisis, “pero no nos gusta el hecho de que se enfrenten”.

Con estas palabras, Trump reforzó la postura oficial de la coalición internacional liderada por Estados Unidos que pidió a ambas partes mantener la calma después de que el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, anunciara su intención de desplegar tropas en Kirkuk.

La jefa de diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, también hizo un llamado al “diálogo” y los ministros de Exteriores del bloque pusieron en marcha ayer una misión civil bajo la Política Común de Seguridad y Defensa en Irak.

Con esta ofensiva en Kirkuk, el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, reacciona al referéndum independentista, no reconocido por Bagdad, del 25 de septiembre en las regiones kurdas, que tuvo una abrumadora victoria para el proyecto separatista.

Tanto Bagdad como los países vecinos, Turquía e Irán, consideran el referéndum kurdo anticonstitucional, ya que temen que la existencia de un Estado independiente kurdo en el norte de Irak dé alas a las aspiraciones separatistas de las minorías kurdas en su propio territorio.

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