Arroyos de Mantua, Cuba

El presidente cubano, Raúl Castro Ruz, dejará su puesto el próximo jueves, lo que constituirá el disparo de salida a un cambio generacional en el gobierno que mantiene expectante al pueblo cubano, el cual pone altas esperanzas en la transformación que traiga el nuevo mandatario, pero advierte sobre la necesidad de garantizar la integridad de los logros alcanzados por la Revolución que en 1959 derrocó al gobierno de Fulgencio Batista.

Castro Ruz dejará el poder tras 12 años, pues cumplió dos términos de manera oficial y sustituyó por enfermedad a su hermano Fidel por dos años, antes de que entregara formalmente la presidencia en 2008.

Por primera vez desde que Cuba instauró su modelo socialista tras el triunfo armado de los “Barbudos”, un Castro Ruz no estará en la presidencia y tampoco lo hará un miembro de la llamada generación histórica, lo que supondrá un cambio sustancial en el manejo del país, donde la mayor parte del pueblo, a pesar de sus desencuentros, tiene un alto nivel de respeto hacia quienes pelearon en la guerrilla.

La transición generacional dictada por disposiciones recientes del Partido Comunista de Cuba (PCC) que ponen como tope los 70 años para ocupar altos cargos de dirección, tiene a los cubanos nadando entre dos aguas: por una lado, esperanzados en que el cambio traiga evolución en el país, y, por el otro, recelo de que los logros alcanzados hasta ahora por el modelo socialista se vengan abajo.

Ese sentimiento dual se respira en el país de punta a punta, comenzando por el pueblo de Arroyos de Mantua, un asentamiento pesquero de 3 mil 500 habitantes en la provincia de Pinar del Río. Aquí, a 315 kilómetros de La Habana, la población, en medio de sus calles polvorientas y una vida carente de lujos o excesos, está alerta sobre el proceso que viene y lo encara con pragmatismo.

“El próximo 19 de abril va a haber un movimiento que, como dijo el compañero Raúl Castro Ruz, dará la posibilidad de que asuman los principales cargos las nuevas generaciones. Casi siempre los cambios generan desarrollo. Hay figuras con el pensamiento y las ideas que nos legó el comandante en jefe, Fidel Castro. Los jóvenes están conscientes de la tarea que tienen y la única forma de seguir subsistiendo es defender la Revolución y apoyando a sus líderes”, dijo a El Nuevo Día el presidente del consejo popular de Arroyos de Mantua, Leonardo Castro Miranda.

Quienes recuerdan los años previos a la llegada de la Revolución, aseguran que esta zona tenía visos de arrabal, donde se vivía de la pesca, pero no había dispensario médico, escuela, carreteras o servicios básicos. Los residentes aseguran que, a pesar del aspecto modesto del pueblo, los avances han sido notables.

Esa añoranza por no perder lo conseguido es una preocupación de los ciudadanos, pues uno de los distintivos del sistema socialista cubano ha sido llevar a la población en las regiones más remotas del país servicios básicos de salud, educación, deporte, seguridad, alimentación e infraestructura, desde vial hasta eléctrica.

La pobreza es latente, pero el deporte, por ejemplo, es la principal fuente de orgullo de Arroyos de Mantua. De ahí han salido integrantes de los equipos nacionales de fútbol.

“La muerte de Fidel fue un golpe duro para los cubanos, pero tenemos que seguir su legado... A él le gustaba mucho el deporte y por eso en todas las actividades que realizamos está presente su pensamiento”, explicó la directora de deportes municipal, María Elena Riveiro Otero.

Esa idea de vivir sus días sin uno de los hermanos Castro Ruz en el poder suena extraña a muchos cubanos. La ausencia física de Fidel y la salida de la presidencia de Raúl, aunque prevalezca como secretario general del PCC, representan un cambio mayúsculo en el panorama social cubano. “Estoy convencido de que las cosas aquí van a cambiar, no sé si para bien o para mal. Vienen propuestas de trabajo, un mundo diferente”, expresó el pescador Oriván Zambrana Fiallo.

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